Vitaminas (Lectura mínima) Hechos 9:1-6
Menú completo Hechos 9
Saulo (que luego utiliza el nombre de Pablo) fue enviado a Jerusalén de joven, desde su ciudad natal de Tarso (Hechos 22:3). Era de los más sinceros buscadores de la verdad. Su conversión a la fe en Cristo es tardía. Primero se encuentra entre los perseguidores de la iglesia. ¿Qué es lo que impide que este joven noble y ferviente conozca la verdad? Está allí en la misma ciudad donde Jesús enseña y hace milagros pero como si hubiese una muralla que impidiese el contacto con el Maestro.
Esa muralla pudo ser el farisaísmo. Saulo estaba bajo la tutela de las personas más religiosas de su tiempo. Tomaban las Escrituras al pie de la letra e incluso añadían sus propias reglas. Los Fariseos se oponían continuamente a Jesús. ¿Cómo iban a permitir que un joven por el que se sentían responsables estuviese expuesto a las enseñanzas de un galileo que no había pasado por sus escuelas?
Va a hacer falta una experiencia traumática. Dios está tomando nota de las ganas de ese joven de servirle. Va a romper la muralla. El lugar escogido es las cercanías de Damasco donde Saulo pretende eliminar la iglesia. Jesús, que no llegó a contactar con Saulo en la tierra ahora lo hace desde el cielo. Lo que me impresiona es la rapidez de la conversión de Saulo. En pocos segundos desde que oye esas palabras, “Saulo, ¿por qué me persigues?” está diciendo, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” La voluntad de Dios se va a realizar en este hombre como en muy pocos antes o después.
Siempre habrá quién construya murallas. A veces donde más difícil es conocer a Jesús es en un ambiente muy religioso.
¿Estamos dispuestos a que nuestros jóvenes sirvan a Jesús?
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