06-abr
Con la primera lectura de este capítulo uno se puede preguntar ¿por qué Pablo hace esa descripción tan negativa de lo que es la condición de un apóstol (v 9)? Lo volví a leer, una y otra vez. Poco a poco me iba entrando el concepto de que los cristianos en Corinto, en su carnalidad (capítulo 2), su superficialidad, tienen un problema serio con las apariencias. Les impresiona más la elocuencia que la espiritualidad, el aspecto físico que la profundidad, el qué dirán que el qué dice Dios.
Por eso Pablo establece el el v 1 la afirmación lapidaria de quién es. Los corintios, en su infantilismo, son fácilmente arrastrados. Me acuerdo de una conversación que escuché entre dos cristianos que acababan de escuchar un buen sermón sobre las palabras de Jesús, boga mar adentro, que nos animaba a profundizar en nuestra relación con Dios. Les oí usar la expresión "me ha puesto las pilas". Pensé para mí, "¡Qué bien, vamos a ver cambios en sus vidas!" Pero con el tiempo no observé ninguna mejora. Todo quedó en la superficie.
Esta iglesia tiene que darse cuenta que por muy despreciable que parece el apóstol Pablo, tienen que pasar por él si quieren tener una experiencia cristiana completa.
Un alivio: quedo libre de la responsabilidad de juzgar.
4- Porque no estoy consciente de nada en contra mía; mas no por eso estoy sin culpa, pues el que me juzga es el Señor. 5- Por tanto, no juzguéis antes de tiempo, sino esperad hasta que el Señor venga, el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios.
Vimos en las cartas a los tesalonicenses (2 Tesalonicenses 1) que hay que tener paciencia esperando que las cosas se arreglen hasta que Jesús vuelva. Ahora el apóstol dice algo parecido respecto a nuestro impulso de emitir juicios o de criticar. No juzguemos antes de tiempo (es decir, hasta que el Señor venga).
6- Esto, hermanos, lo he aplicado en sentido figurado a mí mismo y a Apolos por amor a vosotros, para que en nosotros aprendáis a no sobrepasar lo que está escrito, para que ninguno de vosotros se vuelva arrogante a favor del uno contra el otro. 7- Porque ¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido? 8- Ya estáis saciados, ya os habéis hecho ricos, ya habéis llegado a reinar sin necesidad de nosotros; y ojalá hubierais llegado a reinar, para que nosotros reinásemos también con vosotros. 9- Porque pienso que Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles en último lugar, como a sentenciados a muerte; porque hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, tanto para los ángeles como para los hombres. 10- Nosotros somos necios por amor de Cristo, mas vosotros, prudentes en Cristo; nosotros somos débiles, mas vosotros, fuertes; vosotros sois distinguidos, mas nosotros, sin honra. 11- Hasta el momento presente pasamos hambre y sed, andamos mal vestidos, somos maltratados y no tenemos dónde vivir; 12- nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; cuando nos ultrajan, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos; 13- cuando nos difaman, tratamos de reconciliar; hemos llegado a ser, hasta ahora, la escoria del mundo, el desecho de todo.
¿Por qué tanto sufrimiento para los apóstoles (vss 9-13)? Lo relaciono con el "aguijón en la carne" (2 Corintios 12) que Dios regaló a Pablo para que no se le subiera a la cabeza la grandeza de su oficio.
¿Y qué es lo que tú sacas con repetidas lecturas de este capítulo? Cada uno necesitamos que Dios nos revele algo. Y, además de la revelación, necesitamos una aplicación, una actualización de nuestras actitudes, acciones y apreciaciones. Cada día.