15-dic
Jua 8:1-11 Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos.
2 Y
al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a El; y
sentándose, les enseñaba.
3
Los escribas y los fariseos trajeron* a una mujer sorprendida en
adulterio, y poniéndola en medio,
4
le dijeron*: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo
del adulterio.
5 Y
en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué
dices?
6
Decían esto, probándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús se
inclinó y con el dedo escribía en la tierra.
7 Pero como insistían en preguntarle, Jesús se
enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en
tirarle una piedra.
8 E
inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9
Pero al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los
de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio.
10
Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha
condenado?
11
Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te
condeno. Vete; desde ahora no peques más.
Jua 8:12-24
12
Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
13
Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu
testimonio no es verdadero.
14
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi
testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero
vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy.
15
Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
16
Pero si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo
y el Padre que me envió.
17
Aun en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es
verdadero.
18
Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da
testimonio de mí.
19
Entonces le decían: ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió: No me conocéis
a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.
20
Estas palabras las pronunció en el lugar del tesoro, cuando enseñaba en
el templo; y nadie le prendió, porque todavía no había llegado su hora.
21
Entonces les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréis, y moriréis en
vuestro pecado; adonde yo voy, vosotros no podéis ir.
22
Por eso los judíos decían: ¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice:
"Adonde yo voy, vosotros no podéis ir"?
23
Y Jesús les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros
sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
24 Por eso os dije que moriréis
en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros
pecados.