sábado, 14 de noviembre de 2009

Jesús ve lo que los demás no ven


     Esa tarde de primavera, después de ver el milagro (Juan 6:14), la gente está decidida. A Jesús hay que hacerle rey. ¡Que no se escape! Su reacción es mandar a los 12 a regresar en la barca mientras él va sólo al monte a orar.
     Desde ese lugar, de noche ya, los ve luchar contra las olas (Marcos 6:48). La palabra "ver" en este texto es la misma que en Juan 6:6 se traduce "saber". Jesús veía lo que iba a hacer con los 5 panes. Él tenía una percepción de las cosas más allá de la visión física. Y una de sus luchas es que sus discípulos lleguen a tener esa visión también, como veremos en Mateo 16 cuando vuelva a comentar sobre la multiplicación del pan. Ya les ha dado el título (Mateo 8:26), "hombres de poca fe", que repite en varias ocasiones.
     Los apóstoles tienen que llegar a ser hombres de mucha fe. Tienen que desarrollar la vida espiritual. Tienen que llegar a ver en medio de la tempestad que hay uno que domina los vientos y los mares. Tienen que percibir cuando casi no hay para comer que la forma de ver la provisión de Dios es compartir. Tienen que discernir en medio de la persecución que la gran victoria pertenece a Jesús.
     Podemos darle gracias a Dios por las muchas ocasiones en las que lo único que nos sirve es la fe; cuando los ojos físicos ven oscuridad y tormenta y carencias. Él está desarrollando nuestra fe y nos ve remar contra viento y va llegando a nuestro encuentro con soluciones.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Jesús prefiere compartir

Llegamos al único milagro relatado en cada uno de los 4 evangelios. Es, además, un milagro que Jesús duplica en otra ocasión con otra multitud (Mateo 15:36). Además, Jesús incorpora los hechos de estos milagros en su enseñanza para los apóstoles (Mateo 16:5-12). Jesús ha llegado a ser un hombre muy popular. Le acompañan ya de “todas las ciudades” (Marcos 6:33). Incluso, cuando él busca reposo, se le adelantan 5.000 hombres, además de mujeres y niños. Esto va en serio. Se está anunciando el Reino de Dios, y Jesús es el candidato número uno para el trono.

     Los 12 discípulos son hombres prácticos. ¿Qué harías tú cuando avanza la hora y él sigue enseñando y la multitud sigue pendiente de sus palabras? Yo me veo entre los 12: Señor, despídelos para que vayan a comprar pan. Jesús, sin embargo hace exactamente lo que enseñó el precursor del Reino, Juan Bautista, el que tiene que comer, que reparta (Lucas 3:11). El que tiene, realmente, es un niño. De los niños es el Reino de los Cielos. Y del Cielo el cumplimiento de la promesa, buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33). Y en vez de comida para un niño, con lo que se añade comen miles de personas y luego llenan 12 canastas que ya quedaban vacías.
     El libro “El Hombre Celestial” cuenta como pocos años atrás Dios hacía milagros en la vida de un hombre chino perseguido por su fe. Cuando luego en un viaje a Canadá le preguntaron “¿Por qué nosotros no vemos milagros?” Él contestó, "Porque no los necesitáis. Tenéis de todo. Y todo está cubierto por algún seguro. ¿Para qué vais a pedir a Dios un milagro?"
     Evidentemente la alimentación de los 5.000 es un milagro didáctico. Además de llenar el estómago, se les ofrecía a esa multitud y en especial a los 12 apóstoles la oportunidad de aprender a confiar en Jesús. Dale tus 5 panes y 2 peces y verás cómo los transforma.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Quién manda aquí?


     Herodes el tetrarca fue hijo de Herodes el Grande, que por celos mató a los niños de Belén. Su madre era samaritana. La dinastía de los Herodes funcionaba en dependencia del César en Roma. Era una forma conveniente de que Roma mantuviese su poder en una región turbulenta. Los Herodes, aunque no eran de la raza hebrea, habían sido absorbidos en la religión judía. Eran edomitas, descendientes de Esaú. Estaban emparentados con la familia de los sumos sacerdotes en Jerusalén. Así que, los judíos podían decir, "Nuestro rey es uno de nosotros". Y Roma podía decir, "Ese es nuestro hombre en Palestina".
     Herodes el Grande había gobernado sobre todo Israel. Se hizo famoso por la reconstrucción del templo en Jerusalén. Su reino se dividió entre sus 3 hijos. A Antipas el tetrarca le tocaron Galilea y Perea, donde realizó Jesús gran parte de su ministerio. Parece que mantenía cierta práctica religiosa porque más adelante le vemos en Jerusalén en tiempos de la pascua (Lucas 23:7).

     Es evidente que Herodes es el que manda. A Juan le encarcela por condenar su matrimonio con su cuñada. Pero luego parece que quien manda es una niña, una bailarina. "Dame la cabeza de Juan", y se la da. Pero no, la niña es un juguete en manos de su madre, que ha dejado a su esposo legítimo porque el casarse con Herodes tiene más ventajas políticas. Con quitar a Juan Bautista de en medio ella consigue consolidar su poder.
     Pero tú y yo sabemos quién manda, aunque a veces en el día a día lo olvidamos. Me gusta un término que aprendí recientemente, "poder abajo". La clase política y de las finanzas y las armas representan el "poder encima". Jesús, nacido en pobreza y sin armas y sin conexiones de importancia, representa el poder abajo. El Reino de los Cielos manda. Es el reino de los humildes, los pobres, los mansos, los perseguidos. Nuestro Rey manda en todo momento. No ganó nada Herodes cuando quitó a su "contrincante" Juan. Ni los sacerdotes ni Pilato cuando quitaron a Jesús. El "poder abajo" no puede ser vencido por el poder aparente del mundo. Herodes el Grande y sus 10 descendientes que gobernaban en su tiempo ya no cuentan. Jesús, sí. No temáis a los que matan el cuerpo. ¡Qué buena orientación para los que no disfrutamos de medios para impresionar al mundo!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Preparación para servir


     En esta lectura hay muchos textos que solemos citar, por ejemplo, el que me confiese delante de los hombres, yo lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. También, él que os recibe a vosotros, a mí me recibe. Entenderemos mejor estas palabras de Jesús si recordamos que forman parte de las instrucciones para evangelizar. Como el Sermón del Monte (Mateo 5-7) describe la forma de vivir de los seguidores de Jesús, Mateo 10 nos da la forma de evangelizar.
     Hay instrucciones que son específicas para esa campaña. Por ejemplo, lo de no llevar bolsa ni cambios de ropa. Luego habrá nueva orientación para continuar con la tarea y llevarán su bolsa (Lucas 22:35-36). Pero es evidente que algunas de estas palabras son para toda la vida cristiana. Por ejemplo, El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.


     En estas instrucciones pre-campaña Jesús también profetiza. Seremos odiados. Las familias serán divididas. El castigo para los que nos rechazan será terrible. Hay muchas predicciones, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que tienen varios puntos de cumplimiento. Por ejemplo, la profecía de que una virgen iba a dar a luz (Isaías 7:14) se da en circunstancias particulares, y luego con el nacimiento de Jesús llega a su cumplimiento total. El profeta enfoca 2 realidades a la vez. Pongamos un ejemplo de la visión óptica para ayudarnos a comprender la visión profética. Desde mi casa veo el pico de la montaña Almanzor en la Sierra de Gredos. Más bien se observa toda la sierra en perfil. Es la visión desde abajo. Pero cuando subí hasta arriba, experimenté un cambio de perspectiva. Entre la cima y mi casa hay otras montañas sembradas entre todo un campo de picos. Pero hay que estar allí para apreciarlo. Algo parecido sucede con las profecías bíblicas. Desde abajo te orientan. Pero cuando te vas acercando al cumplimiento se te aumenta la perspectiva y vas distinguiendo detalles.
     Parece que en esta campaña no son llevados ante reyes y gobernadores, sino más adelante. Cuentan que Pedro dio testimonio ante el emperador Nerón, y Juan ante Domiciano. Nos está aclarando Jesús el ambiente en que va a prosperar el evangelio hasta el día en que él venga. Nunca cesará la beligerancia. Me parece que uno de los temas más importantes para enseñar a nuestros hijos se encuentra en Mateo 23:24-28. El hecho de que en occidente no estamos sufriendo oposición violenta nos sirve de tranquilizante para no ver con claridad el nivel de hostilidad que hay, e incluso para sucumbir ante la tentación de amoldarnos a la sociedad que nos rodea con el fin de evitar enfrentamientos. El mandamiento de Jesús de no tener miedo a los que matan el cuerpo cobrará vigencia cuando los seguidores de Jesús acepten ser como su Maestro. Esta enseñanza nos hace recordar la bienaventuranza de los que son perseguidos (Mateo 5). No solamente no hay que tener miedo, sino ver la persecución como el sello de Dios sobre nuestra fidelidad. 

martes, 10 de noviembre de 2009

Con el mismo poder que Jesús








     Lucas cuenta 3 ocasiones cuando Jesús viajó por Galilea predicando y sanando. Son Lucas 4:42-44, 8:1 y 9:1-6. En esta tercera gira por su propia provincia, movido por  compasión, ve las multitudes sin pastor y manda orar para que Dios envíe obreros a cosechar (Mateo 9:36). Y, acto seguido, da poder a los 12 y les envía de 2 en 2 (Marcos) a proclamar y sanar (Lucas).
     Van con poder. Y con una misión específica. ¿Qué será el efecto en esas aldeas después de la breve estancia de los 2 seguidores de Jesús?
  1. Un gran alivio de sufrimiento. Hasta ahora ha sido Jesús quien sanaba a todos (Mateo. 4:23, 24; 8:16; 9:35; 10:1; Marcos 1:32; 6:55, 56; Lucas 4:40). Ya lo hacen los 12 (Lucas 9:1) y lo seguirán haciendo (Hechos 5:16).
  2. Renovada forma de vivir por causa del arrepentimiento (Marcos 6:12). Si hacemos referencia a la predicación de Juan Bautista sobre el arrepentimiento, ahora en estos pueblos los que tienen ropa y comida de sobra están compartiendo con los que no tienen.
  3. Reconocimiento de la casa donde fueron hospedados los 2 emisarios de Jesús. Las instrucciones son exactas. Hay que localizar una persona digna (en otra ocasión, hijo de paz - Lucas 10:6-7), y vivir allí hasta terminada la misión. Ya tienen un lugar de referencia para cuando quieran saber más.
  4. Reconocimiento del Rey. Su mensaje es el anuncio del Reino. Llegará el día cuando estos súbditos del Reino acompañarán a su Rey entrando en la ciudad de Jerusalén (Juan 12:12-13). Y sus seguidores en Jerusalén salen a recibirle (Juan 12:17-18).
     No es extraño, entonces, que después de 3 campañas por los 200 pueblos de Galilea, haya una cosecha de tal envergadura que la gente de Jerusalén sospeche que cualquier galileo pueda ser seguidor de Jesús (Mateo 26:73). Sigo convencido de que continentes enteros, cuando vean el milagro del gran amor entre los seguidores de Jesús hoy, llegarán a ver la única esperanza del mundo. Aunque no todos. Siempre habrá la doble reacción ante el mensaje de paz. Jesús también prepara a sus discípulos para la oposición, como veremos a continuación.


lunes, 9 de noviembre de 2009

La decisión de no creer


     El uso de las casas en tiempos de Jesús debió ser diferente que ahora. Por ejemplo, cuando le invitan a una casa a comer, luego entra una mujer no invitada, que le unge los pies. Hoy día no solemos entrar en casa de nadie sin invitación. En Mateo 9:28, después de que Jesús entra en casa, los 2 ciegos que le vienen siguiendo también entran y después de curados, salen. Es otra cultura. Pero tenemos derecho a usar nuestras casas como queremos. En la planta donde vivíamos en Fuenlabrada las 3 puertas de las 3 vecinas quedaban abiertas durante el día, y ellas entraban sin llamar. He visto alguna vez aquí en el pueblo en el piso de Rubén y Rocío, un grupo de amigos que parecían usar la casa como lugar de reunión. Mi impresión en la lectura del Evangelio es que la casa de Pedro sirvió más para el ministerio de Jesús, que la sinagoga. Como la casa de Óscar y María en Navalmoral, cualquier día de la semana. Léete Mateo 9:27-34, notando cuántas cosas suceden en la casa. ¿Habéis pensado cómo maximizar el uso de vuestra casa para servir a Jesús?
     ¿Cuántas visitas a la sinagoga de Nazaret encontramos en la Biblia? Algunos comentaristas piensan que la ocasión de Lucas 4:16 tiene que ser la misma que Mateo 13:54 y Marcos 6:1. Pero la mayoría ven dos ocasiones distintas, una al principio de su ministerio y otra cierto tiempo después. No hace falta resolver todas estas dificultades antes de aprovechar el alimento de la Palabra de Dios. Hay 2 extremos. Por un lado hay personas que no dan importancia a los detalles del texto de las Escrituras. Lo leen todo superficialmente sin aplicar el cerebro. No comparan ni se hacen preguntas. Por otro lado los hay que lo polemizan todo. Para ellos la Biblia es un campo de esgrima y van en busca de contrincantes. No se alimentan, sino que se entretienen y se enfrentan. En esta lectura cronológica de los 4 Evangelios estamos intentando una comprensión equilibrada: usar el cerebro y los estudios de algunos maestros con el fin de formar parte del ejército de Jesús, viviendo como el vivió, aplicándolo al siglo 21.
     Los fariseos (Mateo 9:34) utilizan su cerebro para buscar motivos para no creer en Jesús. La gente de Nazaret hace lo mismo. Reconociendo su sabiduría y su poder (Mateo 13:54), se escandalizan porque no puede ser que alguien de su propio pueblo sea tan grande. Y deciden no creer. Y limitan el efecto del poder de Jesús en su pueblo. Podemos decidir, como los 2 ciegos (Mateo 9:28), poner toda nuestra fe en Jesús y no dejar de "molestarle" hasta ver su poder en nuestras vidas.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Milagros del siglo 21 que acreditan la autoridad de Jesús


     En el mismo año en que nace una niña se enferma una mujer. 12 años más tarde sus caminos se cruzan debido a necesidades que tienen. El relato de la resurrección de la niña es un bocadillo con la curación de la mujer en medio.

     Vemos aquí que Jesús con su poder es accesible, disponible. Llega el papá de la niña, y Jesús va con él. Llega la mujer por detrás, abriéndose paso entre la multitud, y desde su anonimato experimenta el poder de Jesús. Llegamos tú y yo en cualquier momento y en cualquier condición, y está a nuestra disposición el poder de Jesús para perdonar y sanar.
     ¿Dije "sanar"? Dios sana todavía. Hemos escuchado testimonios recientes y fiables. Un referente en el siglo 20 sobre el poder de Dios para sanar era John Wimber. Hombre que amaba a Dios y a su pueblo, Wimber sentía la necesidad de ver el poder de Dios en su ministerio. Siguió buscando y orando hasta llegar a ver muchos y grandes milagros de varios tipos. Fruto de su ministerio son las iglesias de la Viña (Vineyard churches) extendidas por muchos países. Y también el estilo de música de adoración que él introdujo, que ha influido en muchas iglesias. Después de años de predicar y practicar la sanidad, John Wimber tuvo la sinceridad de reconocer que no todos enfermos se curaban. Había grandes muestras del poder de Dios pero los resultados no eran como lo que hacía Jesús, sanando a todos. Wimber mismo murió de cáncer a los 63 años.
     Un referente del poder de Dios en su vida, sin milagros de sanidad, es Joni Eareckson Tada, que lleva muchos años en silla de ruedas. Puedes leer acerca de su ministerio pinchando aquí. La película que cuenta esta historia es un gran testimonio.
     Si las obras milagrosas acreditaban la autoridad de Jesús (Juan 14:11), ¿qué son las obras mayores que harán los que creen en él (14:12)? Dejando ya para otro momento el tema de las sanidades, hay algo a nuestro alcance que sería una señal única en el mundo. No conozco ningún campo donde no haya competencia e intentos de rebajar a los demás. Bueno, sí, uno, el "campo santo", el cementerio. En la política, en las artes, en la medicina, en el mundo de la literatura o la investigación, el deporte, hasta en la teología, hay que ser el primero, tener más aplausos, tener el club de fans más grande.
     Nosotros los cristianos sabemos decir frases como "toda la gloria a Jesús". Pero las divisiones entre creyentes, hasta en pueblos pequeños, demuestran muchas veces un Jesús incapaz de coordinar su cuerpo. ¿Qué hacer? Pues, reunirnos para orar. No es tan fácil. He visto intentos de hacer esto entre pastores de iglesias con el resultado de que un pastor luego comentó que el único beneficio que pudo sacar de esas reuniones era los programas de informática que intercambiaban. ¿Solución? Servirnos los unos a los otros. Algunos parecen definir "servir" como "mandar". Perdonarnos los unos a los otros. Al final ¿sabías que estamos en un cementerio? Habéis muerto (Colosenses 2:20 y 3:3). Hemos muerto (Romanos 6:2). Habiendo muerto (Romanos 7:6). Con Cristo he sido crucificado (Gálatas 2:20). Cuando ensalzamos a cualquier personaje que no sea Jesús, estamos intentando resucitar lo que se había dado por enterrado. De modo que el único club de fans que conocemos es el de Jesús. Si tenemos eso claro, podemos ir haciendo limpieza, identificando y eliminando de nuestra vida las actitudes carnales que hemos disimulado con vocabulario espiritual.