Aperitivo 1 Timoteo 2:1-6
Menú completo 1 Timoteo 2 y 3
Mi amigo Miguel preguntó a su amigo Paco, “¿Qué es tu mayor ambición?” La respuesta, (en voz grave y lenta), “Cuando yo ande por la calle, que la gente diga, Allí va Don Francisco.” Lo que no sé es cómo iba a conseguir ese reconocimiento.
Si quieres ser obispo, eso es una buena ambición. Lo dice Pablo en 1 Timoteo 3:1. Timoteo, allí en Éfeso, tiene que estar pendiente de los que quieren hacer los trabajos de la iglesia. Tiene que enseñar las condiciones y luego hacer los nombramientos, como hacía también Pablo. La palabra "obispo" tiene como raíz la palabra skopos que se refiere a la observación cuidadosa. Es lo que hace un pastor. Mira bien por su rebaño. Los obispos en Éfeso eran los que cuidaban los grupos de creyentes que se reunían en casas. Alguien ha calculado que pudo haber por lo menos 100 grupos así en esa gran ciudad. Para que hubiese buena doctrina, cada grupo necesitaba un buen liderazgo. Había que atender a matrimonios, a creyentes nuevos cargados de conceptos falsos y vigilar contra personas peligrosas.
Si quieres que la gente te ponga títulos, eso es una mala ambición. Pero si quieres atender a las distintas necesidades de los hermanos, adelante.
No todos pueden ser obispos. Pero hay un oficio incluso más importante. Cuando Pablo dice, ante todo en el 2:1, está señalando lo más imprescindible de todo. Pedir es más necesario que presidir. El que ora tiene mayor alcance. Puede llegar hasta los reyes (2:2). Puede llegar a todas las personas. No se necesita una casta especial. Todos podemos orar. No se necesita un lugar especial. Se hace en todo lugar (2:8). La actitud de oración es la de rogar, de dependencia total de Dios. Conscientes del gran poder que tenemos en la oración se acompaña siempre de acción de gracias (2:1).
¿Cómo voy a usar mi poder hoy?
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