viernes, 28 de febrero de 2020

Cómo hacer que la gente cambie de opinión (Hechos 28)


¿Te suena el comentario de los judíos en Roma? Hechos 28:22, en todas partes se habla en contra de esta nueva secta. Lo oigo mucho aquí en La Vera. Rabioso odio contra "La Iglesia".

  • Hechos 16:21  y enseñan costumbres que nosotros no podemos admitir ni practicar
  • Hechos 17:6 Estos hombres, que han trastornado el mundo entero
  • Hechos 24:5  Anda por todo el mundo provocando divisiones 
Es decir, que desde el establecimiento de la iglesia ha habido cierto éxito en darle mala fama. (Recuerda el mismo día de Pentecostés, surgió el comentario de que estaban borrachos.) Hay 2 fuentes de estos "memes":
  1. "Cristianos" que son un mal testimonio. Estos son los que aportan una base para las acusaciones. 
  2. Enemigos de la fe, que propagan sin parar la idea de que el cristianismo es una plaga, que esclaviza y produce divisiones. Éstos tienen sus seguidores, que no piensan, sino que repiten las acusaciones, y a menudo han tenido una mala experiencia en "la iglesia"
La iglesia sigue a pesar de la mala prensa, y hace cosas hermosas en el mundo. ¿Cómo hacer que la gente cambie de opinión? Tenemos aquí en el principio de Hechos 28 un ejemplo de gente que "cambia de idea" (v 6). Al principio piensan que Pablo es un asesino y luego observan como tiene un poder especial. En su ignorancia llegan a la conclusión de que se trata de un dios. Más adelante este poder de Pablo es confirmado (vss 8 y 9) y entonces la gente acude a él en busca de ayuda. El evangelio triunfa porque los cristianos demuestran que las acusaciones son falsas.

Para hacer eso en nuestro tiempo necesitamos

  • El poder de Dios para perdonar y para amarnos los unos a los otros, que es lo que va a convencer al mundo (Juan 13:35 y Juan 17:21)
  • Paciencia para seguir practicando estas enseñanzas de Cristo hasta que las mismas personas que nos rodean sean capaces de distinguir entre cristianos auténticos y falsos
Sin poder y sin paciencia no vamos a convencer. Y Dios proveerá de escaparates para demostrar que él todavía tiene gente fiel en la tierra.

Pablo en Malta

 28:1- Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2- Los nativos nos trataron muy bien a todos, y como estaba lloviendo y hacía frío encendieron una gran fogata y nos invitaron a acercarnos. 3- Pablo había recogido un poco de leña seca, y estaba echándola al fuego cuando una víbora salió huyendo del calor y se le prendió de la mano. 4- Al ver la víbora colgando de la mano de Pablo, los nativos se dijeron unos a otros: "Este hombre es sin duda un asesino, pues aunque se ha salvado del mar, la justicia divina no le deja vivir."

5- Pero Pablo se sacudió la víbora en el fuego, sin sufrir daño alguno. 6- Todos estaban esperando que se hinchara o que cayera muerto de un momento a otro, pero después de mucho esperar, viendo que nada le pasaba, cambiaron de idea y comenzaron a decir que Pablo era un dios. 

7- Cerca de aquel lugar había unos terrenos pertenecientes al personaje principal de la isla, llamado Publio, que nos recibió y atendió muy bien durante tres días. 8- Y sucedió que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y disentería. Pablo fue a visitarlo, y después de orar puso las manos sobre él y lo sanó. 9- Con esto vinieron también los demás enfermos que había en la isla, y Pablo los sanó. 10- Nos llenaron de atenciones, y después, al embarcarnos de nuevo, nos proveyeron de todo lo necesario para el viaje.

Llegada de Pablo a Roma

11- Al cabo de tres meses de estar en la isla, partimos en un barco que había pasado allí el invierno. Era una embarcación de Alejandría, que llevaba por insignia la imagen de los dioses Cástor y Pólux. 12- Llegamos al puerto de Siracusa, donde nos quedamos tres días, 13- y de allí navegamos hasta Regio siguiendo de cerca la costa. Al día siguiente tuvimos viento del sur, y un día más tarde llegamos a Pozzuoli, 14- donde encontramos a algunos hermanos que nos invitaron a permanecer con ellos una semana. 

Así, finalmente, llegamos a Roma. 15- Los hermanos de Roma ya tenían noticias acerca de nosotros, por lo cual salieron a nuestro encuentro hasta el Foro de Apio y al lugar llamado “Las tres tabernas”. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y se sintió animado. 16- Cuando llegamos a Roma, permitieron a Pablo vivir en una casa particular, vigilado solamente por un soldado.

Pablo en Roma

17- Tres días después de su llegada, Pablo mandó llamar a los principales judíos de Roma, y una vez reunidos les dijo: "Hermanos, yo no he hecho nada contra los judíos ni contra las costumbres de nuestros antepasados. Sin embargo, en Jerusalén fui entregado a los romanos. 18- Estos, después de interrogarme, quisieron soltarme porque no encontraban ninguna razón para condenarme a muerte. 19- Pero como los judíos se oponían, me vi obligado a pedir que me juzgase el césar, aunque no tengo nada de qué acusar a los de mi nación. 20- Por esto, pues, os he llamado: para veros y hablaros, porque precisamente por la esperanza que tenemos nosotros los israelitas es por lo que me encuentro aquí encadenado." 

21- Ellos le contestaron: "Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea acerca de ti, ni ninguno de los hermanos judíos que han llegado de allá nos ha dicho nada malo en contra tuya. 22- Pero quisiéramos oir lo que tú piensas, porque sabemos que en todas partes se habla en contra de esta nueva secta." 

23- Entonces le señalaron un día, en el que acudieron muchas personas a donde Pablo estaba alojado. De la mañana a la tarde estuvo Pablo hablándoles del reino de Dios. Trataba de convencerlos acerca de Jesús, por medio de la ley de Moisés y los escritos de los profetas. 24- Algunos aceptaron lo que Pablo decía, pero otros no creyeron. 25- Y como no se ponían de acuerdo entre sí, comenzaron a marcharse. 
Pablo les dijo: "Bien les habló el Espíritu Santo a vuestros antepasados por medio del profeta Isaías, 26- diciendo:

‘Anda y dile a este pueblo: Por más que escuchéis, no entenderéis; por más que miréis, no veréis. 27- Pues la mente de este pueblo está entorpecida, tienen tapados los oídos y sus ojos están cerrados, para que no puedan ver ni oir, ni puedan entender; para que no se vuelvan a mí y yo no los sane.’

28- "Sabed, pues, que de ahora en adelante esta salvación de Dios se ofrece a los no judíos, y ellos sí escucharán. 29-  30- Pablo permaneció dos años enteros en la casa que tenía alquilada, donde recibía a cuantos iban a verle. 29- Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. 30- Pablo se quedó dos años completos en la casa que tenía alquilada, donde recibía a todos los que iban a verlo. 31- Con toda libertad anunciaba el reino de Dios, y enseñaba acerca del Señor Jesucristo sin que nadie se lo estorbara.

jueves, 27 de febrero de 2020

Los cristianos en la sociedad (Hechos 27)


Los presos no suelen dar direcciones a los que los vigilan. Pero en este viaje militares y propietarios y tripulantes aprenden en quién tienen que confiar. Cuando Pablo dice, "–Señores, mejor hubiera sido hacerme caso y no salir de Creta" (v 21), no es para restregárselo, sino para que no vuelvan a tomar decisiones perjudiciales.

- Primero Pablo desaconseja los planes optimistas de los jefes.
- Después les da un mensaje de ánimo, que no todo está perdido y les da un consejo de sentido común, que coman algo.
- También advierte de la traición de los marineros.
- Al final, debido a lo valioso que es Pablo, se salvan también todos los demás presos.

Los cristianos tenemos una función en la sociedad. Aunque al principio no nos quieran hacer caso, nuestra constancia demostrará que somos un modelo a seguir, somos la luz del mundo. Creo que nuestro principal peligro es que nos dejemos asimilar por la sociedad y perdamos nuestras anclas.

Pablo tenía mensajes directos de Dios. Aunque eso no sea nuestra experiencia, somos un mensaje de Dios. En el trabajo, en las amistades, en las inversiones, en nuestra solidaridad, buscando primeramente el Reino de Dios y su justicia, conseguiremos convencer a las personas sinceras que somos dignos de seguir.


Pablo es enviado a Roma











27:1- Cuando decidieron enviarnos a Italia, Pablo y los otros presos fueron entregados a un centurión que se llamaba Julio, del batallón llamado del Emperador. 2- Nos embarcamos, pues, en un barco del puerto de Adramitio que estaba a punto de partir para los puertos de la provincia de Asia. Se encontraba también con nosotros Aristarco, de Tesalónica, ciudad de Macedonia. 

3- Al día siguiente llegamos al puerto de Sidón, donde Julio trató a Pablo con mucha consideración, dejándole visitar a sus amigos y ser atendido por ellos. 4- Salimos de Sidón y navegamos protegidos del viento por la isla de Chipre, porque teníamos el viento en contra. 5- Atravesamos el mar frente a la costa de Cilicia y Panfilia y llegamos a Mira, una ciudad de Licia. 6- El centurión de los soldados encontró allí un barco de Alejandría que se dirigía a Italia y nos hizo embarcar en él para continuar el viaje. 

7- Durante varios días navegamos despacio, y con mucho trabajo llegamos frente a Cnido. Como todavía teníamos el viento en contra, pasamos frente a Salmona dando la vuelta a la isla de Creta; 8- y navegando con dificultad a lo largo de la costa, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del pueblo de Lasea. 

9- Se había perdido mucho tiempo y ya era peligroso viajar por mar porque se acercaba el invierno. Por eso, Pablo les aconsejó: 10- "Señores, veo que este viaje va a ser muy peligroso, y que vamos a perder tanto el barco como su carga, y hasta podemos perder la vida." 11- Pero el centurión hizo más caso al dueño y al capitán del barco que a Pablo. 12- Y como aquel puerto no era bueno para invernar, casi todos pensaron que sería mejor salir de él e intentar llegar a Fenice, un puerto de Creta que mira al noroeste y al sudoeste, y pasar allí el invierno.

La tempestad

13- Creyendo que podrían seguir el viaje porque comenzaba a soplar un viento suave del sur, partieron y navegaron junto a la costa de la isla de Creta. 14- Pero, poco después, un viento huracanado del nordeste azotó el barco y comenzó a arrastrarlo. 15- Como no podíamos mantener el barco de cara al viento, tuvimos que dejarnos llevar por él. 

16- Pasamos por detrás de una pequeña isla llamada Cauda, donde el viento no soplaba con tanta fuerza, y con mucho trabajo logramos izar el bote salvavidas. 17- Una vez a bordo, reforzaron el barco con sogas. Luego, como tenían miedo de encallar en los bancos de arena llamados la Sirte, echaron el ancla flotante y se dejaron llevar del viento. 

18- Al día siguiente, la tempestad todavía era violenta, así que comenzaron a arrojar al mar la carga del barco; 19- y al tercer día, con sus propias manos, arrojaron también el aparejo del mismo. 20- Durante muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas, y con la gran tempestad que nos azotaba habíamos perdido ya toda esperanza de salvarnos. 

21- Como llevábamos mucho tiempo sin comer, Pablo se levantó en medio de todos y dijo: "Señores, mejor hubiera sido hacerme caso y no salir de Creta. Así habríamos evitado estos daños y perjuicios. 22- Ahora, sin embargo, no os desaniméis, porque ninguno de vosotros morirá, aunque el barco sí va a perderse. 23- Pues anoche se me apareció un ángel, enviado por el Dios al que pertenezco y sirvo, 24- y me dijo: ‘No tengas miedo, Pablo, porque has de presentarte ante el césar, y por tu causa Dios va a librar de la muerte a todos los que van contigo en el barco.’ 25- Por tanto, señores, ánimo, porque tengo confianza en Dios, y estoy seguro de que las cosas sucederán como el ángel me dijo. 26- Sin duda, seremos arrojados a alguna isla." 

27- Una noche, cuando al cabo de dos semanas de viaje navegábamos por el mar Adriático llevados de un lado a otro por el viento, a eso de la media noche se dieron cuenta los marineros de que estábamos acercándonos a tierra. 28- Midieron la profundidad del agua y hallaron que era de treinta y seis metros; un poco más adelante la volvieron a medir y hallaron veintisiete metros. 29- Ante el temor de chocar contra las rocas, echaron cuatro anclas por la parte de popa, mientras pedían a Dios que amaneciera. 

30- Los marineros, pensando en huir del barco, comenzaron a arriar el bote salvavidas mientras aparentaban echar las anclas de la parte de proa. 31- Pero Pablo avisó al centurión y a los soldados, diciendo: "Si estos no se quedan en el barco, no podréis salvaros." 32- Entonces los soldados cortaron las amarras del bote salvavidas y lo dejaron caer al agua. 

33- De madrugada, Pablo recomendó a todos que comiesen algo. Les dijo: "Ya hace dos semanas que por esperar a ver qué pasa no habéis comido como de costumbre. 34- Os ruego que comáis alguna cosa: debéis hacerlo si queréis sobrevivir. Pensad que nadie va a perder ni un cabello de la cabeza." 35- Al decir esto, Pablo tomó en sus manos un pan y dio gracias a Dios delante de todos. Lo partió y comenzó a comer, 36- con lo cual todos se animaron y comieron también. 37- Éramos en el barco doscientas setenta y seis personas en total. 38- Una vez que hubieron comido cuanto quisieron, arrojaron el trigo al mar para aligerar el barco.

El naufragio

39- Cuando amaneció, aunque los marineros no reconocían la tierra, vieron una bahía con su playa, y decidieron tratar de arrimar allí el barco. 40- Cortaron los cables de las anclas, abandonándolas en el mar, y aflojaron las amarras de los timones. Luego desplegaron al viento la vela delantera y el barco comenzó a acercarse a la playa. 41- Pero fuimos a dar en un banco de arena, y el barco encalló. La proa quedó encallada en la arena, sin poder moverse, mientras la popa comenzaba a hacerse pedazos por la violencia de las olas. 

42- Los soldados decidieron entonces matar a los presos, para que no escapasen a nado. 43- Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, no permitió que lo hicieran, sino que ordenó que quienes supieran nadar se lanzasen los primeros al agua para llegar a tierra, 44- y que los demás los siguieran, unos sobre tablas y otros sobre restos del barco. Así llegamos todos salvos a tierra.

miércoles, 26 de febrero de 2020

La Resurrection nos cambia incluso ahora (Hechos 26)


Los presos no suelen dar direcciones a los que los vigilan. Pero en este viaje militares y propietarios y tripulantes aprenden en quién tienen que confiar. Cuando Pablo dice, "Señores, mejor hubiera sido hacerme caso y no salir de Creta" (v 21), no es para restregárselo, sino para que no vuelvan a tomar decisiones perjudiciales.

- Primero Pablo desaconseja los planes optimistas de los jefes.
- Después les da un mensaje de ánimo, que no todo está perdido y les da un consejo de sentido común, que coman algo.
- También advierte de la traición de los marineros.
- Al final, debido a lo valioso que es Pablo, se salvan también todos los demás presos.

Los cristianos tenemos una función en la sociedad. Aunque al principio no nos quieran hacer caso, nuestra constancia demostrará que somos un modelo a seguir, somos la luz del mundo. Creo que nuestro principal peligro es que nos dejemos asimilar por la sociedad y perdamos nuestras anclas.

Pablo tenía mensajes directos de Dios. Aunque eso no sea nuestra experiencia, somos un mensaje de Dios. En el trabajo, en las amistades, en las inversiones, en nuestra solidaridad, buscando primeramente el Reino de Dios y su justicia, conseguiremos convencer a las personas sinceras que somos dignos de seguir.


Pablo es enviado a Roma











27:1- Cuando decidieron enviarnos a Italia, Pablo y los otros presos fueron entregados a un centurión que se llamaba Julio, del batallón llamado del Emperador. 2- Nos embarcamos, pues, en un barco del puerto de Adramitio que estaba a punto de partir para los puertos de la provincia de Asia. Se encontraba también con nosotros Aristarco, de Tesalónica, ciudad de Macedonia. 

3- Al día siguiente llegamos al puerto de Sidón, donde Julio trató a Pablo con mucha consideración, dejándole visitar a sus amigos y ser atendido por ellos. 4- Salimos de Sidón y navegamos protegidos del viento por la isla de Chipre, porque teníamos el viento en contra. 5- Atravesamos el mar frente a la costa de Cilicia y Panfilia y llegamos a Mira, una ciudad de Licia. 6- El centurión de los soldados encontró allí un barco de Alejandría que se dirigía a Italia y nos hizo embarcar en él para continuar el viaje. 

7- Durante varios días navegamos despacio, y con mucho trabajo llegamos frente a Cnido. Como todavía teníamos el viento en contra, pasamos frente a Salmona dando la vuelta a la isla de Creta; 8- y navegando con dificultad a lo largo de la costa, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del pueblo de Lasea. 

9- Se había perdido mucho tiempo y ya era peligroso viajar por mar porque se acercaba el invierno. Por eso, Pablo les aconsejó: 10- "Señores, veo que este viaje va a ser muy peligroso, y que vamos a perder tanto el barco como su carga, y hasta podemos perder la vida." 11- Pero el centurión hizo más caso al dueño y al capitán del barco que a Pablo. 12- Y como aquel puerto no era bueno para invernar, casi todos pensaron que sería mejor salir de él e intentar llegar a Fenice, un puerto de Creta que mira al noroeste y al sudoeste, y pasar allí el invierno.

La tempestad

13- Creyendo que podrían seguir el viaje porque comenzaba a soplar un viento suave del sur, partieron y navegaron junto a la costa de la isla de Creta. 14- Pero, poco después, un viento huracanado del nordeste azotó el barco y comenzó a arrastrarlo. 15- Como no podíamos mantener el barco de cara al viento, tuvimos que dejarnos llevar por él. 

16- Pasamos por detrás de una pequeña isla llamada Cauda, donde el viento no soplaba con tanta fuerza, y con mucho trabajo logramos izar el bote salvavidas. 17- Una vez a bordo, reforzaron el barco con sogas. Luego, como tenían miedo de encallar en los bancos de arena llamados la Sirte, echaron el ancla flotante y se dejaron llevar del viento. 

18- Al día siguiente, la tempestad todavía era violenta, así que comenzaron a arrojar al mar la carga del barco; 19- y al tercer día, con sus propias manos, arrojaron también el aparejo del mismo. 20- Durante muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas, y con la gran tempestad que nos azotaba habíamos perdido ya toda esperanza de salvarnos. 

21- Como llevábamos mucho tiempo sin comer, Pablo se levantó en medio de todos y dijo: "Señores, mejor hubiera sido hacerme caso y no salir de Creta. Así habríamos evitado estos daños y perjuicios. 22- Ahora, sin embargo, no os desaniméis, porque ninguno de vosotros morirá, aunque el barco sí va a perderse. 23- Pues anoche se me apareció un ángel, enviado por el Dios al que pertenezco y sirvo, 24- y me dijo: ‘No tengas miedo, Pablo, porque has de presentarte ante el césar, y por tu causa Dios va a librar de la muerte a todos los que van contigo en el barco.’ 25- Por tanto, señores, ánimo, porque tengo confianza en Dios, y estoy seguro de que las cosas sucederán como el ángel me dijo. 26- Sin duda, seremos arrojados a alguna isla." 

27- Una noche, cuando al cabo de dos semanas de viaje navegábamos por el mar Adriático llevados de un lado a otro por el viento, a eso de la media noche se dieron cuenta los marineros de que estábamos acercándonos a tierra. 28- Midieron la profundidad del agua y hallaron que era de treinta y seis metros; un poco más adelante la volvieron a medir y hallaron veintisiete metros. 29- Ante el temor de chocar contra las rocas, echaron cuatro anclas por la parte de popa, mientras pedían a Dios que amaneciera. 

30- Los marineros, pensando en huir del barco, comenzaron a arriar el bote salvavidas mientras aparentaban echar las anclas de la parte de proa. 31- Pero Pablo avisó al centurión y a los soldados, diciendo: "Si estos no se quedan en el barco, no podréis salvaros." 32- Entonces los soldados cortaron las amarras del bote salvavidas y lo dejaron caer al agua. 

33- De madrugada, Pablo recomendó a todos que comiesen algo. Les dijo: "Ya hace dos semanas que por esperar a ver qué pasa no habéis comido como de costumbre. 34- Os ruego que comáis alguna cosa: debéis hacerlo si queréis sobrevivir. Pensad que nadie va a perder ni un cabello de la cabeza." 35- Al decir esto, Pablo tomó en sus manos un pan y dio gracias a Dios delante de todos. Lo partió y comenzó a comer, 36- con lo cual todos se animaron y comieron también. 37- Éramos en el barco doscientas setenta y seis personas en total. 38- Una vez que hubieron comido cuanto quisieron, arrojaron el trigo al mar para aligerar el barco.

El naufragio

39- Cuando amaneció, aunque los marineros no reconocían la tierra, vieron una bahía con su playa, y decidieron tratar de arrimar allí el barco. 40- Cortaron los cables de las anclas, abandonándolas en el mar, y aflojaron las amarras de los timones. Luego desplegaron al viento la vela delantera y el barco comenzó a acercarse a la playa. 41- Pero fuimos a dar en un banco de arena, y el barco encalló. La proa quedó encallada en la arena, sin poder moverse, mientras la popa comenzaba a hacerse pedazos por la violencia de las olas. 

42- Los soldados decidieron entonces matar a los presos, para que no escapasen a nado. 43- Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, no permitió que lo hicieran, sino que ordenó que quienes supieran nadar se lanzasen los primeros al agua para llegar a tierra, 44- y que los demás los siguieran, unos sobre tablas y otros sobre restos del barco. Así llegamos todos salvos a tierra.

martes, 25 de febrero de 2020

La confesión (parcial) del gobernador (Hechos 25)

No lo dice con claridad pero al final se puede entender que Festo viene cediendo a la presión de los judíos y por eso Pablo queda preso todavía. En el v 25 dice una verdad parcial: No me parece que haya hecho nada que la merezca. Sin embargo, como él mismo ha pedido ser juzgado por Su Majestad el emperador, he decidido enviárselo. ¿Qué es lo que no dice? Lo tenemos en el v 10. El gobernador Festo no reconoce ante el rey Agripa que estaba a punto de llevarle a Pablo al avispero, Jerusalén, donde probablemente los judíos intentarían matarle. Su problema ahora es que si envía a Pablo a Roma, no sabe qué decirle al emperador. Ni tampoco sabe que este viaje era planeado por Dios (Hechos 23:11).

Así es la política en el primer siglo y en el siglo 21. Aunque Roma no era una democracia, al gobernador se le responsabilizaba por mantener la calma, la "pax romana", con un mínimo de violencia. Hemos visto una vez más a los sacerdotes con mentiras "que no pueden probar" y al gobernador temiendo por su puesto si resulta que no les puede contentar. En nuestro tiempo los políticos tienen que mantenerse mediante muchas promesas, intentando complacer a todos los votantes. Y eso es imposible.

Así que, Pablo ya ha pasado por:
  • un centurión romano
  • el comandante Lisias
  • un complot para ponerle una emboscada y matarle
  • el gobernador Félix
  • el gobernador Festo
  • el rey Agripa (mañana, v 22)
A lo mejor esta lectura te ha resultado un poco aburrido si lo ves por encima, pero si eres capaz de trazar la mano de Dios llevando a cabo su voluntad, no sólo encuentras un relato fascinante, sino que también sacarás valiosas aplicaciones para tu propia vida.

Pablo ante el gobernador Festo

 25:1- Festo llegó para ocupar su puesto de gobernador, y tres días después se dirigió de Cesarea a Jerusalén. 2- Allí los sacerdotes y los judíos más importantes le presentaron una demanda contra Pablo. 3- Le pidieron, como favor especial, que ordenase el traslado de Pablo a Jerusalén. El plan de ellos era hacer que lo mataran en el camino; 4- pero Festo contestó que Pablo estaba preso en Cesarea y que él mismo pensaba ir allá dentro de poco. 5- Les dijo:
–Por eso, vuestras autoridades deben ir conmigo a Cesarea, y si ese hombre ha cometido algún delito, allí podrán acusarle. 6- Festo permaneció en Jerusalén ocho o diez días más, y luego regresó a Cesarea. Al día siguiente ocupó su asiento en el tribunal y ordenó que le llevaran a Pablo. 7- Cuando Pablo entró, los judíos llegados de Jerusalén se acercaron y le acusaron de muchas cosas graves, aunque no pudieron probar ninguna de ellas. 8- Pablo, a su vez, dijo en su defensa:
–Yo no he cometido ningún delito, ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el césar. 9- Pero como Festo quería quedar bien con los judíos, preguntó a Pablo:
–¿Quieres ir a Jerusalén para que yo juzgue allí tu caso? 10- Pablo contestó:
–Estoy ante el tribunal del césar, que es donde debo ser juzgado. Como tú bien sabes, nada malo he hecho contra los judíos. 11- Si he cometido algún delito que merezca la pena de muerte, no me niego a morir; pero si no hay nada de cierto en las cosas de que me acusan, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Pido que me juzgue el propio césar. 12- Festo consultó entonces con sus consejeros y dijo:
–Puesto que has pedido que te juzgue el césar, al césar irás.

Pablo es llevado ante Agripa

13- Al cabo de algunos días, el rey Agripa y Berenice fueron a Cesarea a saludar a Festo. 14- Como estuvieron allí varios días, Festo contó al rey el caso de Pablo. Le dijo:
–Hay aquí un hombre que Félix dejó preso. 15- Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos me presentaron una demanda contra él, pidiéndome que le condenara. 16- Les contesté que la autoridad romana no acostumbra condenar a muerte a nadie sin que antes el acusado haya podido enfrentarse con sus acusadores para defenderse de la acusación. 17- Por eso, cuando vinieron acá, sin perder tiempo, ocupé al día siguiente mi asiento en el tribunal y mandé traer al hombre. 18- Pero los que se presentaron para acusarle no alegaron en contra suya ninguno de los delitos que yo había pensado. 19- Lo único que tenían contra él eran cosas de su religión, y de un tal Jesús que murió y que Pablo dice que está vivo. 20- Como yo no sabía qué hacer en este asunto, le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado de esas cosas; 21- pero él ha pedido que le juzgue Su Majestad el emperador. Por eso he ordenado que siga preso hasta que yo pueda enviárselo al césar. 22- Agripa dijo a Festo:
–Yo también quisiera oir a ese hombre.
Festo le contestó:
–Mañana mismo le oirás. 23- Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron con gran pompa, y entraron en la sala junto con los jefes militares y las principales autoridades de la ciudad. Festo mandó que le llevaran a Pablo, 24- y dijo:
–Rey Agripa y señores que estáis aquí reunidos con nosotros: ahí tenéis a ese hombre. Todos los judíos me han traído acusaciones contra él, tanto en Jerusalén como aquí en Cesarea, y no dejan de pedirme a gritos su muerte; 25- pero a mí no me parece que haya hecho nada que la merezca. Sin embargo, como él mismo ha pedido ser juzgado por Su Majestad el emperador, he decidido enviárselo. 26- Ahora bien, como no tengo nada concreto que escribir a mi señor el emperador acerca de él, lo traigo ante vosotros, y sobre todo ante ti, rey Agripa, para que después de interrogarle tenga yo algo que escribir. 27- Pues me parece absurdo enviar un preso y no decir de qué está acusado.

lunes, 24 de febrero de 2020

El juego (Hechos 24)

Pablo es una ficha en un juego político. Aquí tenemos una traducción de la versión The Message, del versículo 22: Felix tintineó. Sabía mucho más sobre el Camino de lo que dejaba ver, y podría haber resuelto el caso allí mismo. Pero incierto de su mejor movimiento político, jugó por tiempo.

Pero una vez más, como hemos visto continuamente, el Dios que está arriba y lo planifica todo está tornando estos juegos políticos en una oportunidad para Pablo, para llevar su mensaje a todos los niveles. Jesús ya había dicho que esto iba a suceder: Marcos 13:9  Pero estad alerta; porque os entregarán a los tribunales y seréis azotados en las sinagogas, y compareceréis delante de gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos. El gobernador Félix está escuchando ese testimonio. Incluso se había anunciado cuando Pablo se convirtió, que iba a tener esta oportunidad: Hechos 9:15 Es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel.

Pablo cumple con lo que decía Jesús, Estad alerta. No pierde la oportunidad. Sabe practicar lo que él enseñó en Efesios 6:14, calzad los pies con la prontitud para el evangelio de la paz.

¿Te ha pasado alguna vez lo que me ha pasado a mí? Mirando para atrás veo que tuve una oportunidad para compartir el Evangelio de la Paz, pero me faltaban las palabras. Viendo como Pablo en circunstancias muy difíciles aprovechaba para tornar el juego en ventaja suya y del testimonio del Evangelio, me propongo antes de salir cada mañana tener el corazón y la mente preparados para no perder ninguna oportunidad.

Defensa de Pablo ante Félix
 24:1- Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías llegó a Cesarea con algunos de los ancianos y con un abogado llamado Tértulo, y se presentaron ante el gobernador para acusar a Pablo. 2- Cuando trajeron a Pablo, Tértulo comenzó su acusación diciendo a Félix:
–Gracias a ti, señor gobernador, tenemos paz, y gracias a tu sabiduría se han hecho muchas mejoras en nuestra nación. 3- Todo esto lo recibimos siempre y en todas partes, oh excelentísimo Félix, con el mayor agradecimiento. 4- Pero no quiero quitarte mucho tiempo; te ruego que tengas la bondad de escucharnos un momento. 5- Hemos encontrado que este hombre es una calamidad. Anda por todo el mundo provocando divisiones entre los judíos, y es cabecilla de la secta de los nazarenos. 6- Incluso ha tratado de profanar el templo, por lo cual le hemos apresado. 7-  8- Tú mismo puedes interrogarle para saber la verdad de todo esto de que le acusamos. 9- Los judíos allí presentes también afirmaban lo mismo. 10- El gobernador hizo entonces señas a Pablo de que hablara, y Pablo dijo:
–Con mucho gusto presento mi defensa ante ti, porque sé que eres juez de esta nación desde hace muchos años. 11- Como tú mismo puedes averiguar, apenas hace doce días que llegué a Jerusalén, a adorar a Dios. 12- Y no me encontraron discutiendo o alborotando a la gente, ni en el templo ni en las sinagogas ni en parte alguna de esta ciudad. 13- Estas personas no pueden probar ninguna de las cosas de que me acusan. 14- Lo que sí confieso es que sirvo al Dios de mis padres de acuerdo con el nuevo camino que ellos llaman secta, porque creo en todo lo que está escrito en los libros de la ley y de los profetas. 15- Y tengo, lo mismo que ellos, la esperanza en Dios de que los muertos han de resucitar, tanto los buenos como los malos. 16- Por eso procuro siempre tener limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres. 17- “Al cabo de varios años de ausencia volví a mi tierra para traer limosnas y presentar ofrendas. 18- (18-19) Esto es lo que estaba haciendo, sin tumultos ni gente y después de haberme purificado según el rito establecido, cuando unos judíos de la provincia de Asia dieron conmigo en el templo. Ellos son quienes deberían venir y presentarse aquí para acusarme, si es que tienen algo contra mí. 20- Y si no, que estos que están aquí digan si me hallaron culpable de algún delito cuando me presenté ante la Junta Suprema de los judíos. 21- A no ser que, en presencia de ellos, dije en voz alta: ‘Hoy me estáis juzgando porque creo en la resurrección de los muertos.’” 22- Al oír esto, Félix, que se hallaba bien informado acerca del nuevo camino, dejó el asunto pendiente y les dijo:
–Cuando venga el comandante Lisias me infomaré mejor de este asunto vuestro. 23- Ordenó Félix al centurión que Pablo siguiera detenido, pero que le dieran alguna libertad y dejasen que sus amigos le atendieran. 24- Unos días más tarde se presentó de nuevo Félix, junto con Drusila, su esposa, que era judía. Mandó Félix llamar a Pablo y escuchó lo que este decía acerca de la fe en Jesucristo. 25- Pero cuando Pablo le habló de una vida de rectitud, del dominio propio y del juicio futuro, Félix se asustó y le dijo:
–Vete ahora. Volveré a llamarte cuando tenga tiempo. 26- Por otra parte, Félix esperaba recibir dinero de Pablo, para que le soltara, y por eso le llamaba muchas veces para hablar con él. 27- Despues de dos años Félix dejó de ser gobernador, y en su lugar entró Porcio Festo. Y como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.

domingo, 23 de febrero de 2020

El sumo sacerdote y el muchacho (Hechos 23)

Me costaría pensar en un personaje más siniestro y detestable y corrupto que el hombre que lleva el tema de Sumo Sacerdote en este relato. Descendiente directo de Aarón el hermano de Moisés, debía su autoridad a un nombramiento político. Propuesto por Herodes entre los elegibles y luego aprobado por el César, como vemos aquí, era saduceo, de los que no creían en ángeles ni en la resurrección.

Como su antecesor Caifás, que decretó la muerte de Jesús, éste ahora autoriza que maten a Pablo. Pero en este caso es un muchacho quien frustra todo el plan.

Dios está guiando a Pablo a través de todos los peligros de esta movida política como le va a guiar a través de las tempestades del Mediterráneo hasta llevarle a Roma como lo promete. Y Dios no tiene ninguna dificultad en llevar tu barco al puerto que él tiene destinado.

 23:1- Pablo miró a los de la Junta Suprema y les dijo:
–Hermanos, yo he vivido hasta hoy con la conciencia tranquila delante de Dios. 2- Entonces el sumo sacerdote Ananías mandó a los que estaban cerca de Pablo que le pegaran en la boca. 3- Pablo le dijo:
–¡Dios te pegará a ti, hipócrita! Si estás ahí sentado para juzgarme de acuerdo con la ley, ¿por qué, en contra de la ley, mandas que me peguen? 4- Los presentes le dijeron:
–¿Así insultas al sumo sacerdote de Dios? 5- –Hermanos –contestó Pablo–, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote, pues, en efecto, la Escritura dice: ‘No maldigas al que gobierna a tu pueblo.’ 6- Luego, dándose cuenta de que algunos de la Junta eran del partido saduceo y otros del partido fariseo, añadió Pablo en voz alta:
–¡Hermanos, yo soy fariseo, de familia de fariseos, y se me está juzgando porque creo en la resurrección de los muertos! 7- Apenas dijo esto, los fariseos y los saduceos comenzaron a discutir entre sí, y la reunión se dividió. 8- Porque los saduceos dicen que los muertos no resucitan y que no hay ángeles ni espíritus. Los fariseos, en cambio, creen en todas estas cosas. 9- Todos gritaban, y algunos maestros de la ley que eran del partido fariseo se levantaron y dijeron:
–Este hombre no ha hecho nada malo. Tal vez le ha hablado un espíritu o un ángel. 10- Como el alboroto era cada vez mayor, el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo cual mandó llamar a unos soldados para sacarlo de allí y llevarle otra vez al cuartel. 11- A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: “Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.”

Conspiración para matar a Pablo

12- Al día siguiente, algunos judíos se pusieron de acuerdo en contra de Pablo y juraron bajo maldición no comer ni beber hasta que le hubiesen matado. 13- Eran más de cuarenta hombres los que así se habían conjurado. 14- Se dirigieron, pues, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos de los judíos y les dijeron:
–Nosotros hemos jurado bajo maldición no comer nada hasta que no matemos a Pablo. 15- Ahora, vosotros y los demás miembros de la Junta Suprema pedidle al comandante que lo traiga mañana ante vosotros, con el pretexto de investigar su caso más a fondo. Nosotros estaremos preparados para matarle antes de que llegue. 16- Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró del asunto y fue a avisarle al cuartel. 17- Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo:
–Lleva a este muchacho al comandante, porque tiene algo que comunicarle. 18- El centurión le llevó al comandante, a quien dijo:
–El preso Pablo me ha llamado y me ha pedido que te traiga a este muchacho, que tiene algo que comunicarte. 19- El comandante tomó de la mano al muchacho, y llevándolo aparte le preguntó:
–¿Qué quieres decirme? 20- Contestó el muchacho:
–Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirte que mañana lleves a Pablo ante la Junta Suprema, con el pretexto de que quieren investigar su caso más a fondo. 21- Pero no los creas, porque le esperan escondidos más de cuarenta de sus hombres, que han jurado bajo maldición no comer ni beber hasta matar a Pablo. Ahora ya están preparados, esperando solamente que les des una respuesta. 22- Entonces el comandante despidió al muchacho, ordenándole que no dijera a nadie lo que le había contado.

Pablo es enviado al gobernador Félix

23- El comandante llamó a dos de sus centuriones y les dio orden de preparar doscientos soldados de a pie, setenta de a caballo y doscientos lanceros, para ir a Cesarea a las nueve de la noche. 24- Mandó además preparar caballos para que Pablo montara, y dio orden de llevarle sano y salvo ante el gobernador Félix. 25- Con ellos envió una carta que decía: 26- “De Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Saludos. 27- Los judíos habían apresado a este hombre e iban a matarle, pero yo, que supe que se trataba de un ciudadano romano, acudí con mis soldados y lo libré. 28- A fin de enterarme de qué le acusaban, le llevé ante la Junta Suprema de los judíos, 29- y resultó que le acusaban de asuntos de su ley; pero no había razón para darle muerte, y ni siquiera para tenerle en la cárcel. 30- Pero como he sabido que los judíos han hecho planes para matarlo, ahí te lo envío; y he pedido también a quienes le acusan que expongan ante ti lo que tengan contra él.” 31- Los soldados, conforme a las órdenes que habían recibido, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris. 32- Al día siguiente, los soldados de a pie regresaron al cuartel, y los de a caballo siguieron el viaje con Pablo. 33- Al llegar a Cesarea dieron la carta al gobernador y le entregaron también a Pablo. 34- Después de leer la carta, el gobernador preguntó de dónde era Pablo, y al saber que era de Cilicia 35- le dijo:
–Te oiré cuando vengan los que te acusan.
Luego dio orden de ponerle bajo vigilancia en el palacio de Herodes.