sábado, 8 de enero de 2011

Recursos Celestiales

Vitaminas (Lectura mínima)      Hechos 3:11-16
Menú completo                        Hechos 3
    Hay un hombre cojo a la puerta del templo. Es su costumbre. Nació cojo y le traen cada día pedir limosna. ¿Por qué no fue incluido entre los muchos que sanó Jesús hace pocas semanas en Jerusalén? Él también venía al templo cada día. Cada cosa en su tiempo. Jesús va a sanar a este hombre también pero lo hace mediante el toque de Pedro y Juan. Así se consigue una audiencia enorme para escuchar la predicación de Pedro. Así la gente que escuchó a Jesús y rechazó su mensaje tendrá una nueva oportunidad de arrepentirse y creer.
    El hombre se conforma con recursos terrenales. Lo que pide es algo que los apóstoles no tienen, dinero. Lo que recibe es algo que no le ha pasado siquiera por la cabeza, sanidad, la fuerza para andar y saltar, todo lo cual ejecuta en el acto. Resultado: mucha atención por parte del público para que Pedro aclare que de esta manera Dios ha glorificado a su hijo Jesús a quien ellos han matado. Por encima de todo Pedro quiere evitar que alguien se fije en él como si fuera una persona importante. Solo está administrando recursos celestiales.
    A veces preguntamos hasta qué punto Dios todavía está dispuesto a hacer milagros. Casi como aquellos Israelitas que se preguntaban por qué Dios permitía que fuesen dominados por sus enemigos. La respuesta era que no dependían de Dios sino de sus propios recursos. ¿Nos faltan recursos celestiales por disponer de tantos terrenales? Dios había dicho, No hagáis grandes caballerías. A nosotros nos ha dicho, no os hagáis tesoros en la tierra.
¿Cuáles son mis recursos?

viernes, 7 de enero de 2011

Así también en la tierra

Vitaminas (Lectura mínima) Hechos 2:1-6
Menú completo                   Hechos 2
    Hace 10 días los seguidores de Jesús estaban mirando hacia el cielo mientras él subía. El ángel les preguntó: ‘Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo?” No es que haya nada malo en dirigir nuestra mirada al cielo, pero nuestra esfera de actividad es aquí en la tierra. A veces el plan de Dios es que nosotros mismos seamos el instrumento de cumplimiento de las cosas que le pedimos. Por ejemplo cuando dice a los discípulos que pidan al Señor que envíe obreros para la cosecha resulta que ellos mismos van a ser los obreros.
    Jesús nos enseñó a pedir que se realice la voluntad de Dios en la tierra igual como en el cielo. Dios quiere hacer su voluntad en nuestras vidas. Ahora leemos que los que están reunidos escuchan un ruido desde el cielo. Allí es donde se originan todos los provectos que van a beneficiar este planeta. Partiendo de ese soplo de Dios hay un toque individual para cada persona presente mediante una lengua de fuego
    Se cumple lo que dijo Juan Bautista sobre el bautismo del Espíritu Santo y fuego. Se cumple lo que dijo Jesús, de que conviene que se vaya para que desde el cielo envié el Espíritu Santo. En Jerusalén, en la fiesta de las siete semanas, la fiesta de las primicias, se inicia el proyecto de Dios que ha de tocar todas las naciones bajo el cielo (y 5).
    Ahora en cualquier sitio donde hay un grupo de cristianos tenemos una colonia del cielo. Somos ciudadanos del cielo (Filipenses 3:20). El día de Pentecostés terminó (2:41) con la conversión y posterior bautismo de 3.000 personas. Todos (v 38) pueden recibir el Espíritu Santo cuyo primer trabajo en cada uno será de limpiarnos para que nuestra comunidad sea un reflejo del cielo.
¿Hemos aprendido que sin el Espíritu de Dios no hacemos nada?

jueves, 6 de enero de 2011

Ordenes

Menú del día    Hechos 1
    En Jerusalén en la fiesta de la Pascua fue sacrificado el Cordero de Dios. Las fiestas de Israel tienen una gran enseñanza. 7 semanas después viene otra fiesta, también de obligatoria asistencia para todo varón judío. Pentecostés significa el número cincuenta. Dos aspectos de esta fiesta son: presentar las primeras muestras de la cosecha del trigo y evitar cualquier trabajo físico.
    En cumplimiento de la fiesta de Pentecostés (Hechos 2) tenemos la muestra del primer fruto de la gran cosecha de Dios. Cuando Jesús se despide de los apóstoles pocos días antes de este evento les da instrucciones específicas: ‘No salgáis de Jerusalén sino esperad...” (Hechos 1:4). Pentecostés no es tiempo de trabajar, sino de dejar que Dios trabaje. Tienen que esperar. Todos éstos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración (Hechos 1:14). La obra la hace Dios. El poder viene del Espíritu Santo, no de nuestros esfuerzos. Lo que se va a ver ahora es tan grande que no puede depender del sudor humano. Lo principal que tienen que aprender los discípulos es depender del poder de Dios.
    Así que se preparan. Llenan el vacante que dejó Judas y pasan el tiempo en oración. Sin orden del día, sin estrategia, sabiendo que no les toca saber los tiempos o las ocasiones (y 7). El grupo no se limita a los doce apóstoles. Son unas 120 personas, hombres y mujeres. La promesa que Jesús dio cuando dijo "Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22) es aplicable a un colectivo mucho más amplio. El Espíritu Santo es también para _______________________ (tu nombre), que recibirá poder (y 8) No dependerá de sus propias fuerzas sino del Espíritu Santo.

¿He aprendido que los resultados dependen de Dios?

miércoles, 5 de enero de 2011

Un paseo por la playa

Texto de la semana        Juan 20:21-23
Menú completo de hoy  Juan 21

    Al principio de conocer a Jesús, Pedro fue testigo de su gran poder sobre la naturaleza. Después de pasar toda la noche faenando en balde, al hacerle caso a Jesús, recibe el premio de una pesca excepcional (Lucas 5:6). En esa ocasión es llamado por Jesús, No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Ahora, después de la resurrección, sucede algo muy parecido. Otra noche sin peces. Otra vez, instrucciones de Jesús acerca de cómo faenar. Otra vez, una pesca milagrosa, y luego la voz de Jesús con un mensaje especial para Pedro, pero esta vez llamándole, no a pescar, sino a pastorear. Otra vez Jesús dice, Sígueme.
    Hagamos lo mismo que Juan, que sigue silenciosamente a Jesús y Pedro en su paseo (Juan 21:20). Pedro tiene motivos por amar más que los demás (v 15) porque se le ha vuelto a recibir entre los discípulos después de su triple negación. Es de los que se les ha sido perdonado mucho (Lucas 7:41). No tenemos explicación de por qué Jesús le dice a Pedro 3 veces ¿me amas? Solamente la narración. Pienso que es para dar énfasis. ¿Qué piensas? Sabemos que a Pedro le duele (v 17). A lo mejor piensa que Jesús está poniendo en duda su lealtad. Posiblemente está pensando en las 3 veces cuando dijo, A ese ni lo conozco.
    Si escuchamos bien esta entrevista es posible que oigamos algo más personal. Creo que Jesús me está diciendo, David, ¿tú me amas? Si es así, tengo un trabajo para ti.  Sabemos que Jesús exigía obediencia a los que le amaban. Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15). El trabajo que Jesús tiene para mí, sé que no va a ser fácil. Como en el caso de Pedro, me llevarán donde no quiero (21:18). Mi respuesta es, No se haga mi voluntad sino la tuya Así como enviaste a Jesús, envíame a mí.
¿He pasado tiempo suficiente con Jesús para poder oír su voz?

martes, 4 de enero de 2011

Los que cambian el mundo

Texto de la semana       Juan 20:21-23
Menú completo de hoy Juan 20

    Hay que leer Juan 20 despacio, y varias veces. Y si es posible, comentarlo en grupo. Vemos una variedad de reacciones ante la resurrección de Jesús.
    Primero María Magdalena, la más privilegiada, pero que no se da cuenta. Nos dice Marcos claramente que ella es la primera en ver a Jesús resucitado (Mr 16:9). Podríamos decir que ella no tiene fe, pero sí tiene amor. Convencida de que Jesús ha muerto definitivamente y que han robado su cuerpo, sin embargo no se aparta del sepulcro del hombre al que ama. Y es obsequiada con ese encuentro que describe Juan 20:11-18.
    Luego, Pedro, el más atrevido, que entra en la tumba sin pensarlo dos veces. Le sigue Juan, el más veloz, que no entra, sin embargo, hasta que lo hace Pedro. Para Juan, el puzzle ya se completa. El ve y cree (v 8).
    Tomás es el último. No le valen los testimonios de otros. Al convencerse ocho días después (v 28), le salen esas palabras tan espontáneas, ¡Señor mío y Dios mío!  
    Todas estas personas han sido cambiadas para siempre por la resurrección de Jesús, y serán los que cambien el mundo. Aunque reconocemos que el ver al Señor resucitado les ha revolucionado, todavía necesitan algo más. El Consolador, anunciado ya por Jesús, tiene que venir sobre ellos. Aunque Jesús no va a estar presente físicamente cuando llegue ese día de Pentecostés, sin embargo, él inicia ya el proceso. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y al decir esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos (20:21-23). Ya todo el mundo puede creer y tener vida (v 31).
¿Soy un enviado también?

lunes, 3 de enero de 2011

Los responsables

Texto de la semana          Juan 20:21-23
Menú completo de hoy    Juan 19

    Los soldados en la película “La Pasión” de Gibson, parecen haber sido seleccionados por su aspecto de matón. Dan la impresión de estar disfrutando de hacerle sufrir al Señor. Sabemos que no hubo que pagarles a los soldados un sueldo extra por preparar una corona de espinas ni abofetear a Jesús. Según la lectura del evangelio podrían tener un elemento de sadismo. Pero ellos son los menos responsables en este caso. El mismo Mel Gibson dio una buena respuesta cuando le acusaban de antisemitismo. “Yo soy responsable de su muerte, y todos nosotros”. De hecho, cuando se filmó el primer plano de unas manos que metían los clavos con el martillo en las manos del Salvador, fue el mismo productor, quién quitó el martillo al actor que lo hacía.
    Es difícil imaginarnos dándole tortura al Hijo de Dios, pero hasta que entremos en esa escena no hemos llegado al significado de su crucifixión. Jesús viene a establecer un reino pero no tendrá súbditos si no los limpia primero con su sangre. Jesús murió para poder perdonar a Pedro el haberle negado. En base a su sangre derramada tuvo derecho de pedir respecto a los que le crucificaban, Padre, perdónalos.
    ¿Qué vamos a hacer ahora los que hemos sido perdonados mediante la sangre de Cristo por nuestra indiferencia, nuestros enfados (que equivalen al asesinato), nuestro adulterio, nuestro egoísmo? Lo mismo que Pedro, servirle con lo que nos queda de vida.
¿Merece Jesús menos que mi vida en sacrificio?

domingo, 2 de enero de 2011

El reino y la copa

Texto de la semana        Juan 20:21-23
Menú completo de hoy  Juan 18

    Juan no suele referirse mucho al Reino. Es Mateo el evangelista quién se centra en el Reino. En Juan, Jesús habla con una de las primeras autoridades del pueblo, Nicodemo, sobre las condiciones para entrar en el reino de Dios (3:3). Y ahora, cuando Pilato pregunta a Jesús si es rey, el Señor le explica que su reino funciona en otra esfera. Ya sabemos por qué prohibió a Pedro que usara la espada. Su reino no es de este mundo. Tiene que apurar la copa. ¡Qué difícil es esto para los que quieren hacer pequeños reinos aquí. En el mundo tendréis aflicción (16:33). Hasta que Jesús regrese para la siguiente etapa de su reinado, tendremos en el mundo aflicción. No se nos presenta la opción de aislarnos del sufrimiento y la hostilidad. Eso se hace únicamente apartándose de Jesús para entrar en amistad con el mundo.
    Juan y su hermano Jacobo y su madre al principio no entienden esto. Jesús les sugiere que la condición para reinar es tomar de la copa de su sufrimiento (Mateo 20:20-22). Y luego promete a todos sus discípulos (Lucas 22.28-30), Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un Reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
    Así que, ¡animo! Si tu suerte en esta vida es sufrir por tu fe, estás entre los escogidos. No corras para solucionar las cosas con la espada y el talonario. Y cuanto más tu situación se parece a la de Jesús en su pasión, más motivo por recordar que perteneces a un reino venidero. Puede que Barrabás sea librado pero Jesús será resucitado.
¿Estoy apuntando a la resurrección?