sábado, 13 de noviembre de 2010

Los viejos

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 1:13-18
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    Cuando leemos el Evangelio de Lucas estamos entrando en una correspondencia particular entre el evangelista y un personaje llamado Teófilo. Lucas dedicó su trabajo a un individuo pero con un estilo que nos permite a todos disfrutar de su obra.
    Permitidme también poner nombres de personas a las que van dirigidas estas lecturas del Evangelio de Lucas. Pueden ser personas ficticias o reales. Hoy van a ser "los viejos".
    Querida persona mayor, que como Zacarías y Elisabet llevas muchos años andando en los mandamientos y ordenanzas del Señor. Quedan atrás los tiempos en los que esperabas ver grandes cosas. Quedan casi en el olvido aquellas peticiones que hiciste al Señor desde la fervorosa juventud. Sin embargo sigues fiel, como Zacarías en su oficio en el templo dos semanas cada año. Puede que te espere una sorpresa.
    Lo primero que dice el ángel a Zacarías es que su oración ha sido oída. ¿Qué oración? Pues ¿qué van a pedir una pareja sin hijos? Al final van a tener un hijo que será el más grande de los profetas (Lucas 7:28) Después de muchos años de esterilidad, la espera mereció la pena.
    Pareja mayor, que como Zacarías y Elisabet habéis pedido sin recibir, sabed que ninguna petición hecha al Señor cae en el olvido. Aunque nosotros olvidemos, Dios, cuando recibe nuestras peticiones, tiene con qué trabajar y confeccionar en la tierra su maravillosa voluntad.

¿Quedaría yo mudo por falta de fe, como Zacarías?

viernes, 12 de noviembre de 2010

Perdido en la tumba

Vitaminas                   Marcos 16:9-11
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    María Magdalena, la primera persona que vio a Jesús resucitado, perdió su tristeza.
    Los discípulos, cuando al final se convencieron de la realidad de la resurrección, perdieron su miedo. ¿Por qué habían tenido miedo? Por su incredulidad y dureza de corazón (Marcos 16:14).
    Tú y yo, partícipes de la resurrección de Jesús (Colosenses 3:1), hemos perdido nuestra debilidad. "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros” (Romanos 8:11).
      Esta promesa trata de la victoria diaria sobre el pecado. Si no hemos endurecido nuestro corazón hay poder sin límite para vivir la vida de Cristo.
¿La tumba queda atrás para mí?

jueves, 11 de noviembre de 2010

Gente decidida

Vitaminas (Lectura mínima)       Marcos 15:1-5
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    Los principales sacerdotes y los ancianos saben que si quieren deshacerse de su enemigo, éste es el momento. De modo que están dispuestos a pasar toda la noche trabajando para ese fin. Su motivación: eliminar obstáculos a su poder.
    Pilato es un hombre decidido y va al grano preguntando a Jesús si es el rey de los judíos. Su motivación en permitir la crucifixión: mantener la supremacía romana.
    Jesús, el Hijo de Dios, decidido a conseguir la redención de la humanidad, no huye de su destino. No pierde el tiempo intentando dar una contestación a cada una de las numerosas acusaciones. Su motivación: tenerte a ti en la gloria con él.
    La multitud, voluble, no sabe lo que quiere. Igual piden que se les entregue un preso (v 8), como piden también que Jesús sea crucificado (v 13). No tienen motivación, son veletas.
    Dios el Padre decidido a llevar hasta sus últimas consecuencias el sacrificio de su propio Hijo,  le permite sufrir en oscuridad el dolor que todos nosotros merecíamos. Su motivación: conseguir un pueblo fiel a su hijo amado. Jesús, ya en el fondo de ese sufrimiento, exclama, "Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? (v 34).
    Sabemos que Jesús consiguió lo que pretendía. “Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho” (Isaías 53:11). Su satisfacción se encuentra en que tú y yo no tengamos que sufrir lo que él sufrió.
    Decididos tú y yo, sabemos que la cruz no es un adorno. Tampoco es un pequeños sufrimiento. La cruz solo representa una cosas, la muerte. El Hijo de Dios dio su vida en nuestro lugar. Nosotros damos nuestras vidas enteras como única respuesta, decididos a poner en práctica todo lo que él enseñó y que tan caro le costó. Nuestra motivación: honrar al Dios que tanto nos amó.
Este es el momento ¿para jugar o para tomar en serio mi fe en Jesús?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Judas no pierde el tiempo

Vitaminas (Lectura mínima)       Marcos 14:43-46
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    Hay que reconocer, respecto a Judas, que es un hombre decidido. Sabe lo que quiere. Se ha dado cuenta definitivamente, que Jesús no le ofrece ningún beneficio material. De modo que, ni corto ni perezoso, va directamente a los jefes del pueblo para hacer un trato. El conocimiento que él tiene de las idas y venidas de Jesús vale un dinero y está dispuesto a cobrar. Les va a facilitar la entrega de su enemigo (Jesús) sin que tengan que hacer frente a la multitud de sus amigos.
    Cuando Judas llega al frente del pequeño ejército reclutado por los jefes religiosos tenemos otra vez (v 45) esa palabra εὐθέως (pronunciada "euceos"), que significa "en seguida". Judas, sin demora, se acerca a Jesús como si no hubiese ocurrido nada, y le planta el famoso beso diciendo "Maestro, Maestro". Decidido también fue Judas luego, arrepentido, para devolver el dinero y al final quitar su propia vida.
Decidido para el mal, estimulado por un poco de ganancia material. Dispuesto a ser el único con el valor suficiente para enfrentarse al Maestro, aunque fuera con engaño.
    No queremos ponerle a Judas como ejemplo, pero por lo menos él actuó sobre sus principios o falta de ellos. Nosotros, que decimos ser seguidores de Jesús de verdad, a veces apenas nos distinguimos de los que no hacen alarde de ningún compromiso. Necesitamos un poco del abandono de la mujer de Betania (Marcos 14:3). Romper nuestros vasos de alabastro, derramar todo a los pies de Jesús, ser auténticas piedras vivas de las que se desprende la presencia de Jesús. Ser cristiano no es llevar una etiqueta, sino poner toda la carne en el asador para nuestro Señor.

¿Qué paso me toca dar hoy?

martes, 9 de noviembre de 2010

El templo de Dios

Vitaminas (Lectura mínima)       Marcos 13:1-2

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    El templo fue edificado por Salomón conforme al plan que Dios dio a su padre el rey David.Fue destruido en las guerras y reedificado, primero en tiempos de Esdras y luego por el rey Herodes. En este edificio se   centraba el culto del pueblo y cuando estaban fuera de Jerusalén orientaban sus oraciones en dirección hacia la Ciudad Santa (ver Daniel 6:10). Desde Salomón hasta Jesús el templo representa La Presencia de Dios.
    A los discípulos de Jesús les impresiona lo enorme de la estructura. Jesús escucha sus comentarios y comienza una importante enseñanza sobre los cambios. Esos edificios monumentales están a punto de caducar. El templo de piedra era necesario desde tiempos de Salomón hasta la muerte de Jesús. Pero el templo ahora es su cuerpo (Juan 2:19) y el momento exacto cuando el antiguo templo ya no es útil será cuando el inmenso telón del lugar santísimo es rajado de arriba abajo (Marcos 15:38). Unos años más tarde (concretamente en el año 70) se cumplirá también la profecía de las piedras (Marcos 13:2). Ese templo no se ha vuelto a edificar. En el año 2010  sigue ocupando su sitio una mezquita.
    A partir de los 12 apóstoles Dios está haciendo un nuevo edificio que se llama la Iglesia. Es un tema recogido luego por Pablo - nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: HABITARE EN ELLOS, Y ANDARE ENTRE ELLOS; Y SERE SU DIOS, Y ELLOS SERAN MI PUEBLO (2 Corintios 6:16).
    Las piedras somos tú y yo, piedras vivas (1 Pedro 2:5), que van creciendo hasta formar el lugar perfecto para la presencia de Dios. ¿Cuándo será puesta la última piedra? "De aquel día y de la hora nadie sabe" (Marcos 13:32).
¿Se ve en mí la presencia de Dios?

lunes, 8 de noviembre de 2010

Las cosas pequeñas cuentan para mucho

Vitaminas (Lectura mínima)       Marcos 12:41-44
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    Probablemente ella había pensado ni siquiera echar la moneda, por el poco valor que tenía. Sabía que los mirones del templo harían sus comentarios. Alguien se iba a reír por lo ridículo de su pequeña ofrenda. Los jefes del culto podían pasar perfectamente sin su aportación. No representaba ningún beneficio para las arcas de la poderosa máquina sacerdotal. Casi no merecía la pena contar la calderilla que esta pobre viuda pensaba ofrecer al Señor. Por otra parte, después de echarla no le quedaba ni para comprar pan.
    Ella era consciente también que por el lugar de las ofrendas del templo pasaban personas muy ricas cuyos grandes donativos entregados a la vista de todos, cubrían de sobra las necesidades. Pero ella no era una persona que se dejara guiar por los demás, sino por su relación personal con Dios. No le iba a quitar nadie el privilegio de dar su ofrenda al Señor.
    Y, efectivamente, lo tuvo que hacer delante de las personas que congregaban allí como si se tratase de un espectáculo. Entre los “mirones” estaba Jesús, que usaba otro método de contabilidad. Tan llamativa resulta la ofrenda de esta pobre viuda que Jesús convoca a sus discípulos para hacer un comentario. El utiliza el sistema contable del resto. Es el sistema que suele usar Dios. Él mira lo que le queda a cada uno después de ofrendar. A los ricos les sobra todavía cuando han dado su ofrenda. Solo dan para impresionar. Ellos ya tienen su recompensa (Mateo 6:3). Ella da de corazón y es Dios quien apunta la entrada en el libro contable.
    ¿No tenemos que aprender de ella cada uno? ¿No decimos cosas como, “No puedo dar ninguna ofrenda ahora porque este mes no me alcanza”? No podemos participar en las actividades de la iglesia porque nos han llamado para hacer esto o aquello. Son excusas que damos a los demás pero Dios es quien apunta la verdad y con quien únicamente tenemos que tratar.

¿Practico la contabilidad de Jesús?

domingo, 7 de noviembre de 2010

Cada cosa en su tiempo

Vitaminas (Lectura mínima)       Marcos 11:1-11
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    Hemos dado el salto a la última semana de Jesús antes de morir. Cada paso que le vemos dando es necesario. No hay un minuto que perder. Los discípulos en seguida encuentran el pollino (Mt 21:2). La palabra griega que se traduce "en seguida" y también "luego" (Marcos 11:3) es εὐθέως (pronunciada "euceos"), compuesta de dos palabras que significan "colocar bien". Las cosas se colocan bien cuando se hacen en su tiempo. El ladrillo ha de colocarse en seguida de preparar el material de agarre. La fruta ha de cosecharse en seguida después de madurar. La poda hay que efectuarla antes de que la planta brota.
Jesús tiene que entrar como rey en Jerusalén. Está profetizado. Participan los discípulos en la preparación, participa el público en la aclamación.
    Igual sucede en nuestro servicio a Dios. Cada cosa en su tiempo. No hay tiempo que perder.
Pero ¡ojo!. Aunque no hay tiempo que perder, tampoco hay que forzar ningún evento. Los planes de Dios se realizan con el poder el Espíritu Santo, no con maña humana ni tampoco con votación mayoritaria. A Jesús no le vemos nunca preocupado de que algo pueda salir mal. Incluso recordemos que dijo que si la gente no le aclamaba, las mismas piedras harían las veces. Seamos obedientes para que no tenga que venir una piedra para hacer lo que nos corresponde.
¿Qué me viene diciendo el Señor desde hace mucho tiempo y no lo he hecho todavía?