El pueblo de Israel va a encontrar los mismos enemigos que se negaron a enfrentar 40 años atrás (Deuteronomio 19-21). ¿Van a cometer el mismo error? ¿Van a negarse a entrar en la tierra por miedo a la superioridad militar de los habitantes? En el capítulo 20 hay una serie de instrucciones sobre cómo entrar en batalla. Hay casos donde es permitido el regreso a casa. Esto es comprensible cuando entendemos que la victoria está basada en la presencia de Dios, que les acompaña de manera visible, representado por el sacerdote (v 2).
Pero la primera instrucción es clave: aunque tengan caballería y carros armados y números superiores, No tengáis miedo. Esto es un mandamiento de Dios, igual que el mandamiento de no robar. ¿Por qué acaban de perder 40 años dando vueltos por el desierto? ¡Por miedo a ese mismo enemigo fueron desobedientes y se negaron a entrar en la tierra!Pero el miedo es una cosa natural. No lo podemos evitar. ¡Un momento! Cuando Israel se negó a entrar en la tierra prometida, a esa actitud Dios la llamó rebeldía, desobediencia. Porque ya tenían evidencia suficiente para confiar el el Dios que les mandaba entrar. ¿Qué era la diferencia entre los 2 espías que sí querían entrar y los 10 que se acobardaron? Josué y Caleb creían la Palabra de Dios. Según Romanos 14:23, todo lo que no procede de fe, es pecado. Jesús dijo (Marcos 5:36), No tengas miedo. Cree solamente. ¡Otro mandamiento!
En estos 3 capítulos (Deuteronomio 19-21) y en toda la Palabra de Dios hay un concepto clave, OBEDIENCIA. Los 10 espías realmente pusieron sus propios criterios sobre el mandamiento de Dios.
El miedo es nuestro acompañante en un viaje que dura toda la vida. Pablo dice, Y estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor (1 Corintios 2:3). Pero no se dejaba dominar. Siguió adelante por fe. La fe, basada en nuestro caminar con Dios, nos permite ver la realidad, que nuestro Dios es más grande. Por eso David pudo decir, No me asusta ese enorme ejército que me rodea dispuesto a atacarme (Salmo 3:6).
Una cosa que vemos en estos 3 capítulos es cómo Dios lo prevé todo: ciudades de refugio, lo serio de acusar falsamente, el comportamiento de los hijos... Y el empeño del señor en tener un pueblo limpio y obediente.
Pensamiento para hoy: Cuanto más grande es nuestro Dios, más pequeños nuestros temores.