sábado, 15 de enero de 2011

El problema del mensajero

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 10:9-19
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    Cuando se convierte Saulo, aunque Jesús le habla directamente, el hombre clave es Ananías, elegido por Dios para ser el mensajero (9:10). Cuando el mensaje de Dios llega al centurión Cornelio también hace falta un testigo humano, en este caso Pedro. Ananías tiene que vencer sus propios temores y Pedro tiene que vencer sus prejuicios. Para que tus vecinos escuchen el evangelio a lo mejor tienes que vencer una serie de excusas que llevas años desarrollando. O sencillamente hay que vencer la pereza y salir de tu casa y de tus costumbres.
    El problema que tiene Dios en estos capítulos no es con los inconversos. Tanto Saulo como Cornelio están deseosos de seguir a Jesús. La resistencia que hay que vencer está en los creyentes, los mensajeros. Ananías “sabe” que Pablo no se va a convertir. Pedro “sabe” que Cornelio es de una clase de personas que no son dignas del evangelio.
    ¿A quién se parece Pedro en el v 14 cuando dice “Señor, no”? ¿No se está volviendo un poco fariseo, guiado por las reglas en vez de la libertad en Cristo? Los mensajeros de Cornelio están a punto de llegar y Dios sabe que existe el peligro de que Pedro mismo levante murallas excluyentes y que estos gentiles se vean bloqueados en su búsqueda de la verdad. Para que se haga la voluntad de Dios en Pedro como en el cielo, necesita esta curiosa visión celestial. Se va a abrir una gran puerta mostrando que el evangelio es para todas las naciones y no sólo el pueblo judío.
¿Contra quién siento prejuicios, que podría llegar a ser un siervo de Dios?

viernes, 14 de enero de 2011

¿Por qué tarda tanto?

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 9:1-6
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    Saulo (que luego utiliza el nombre de Pablo) fue enviado a Jerusalén de joven, desde su ciudad natal de Tarso (Hechos 22:3). Era de los más sinceros buscadores de la verdad. Su conversión a la fe en Cristo es tardía. Primero se encuentra entre los perseguidores de la iglesia. ¿Qué es lo que impide que este joven noble y ferviente conozca la verdad? Está allí en la misma ciudad donde Jesús enseña y hace milagros pero como si hubiese una muralla que impidiese el contacto con el Maestro.
    Esa muralla pudo ser el farisaísmo. Saulo estaba bajo la tutela de las personas más religiosas de su tiempo. Tomaban las Escrituras al pie de la letra e incluso añadían sus propias reglas. Los Fariseos se oponían continuamente a Jesús. ¿Cómo iban a permitir que un joven por el que se sentían responsables estuviese expuesto a las enseñanzas de un galileo que no había pasado por sus escuelas?
    Va a hacer falta una experiencia traumática. Dios está tomando nota de las ganas de ese joven de servirle. Va a romper la muralla. El lugar escogido es las cercanías de Damasco donde Saulo pretende eliminar la iglesia. Jesús, que no llegó a contactar con Saulo en la tierra ahora lo hace desde el cielo. Lo que me impresiona es la rapidez de la conversión de Saulo. En pocos segundos desde que oye esas palabras, “Saulo, ¿por qué me persigues?” está diciendo, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” La voluntad de Dios se va a realizar en este hombre como en muy pocos antes o después.
    Siempre habrá quién construya murallas. A veces donde más difícil es conocer a Jesús es en un ambiente muy religioso.

¿Estamos dispuestos a que nuestros jóvenes sirvan a Jesús?

jueves, 13 de enero de 2011

Es posible

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 8:1-8
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    Los primeros 7 capítulos de Los Hechos suceden en Jerusalén la ciudad donde Jesús murió. Se está viendo la contestación de la oración que él enseñó, “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”. Principalmente lo que esto significa es que el pueblo de Dios se mantiene fiel y puro. Siendo fieles en comunicar el evangelio se añadirán muchos al cuerpo de Cristo. Con pureza de corazón no les pueden hacer daño incluso matándolos.
    Ahora hay un cambio, que realmente son dos cambios importantes. Primero, salen de Jerusalén para conservar sus vidas. Segundo, estos grupos de creyentes ya no cuentan con la presencia de los apóstoles, que todavía tienen que realizar un trabajo en la capital (v 1). ¿Podrán mantener esa presencia celestial sin los 12 hombres principales? Si pasan esta prueba, sabremos que la Iglesia tiene la posibilidad de extenderse por toda la tierra mediante la obediencia a las Palabras de Jesús y el poder del Espíritu Santo. ¡Lo consiguen!
    Primero vemos que no hace falta Pedro para que la Palabra de Dios se predique con poder. Parece que todos van anunciando el evangelio (Hechos 8:4). Se forman muchas nuevas iglesias en las provincias alrededor de Jerusalén y el evangelio llega hasta el lejano país de Etiopía. Las señales del cielo se manifiestan bajo el ministerio de nuevos líderes: gozo, poder, vidas cambiadas.
    También vemos que no se forman iglesias independientes. Mientras los apóstoles viven son necesarios para establecer las iglesias con firmeza. Pedro y Juan se desplazan (v 14) y el mismo Espíritu Santo realiza su poderosa obra.
¿Es posible en nuestro tiempo experimentar la voluntad de Dios como en el cielo?

miércoles, 12 de enero de 2011

Mirando al cielo

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 7:51-60
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    Cuentan de un creyente que sufrió mucho por su fe en tiempos de la Inquisición. Cuando le preguntaron, ¿Cómo pudiste aguantar el dolor físico de la tortura? él respondió, “Pregúntame más bien cómo pude aguantar la gloria de Dios que sentía en ese momento.” Cuando Jesús mandó a los apóstoles a predicar dijo, “Estoy con vosotros todos los días” (Mateo 28:20).
    Esto es el caso de Esteban. Empezó como repartidor de alimentos. Le llamamos “diácono” o siervo. Fue fiel en esa responsabilidad y llegó a ser un brillante testimonio de Jesús. La mayor parte del capítulo 7 de Hechos es un repaso que él da ante sus acusadores, del trato de Dios con su pueblo Israel en el Antiguo Testamento, llegando a la conclusión, Este es un pueblo muy duro, que siempre resiste al Espíritu Santo.
    Esteban, llegando a su muerte, está en contacto con el cielo, con el trono de Dios (v 49). La gente ya se dio cuenta que tiene el rostro como de un ángel (6:15). Ahora comunica a sus acusadores lo que está viendo, la gloria de Dios, con Jesús a la diestra del Padre. Ellos, siempre muy “religiosos”, recurren a la solución final, matar al testigo de Dios a pedradas. Sin estar en contacto con el cielo Esteban sería incapaz de gritar en el mismo momento de su muerte, “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Ya no tiene que mirar al cielo desde la tierra. Ha pasado de aquí para allá.
    ¿Por qué huimos de experiencias difíciles para la carne? Ellas precisamente nos acercan a Dios. También en nuestro sufrimiento podemos tocar a otros. Pablo, uno de los enemigos, presente en esta escena, llega a darse cuenta (Hechos 22:20) que está ante un testigo de Dios
¿Cuándo he estado más cerca del cielo?

martes, 11 de enero de 2011

El trabajo de cada uno

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 6:1-7
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    En el cielo hay orden. Todos tienen su función bajo la presidencia de Dios. Cuando se realiza la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo, entonces cada aspecto funciona también ordenadamente. Los pastores (en este caso los apóstoles) saben cuál es su misión: la oración y el ministerio de la Palabra (Hechos 6:4)
     Los que son elegidos para servir saben qué es su misión también: asegurar el justo reparto de los alimentos. No es que los apóstoles se nieguen a hacer los trabajos físicos. Cuando son pocos en número ellos son los que reciben los donativos como han hecho cuando Jesús estaba presente, y todo es repartido en familia. Pero tienen el suficiente discernimiento como para no abandonar las cosas primarias. Podían haber dicho, “Hoy no tenemos tiempo para la oración porque hay mucha comida que repartir. Eso sería hacer las cosas del cielo así como se hacen en la tierra. Pero siendo una empresa celestial la relación con Dios es lo primero. Luego hay un dispositivo automático que indica cuando algo falla. Como cualquier rebaño de ovejas, que balan cuando piensan que no han sido bien servidas, se levantan las voces de los que tienen una queja. Los apóstoles actúan, el pueblo responde y se mantiene esa comunidad modelo, esa luz que alumbra en medio de la oscuridad.
    Hay un grupo de personas que observan, y quedan impresionadas por la unidad y el amor práctico de los creyentes. Leemos que muchos sacerdotes obedecen a la fe (v 7).
    Ah, también hay agua revuelta otra vez porque estamos todavía en la tierra y no en el cielo. ¿Qué pasará (v 12)?
¿Estamos funcionando coordinadamente?

lunes, 10 de enero de 2011

Lo que más daño hace

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 5:1-11
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    En Hechos capítulo cinco llega la amenaza desde dos fuentes: los que están dentro de la iglesia y los que están fuera. Pienso que el mayor peligro es el que viene de dentro. Dios trata con mucho más rapidez a los cristianos falsos que a los poderes políticos. ¿Qué es el pecado de Ananías y Safira? No son culpables de desfalco, ni de ningún crimen “serio”. Han mentido a sus hermanos, o más bien al Espíritu Santo (v 4). La iglesia es el reflejo del cielo en la tierra. En la Epístola a los Efesios Pablo enseña claramente, “No mintáis los unos a los otros porque somos miembros los unos de los otros.” Se trata de un mal que requiere cirugía radical. Menos mal que Pedro está atento a la dirección del Espíritu Santo y esa cirugía puede realizarse. Les esperan  grandes dificultades a la vuelta de la esquina con el feroz aumento de la oposición ¿Cómo podría sobrevivir una iglesia contaminada? ¿Cómo van a ver esa avalancha de milagros (v 12) si no puede fluir con libertad el Espíritu Santo entre ellos?
    No tenemos ningún otro relato así donde se produce la muerte instantánea de dos personas en la comunidad cristiana. Esto sucede en los principios de la historia de la iglesia y demuestra la actitud de Dios hacia el engaño. Pedro podía haber dicho, “bueno, son gente inmadura, y además es un dinero que nos será útil. No queremos asustar a los demás, así que será mejor no ser demasiado radicales con esta pareja. Pero Dios fue radical y la iglesia fue limpiada y prosperó y siguió creciendo (v 42)
¿Tendríamos más poder espiritual si los responsables en la iglesia reaccionaran como Pedro?

domingo, 9 de enero de 2011

No es tan fácil

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 4:5-12
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    Mis suegros vivían en el famoso Río Rogue, lugar favorito de los que practican la navegación en balsa de "aguas blancas". Un hombre que hizo ese viaje cuenta que después de dos días de aguas suaves, de repente entraron en aguas blancas. Cayó al agua y casi se ahoga al taparle la boca y la nariz las gafas. Había olvidado el peligro.
    No se puede navegar el Río Rogue sin peligro. No se puede navegar la vida cristiana sin encontrar escollos. Jesús dijo, “Como el Padre me envió así yo os envío” (Juan 20:21). Leyendo los capítulos 1 a 3 de Hechos se podría formar la idea de que después de la resurrección de Cristo todo iba a ser aguas mansas y Jauja. Pero no estamos en el cielo todavía. La realización de la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo trae una inevitable confrontación con los que han elegido no ser ciudadanos del cielo.
    ¿Te suenan los nombres en Hechos 4:6? Siguen mereciendo el premio de empeñados en no ver la realidad. Los que dieron muerte a Cristo no han cambiado. Quien sí ha cambiado es Pedro. El que fuera cobarde ante una criada ahora destaca por su valentía ante los jefes que igual le pueden ejecutar. ¡Lo que hace el Espíritu Santo! Los peligros de este río solo sirven para subrayar la fuerza interior que tenemos. Hay que obedecer a Dios primero (v 19). En este lado del cielo solo hay un nombre que cuenta (v 12).
La iglesia progresa viento en popa. Cinco mil personas que confiesan a Jesús (4:4). Poderosa oración (23-31). Vida comunitaria que demuestra en la tierra cómo es el cielo (32-37).
¿Sabemos usar para bien las pruebas?