sábado, 2 de junio de 2012

Una persona normal


Aperitivo                      2 Pedro 1:1-11
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Esta vez Pedro no se dirige a los “expatriados”, sino a los que han alcanzado una fe de igual valor que la suya. Sí, hermano, tu fe vale igual que la de Pedro. Él fue pescador, tú serás panadero o reportero u obrero, y puedes estar seguro que Pedro no tiene ninguna ventaja sobre ti. Lo dice él mismo. Lee con detenimiento el v 1 y el 3. Lee también 1 Juan 1:3 para que veas que puedes codearte con los apóstoles.

La 2ª epístola de  Pedro es un testamento, un legado. Sabe que va a morir pronto (v 14). San Pedro apóstol es una persona normal. Lo que él tiene es lo que Dios le ha dado. Lo que Dios le ha dado a él es para cualquier cristiano normal. Una de las cosas que destaca en la elección de los apóstoles de Jesús es precisamente su falta de cualidades especiales, menos una, la total entrega al Señor.

Desde luego, Pedro tuvo privilegios especiales. Lo que quiere constatar es que esos privilegios no le hacen a él superior. Sí, pudo ver la gloria de Cristo en el monte de la transfiguración (v 18). Pero tiene algo más grande que eso, la palabra de los profetas (v 19) por escrito. Da la casualidad que tú y yo también tenemos esas palabras escritas. Mediante esas promesas nosotros, tú y yo, llegamos a ser participantes de la naturaleza divina.

Veremos en este testamento del apóstol como nos vincula con todos los recursos, recomendándonos la lectura de las epístolas de Pablo en los últimos versículos.
Sí, los apóstoles son personas normales. Por eso nos sirven como cimiento para la iglesia, para que multitud de personas normales estén edificadas encima. La hermosura de este edificio compuesto por millones de personas normales es nuestro principal atractivo.

¿Veo hasta donde puedo llegar?

viernes, 1 de junio de 2012

Viva la diferencia


Aperitivo                      1 Pedro 5:1-6
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Al llegar al capítulo 5, me estoy dando cuenta que tenemos aquí un perfecto ejemplo de lo que hemos visto en los capítulos anteriores. Somos de otro país, nuestras normas son diferentes, y tenemos que cuidar de no incorporar en la iglesia los métodos del mundo. Empezando con los responsables de la iglesia, Pedro advierte respecto a dos cosas que vemos comúnmente en la política: el abuso del poder y la corrupción.

La obediencia a los pastores ha de ser voluntaria. No se les concede ningún mazo para obligar a los fieles. Tienen que conseguir el respeto de la congregación como lo consiguió Jesús, mediante la excelencia de su carácter. El único pastor válido es el que pone ejemplo (v 3). Esto nos pone en una posición de debilidad porque no disponemos de ninguna amenaza para los desobedientes. No les podemos quitar el trabajo o rebajarles el sueldo o meterles en la cárcel. Estamos limitados a la misma autoridad que tenía Jesús. Tenemos las mismas armas que tenía Pablo quien dijo a los responsables de Éfeso que durante 3 años no había dejado de amonestar con lágrimas a cada uno (Hechos 20:31).

Tampoco podemos hacer como alguno políticos, que ven su influencia como mercancía para vender al mejor postor. No veo otra manera de ser un auténtico ejemplo, aparte de mantener un nivel material sencillo. Así demostramos que, efectivamente, somos ciudadanos del cielo.

El adversario intentará que se cuelen en la iglesia los métodos del mundo. Quiere que los jóvenes se fíen más de sus estudios que del poder de Dios, que los mayores se acomoden y disfruten de las cosas de este siglo. Entonces (v 8) nos podrá devorar. Debido a que el diablo no descansa tenemos que velar continuamente.

¿Aprecio la diferencia entre la Iglesia y la sociedad?

jueves, 31 de mayo de 2012


Armas superiores
Aperitivo                      1 Pedro 4:1-7
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La potencia del armamento moderno se nos escapa a nuestra capacidad mental. Entre cabezas nucleares, armas químicas y biológicas, la humanidad nunca ha visto semejante posibilidad de destrucción mutua. Con tanta amenaza, los cristianos tenemos que armarnos también. Pedro nos dice aquí cómo hacerlo. Es una fórmula probada. La conquista que ha realizado Cristo aprovechó unas armas superiores a todas las demás. Se trata del padecimiento en la carne. Así fue como venció toda maldad y terminó con el pecado (v 1).

Para que nosotros hagamos uso de estas armas, se necesita primero un rearme mental. Tenemos que armarnos del mismo pensamiento. Nuestra mentalidad normal cuenta con el poder del dinero, los enchufes, y la inteligencia. Necesitamos tener muy claro el poder del sacrificio. No todos podemos hacernos fuertes según los cánones del mundo, pero sí todos podemos hacernos débiles como hizo Jesús. Si existe un arma que sea especialidad de los débiles, es algo que nos interesa mucho. Este capítulo empieza con el padecimiento de Cristo y termina con los que padecen según la voluntad de Dios, con varias referencias a través del texto hasta el siguiente capítulo. El padecimiento es un arma basada en un poder desconocido. Nadie esperaba verle a Jesús resucitar. Nadie esperaba ver al millón de cristianos chinos multiplicarse por 50 o 100 bajo la presión de Mao. Nadie conoce la fuerza que se liberará cuando nos armemos de esta mentalidad.

No hay que buscar el sufrimiento. Los vss 12-16 aclaran que es automático cuando seguimos a Cristo. Pablo dice enfáticamente en 2 Tim 3:12 que todos los que viven conforme a la voluntad de Dios sufrirán persecución. La cuestión es si estamos armados.

¿Qué armas me atraen más?

miércoles, 30 de mayo de 2012

En todos los ámbitos


Aperitivo (Lectura mínima)         1 Pedro 3:1-13
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Nuestro testimonio ante la sociedad, sometiéndonos a toda institución humana (1 Pedro 2:13) encierra un principio importante: cuando nos sometemos, abrimos la posibilidad de que Dios obre. Hemos escuchado maravillosos testimonios de esposas cuyos maridos han sido ganados para el evangelio después de un largo tiempo de resistir la influencia de Dios. La clave ha sido el amor incondicional de la esposa. Ellas no han predicado a sus maridos, no han exigido, sino que han practicado la sumisión y el respeto que vemos en 1 Pedro 3:1,2. Tampoco han sido un felpudo. La persona que sabe que es hija de Dios y conoce el amor de Dios tiene una autoestima admirable. Esta confianza es irresistible y obliga a los demás a respetarnos.
Creo que algo así tenían Nelson Mandela cuando estaba en la cárcel en Sudáfrica. Los funcionarios blancos, a la fuerza, le llamaban el señor Mandela.

Todos los maridos creyentes han de darse cuenta de una cosa: están puestos para proteger a su esposa de los golpes que puedan agredirla. Ella es el vaso frágil. Las amenazas exteriores, a lo mejor al marido no le asustan, pero ella necesita saber que él está allí para ella. Esto no se consigue mediante la bravuconería, sino mediante la sabiduría. Hay que vivir con ellas sabiamente (v 7). Cada reto a la armonía matrimonial, a la seguridad de los hijos, a la estabilidad económica, es una oportunidad para consultar con otros creyentes con experiencia, examinar principios bíblicos y tomar decisiones que servirán para afirmar nuestro matrimonio. Pedro cuenta con que cada matrimonio cristiano aproveche al máximo la oportunidad de orar juntos. El saber que Dios nos escucha (v 12) da a nuestro matrimonio una enorme firmeza.

¿Conozco los principios de Dios para tomar decisiones?

martes, 29 de mayo de 2012

Comportamiento modélico


Aperitivo                      1 Pedro 2:11-16
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Un pastor evangélico en Madrid me comentó un contacto con cristianos de un país europeo que se habían mantenido fieles al Señor en medio de fuerte persecución por parte de las autoridades. Cuando los creyentes españoles expresaron su admiración, los extranjeros dijeron, “A nosotros nos impresiona que en medio de tanto materialismo y vida fácil, vosotros podáis mantener vuestra fe en el Señor.” Le comenté a este pastor mi convicción de que el pueblo del que procedo ha tenido la gran ventaja de ser un pueblo perseguido. Echados de los Países Bajos por Carlos V, pasando por Alemania y luego Rusia, al final hemos llegado distintos países de América del Norte y del Sur, sufriendo en algunos casos violencia y pérdida de bienes por nuestras convicciones.

Entendemos lo que es ser “extranjeros y peregrinos” (1 Pedro 2:11). Hay que mantener esta perspectiva para no vernos absorbidos por la sociedad que nos rodea. Se trata de una “batalla contra nuestra alma”.

No hay ninguna base en la acusación de los cristianos, por estar tan enfocados en el cielo, no valen para este mundo. Fíjate en nuestra manera de vivir: según el v 12, todo nuestro comportamiento va destinado a convencer a los que observan, de la realidad que vemos por fe. Empezarán quejándose de nosotros como suelen hacer con cualquier persona diferente. Pero acabarán, no solo reconociendo nuestro mérito, sino que serán canalizados para glorificar a Dios.

Pedro nos garantiza que vendrá un día de visitación. En ese día los “gentiles”, los que quedaban fuera de la familia de Dios, glorificarán a Dios. Habrán conocido el evangelio. Dios no tiene problema en cumplir lo que ha dicho. La única condición para que esto suceda es que hayan visto nuestras buenas obras. El comportamiento de los cristianos traerá la gran cosecha.

¿Qué estrategia tenemos en esta batalla?


lunes, 28 de mayo de 2012

Pedro y Pablo


Vitaminas (Lectura mínima)         1 Pedro 1:1-5
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Podemos ver en nuestra lectura de estas 2 cartas de Pedro como él y Pablo se complementan el uno al otro. Hemos visto como Pablo el apóstol a los gentiles sin embargo se preocupa grandemente por su propio pueblo, judío (Romanos 9-11). A la vez que Pedro el apóstol a los judíos (Gálatas 2:7) manda esta carta de instrucción a la región de Galacia (entre otras), donde Pablo ejerció un gran ministerio.

Pedro y Pablo son colaboradores al servicio del Señor Jesucristo. Por eso es normal que en alguna ocasión Pablo le tuvo que corregir a Pedro (Gál 2:11). Los dos persiguen un mismo objetivo; la formación de un pueblo fiel a su Señor.

Notemos como Pedro describe a los cristianos, “elegidos según el previo conocimiento de Dios”. Muy parecido a la frase de Pablo, “nos escogió en él antes de la fundación del mundo” (Efesios 1). Los dos también hacen mención de la sangre de Cristo que nos limpia.

A veces en la iglesia cometemos el error de elegir un hombre a quién seguir. Ni Pedro ni Pablo quieren que les sigamos a ellos sino a Jesucristo. Ninguno de los grandes apóstoles dio su sangre por nosotros. Sólo son apóstoles, mensajeros de Dios para fortalecer nuestra fe.

¿A quién estoy siguiendo?

domingo, 27 de mayo de 2012

¿Quién es el rico?


Vitaminas (Lectura mínima)         Santiago 5:1-6
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“Nosotros somos pobres” es una forma de decir que no tenemos responsabilidad por los necesitados. Para saber si de verdad eres pobre, puedes contemplar las siguientes preguntas:

·        ¿Ayer tuviste que pasar hambre?
·        Es posible que hoy no tengas para comer?
·        ¿Tienes una cama donde dormir? 
·        ¿En la cama hay mantas suficientes?
·        Si te enfermas ¿tendrás que pedir dinero para pagar la atención médica?

Hay personas que han sido pobres pero ya no lo son. Porque las circunstancias de la vida cambian. Pero a veces seguimos con mentalidad de pobres. Y así perdemos las ocasiones que el Señor nos ofrece para invertir en la eternidad.

Cuando este texto habla de las miserias que vendrán sobre los ricos nos está alargando la vista para que veamos el final de la existencia. La persona que confía en sus riquezas es de muy corta vista. Por eso los ricos tienen motivo de llorar o como dice aquí, de aullar de dolor. Porque lo que Dios da nunca es para gastárselo uno en uno mismo, sino para compartir.

¿Me cuesta más que antes, compartir?