31-Diciembre
Luc 15:1-32
1 Todos los
recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle;
2 y los fariseos y
los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con
ellos.
3 Entonces El les
refirió esta parábola, diciendo:
4 ¿Qué hombre de
vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y
nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla?
5 Al encontrarla,
la pone sobre sus hombros, gozoso;
6 y cuando llega a
su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: "Alegraos
conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido."
7 Os digo que de
la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente
que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
8 ¿O qué mujer, si
tiene diez monedas de plata y pierde una moneda, no enciende una lámpara y
barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla?
9 Cuando la
encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: "Alegraos conmigo
porque he hallado la moneda que había perdido."
10 De la misma
manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador
que se arrepiente.
11 Y Jesús dijo:
Cierto hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de
ellos le dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me
corresponde." Y él les repartió sus bienes.
13 No muchos días
después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí
malgastó su hacienda viviendo perdidamente.
14 Cuando lo había
gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
15 Entonces fue y
se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a
apacentar cerdos.
16 Y deseaba
llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le
daba nada.
17 Entonces,
volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen
pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre!
18 "Me
levantaré e iré a mi padre, y le diré: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante
ti;
19 ya no soy digno
de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores.'"
20 Y levantándose,
fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió
compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó.
21 Y el hijo le
dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser
llamado hijo tuyo."
22 Pero el padre
dijo a sus siervos: "Pronto; traed la mejor ropa y vestidlo, y poned un
anillo en su mano y sandalias en los pies;
23 y traed el
becerro engordado, matadlo, y comamos y regocijémonos;
24 porque este
hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido
hallado." Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor
estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas.
26 Y llamando a
uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello.
27 Y él le dijo:
"Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado porque lo
ha recibido sano y salvo."
28 Entonces él se enojó
y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara.
29 Pero
respondiendo él, le dijo al padre: "Mira, por tantos años te he servido y
nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un
cabrito para regocijarme con mis amigos;
30 pero cuando
vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él
el becerro engordado."
31 Y él le dijo:
"Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.
32 "Pero era
necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste, tu hermano, estaba muerto y
ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado."
Se pierde una moneda, una oveja y un hijo. En los 3 casos se encuentra lo perdido y es necesario celebrar la recuperación.
Jesús cuenta estas historias porque hay un grupo que está volviendo al Pastor. Y no son la gentecilla buena, sino los despreciados publicanos, funcionarios que están sirviendo a los invasores (los romanos). Los buenos, los fariseos, no producen gozo porque no tienen necesidad de cambiar. Jesús dice, "habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento."