Texto de la semana Juan 10:1-18
El elegido de Dios para reinar sobre Israel era un pastor de ovejas en Belén, llamado David. Cuando nace el Heredero de David, Jesús, que va a reinar sobre el mundo, los elegidos de Dios para darle la bienvenida son pastores de Belén. Jesús a si mismo se considera pastor. Él vive y muere por las ovejas (Juan 10:11).
Cuando encontramos en el Nuevo Testamento la palabra "pastor" en singular, sólo hace referencia a Jesús (Mateo 9:36; 25:32; 26:31; Marcos 6:34; 14:27; Juan 10:2-16; Hebreos 13:20; 1 Pedro 2:25) con una mención de pastores (Efesios 4:11), que forman parte del equipo de entrenadores del equipo cristiano. Algunas versiones de la Biblia dicen, "obedeced a vuestros pastores" (Hebreos 13:17), pero una traducción más exacta sería "responsables". Sin embargo, cuando habla del "príncipe de los pastores" (Hebreos 13:20), allí sí, es la palabra "pastor" de ovejas.
En nuestro texto de la semana Jesús enfatiza la necesidad de un rebaño y un solo pastor (Juan 10:16). Las ovejas le escuchan y le siguen directamente. Se me ocurre un reto para los que somos considerados pastores cristianos: si a nuestras "ovejas" se les pregunta ¿Quién es tu pastor? y nos nombran a nosotros, entonces nos queda mucha labor todavía, capacitándolas (Efesios 4) para que sepan escuchar y seguir al verdadero pastor.
Bien sé cuanto habéis padecido,
Jesús, por mi pecado;
Sé que cruel muerte habéis sufrido,
Vos, por hacerme salvo,
Y de profundo amor movido,
Por mi recibisteis el daño.
Bien sé, Jesús, Pastor divino,
Que estáis subido en alto
Por llamar desde allí el perdido
Rebaño a vuestro lado,
Ya voy ahora a vuestro pasto.
Pastores muchos se han fingido,
Y a su grey me han llamado
Procaces, mas su intento impío
Ha mi alma despreciado,
Pues como os dais Vos, pastor mío,
Ningún pastor jamás se ha dado.
Lope de Vega