Aperitivo 2 Timoteo 1:1-5
Menú completo 2 Timoteo 1
La primera carta de Pablo a Timoteo se suele situar después del viaje a España, cuando las iglesias que Pablo fundó antes se encuentran necesitadas de mucha atención y él no puede estar en todos los sitios. La segunda carta obviamente está escrita desde la cárcel. Ya todos los cuidados de la iglesia dependen de la obra del Espíritu Santo y de los hombres fieles que todavía andan en libertad.
Pablo es ya anciano y físicamente desgastado por tanto trajín. Pero le vemos dando gracias a Dios por su buena memoria. Nunca hace sus oraciones sin acordarse de Timoteo (1:3). Se acuerda de su ayudante, se acuerda de sus lágrimas y de su fe y de la fe de su madre y su abuela.
Al que posiblemente le falle algo la memoria es al hombre más joven. Dios le ha dado a Timoteo un don que evidentemente no está aprovechando. Cuando Pablo (y también los ancianos, como hemos visto) le impuso las manos, en ese momento se cristalizó la vocación de Timoteo como el aprendiz del apóstol. No es extraño que a ese don ahora le falte fuego. Siempre ha sido el ayudante y ahora es el responsable.¿Piensas que sus lágrimas (v 4) tendrían algo que ver con la necesidad de separarse de Pablo? Pablo era fuego puro; Timoteo separado del maestro se siente cojo. Pero no hay excusa. Hay que avivar. Ya es el momento de fortalecer su contacto directo con Dios. Ese don que tiene no es un don paulino, sino espiritual, un don del Espíritu Santo. Puede recibir fuego directamente de Dios.
Hemos recibido el Espíritu de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7). Cuando se aviva el amor por nuestro prójimo, entonces siempre encontramos algo útil que hacer.
Hoy mismo ¿puedo experimentar un avivamiento?