17-Dic
Juan 9:1-41
1 Al pasar Jesús,
vio a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y sus discípulos
le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que
naciera ciego?
3 Jesús respondió:
Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se
manifiesten en él.
4 Nosotros debemos
hacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando
nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy
en el mundo, yo soy la luz del mundo.
6 Habiendo dicho
esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los
ojos,
7 y le dijo: Ve y
lávate en el estanque de Siloé (que quiere decir, Enviado). El fue, pues, y se
lavó y regresó viendo.
8 Entonces los
vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es éste el
que se sentaba y mendigaba?
9 Unos decían: El
es; y otros decían: No, pero se parece a él. El decía: Yo soy.
10 Entonces le
decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
11 El respondió:
El hombre que se llama Jesús hizo barro, lo untó sobre mis ojos y me dijo:
"Ve al Siloé y lávate." Así que fui, me lavé y recibí la vista.
12 Y le dijeron:
¿Dónde está El? El dijo*: No sé.
13 Llevaron* ante
los fariseos al que antes había sido ciego.
14 Y era día de
reposo el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos.
15 Entonces los
fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista. Y él les
dijo: Me puso barro sobre los ojos, y me lavé y veo.
16 Por eso algunos
de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día
de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales
señales? Y había división entre ellos.
17 Entonces
dijeron* otra vez al ciego: ¿Qué dices tú de El, ya que te abrió los ojos? Y él
dijo: Es un profeta.
18 Entonces los
judíos no le creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista,
hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,
19 y les
preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació
ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
20 Sus padres
entonces les respondieron, y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que
nació ciego;
21 pero cómo es
que ahora ve, no lo sabemos; o quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos.
Preguntadle a él; edad tiene, él hablará por sí mismo.
22 Sus padres
dijeron esto porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya se habían
puesto de acuerdo en que si alguno confesaba que Jesús era el Cristo, fuera
expulsado de la sinagoga.
23 Por eso sus
padres dijeron: Edad tiene; preguntadle a él.
24 Por segunda vez
llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da gloria a Dios;
nosotros sabemos que este hombre es un pecador.
25 Entonces él les
contestó: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que yo era ciego y ahora veo.
26 Le dijeron entonces:
¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
27 El les
contestó: Ya os lo dije y no escuchasteis; ¿por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es
que también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
28 Entonces lo
insultaron, y le dijeron: Tú eres discípulo de ese hombre; pero nosotros somos
discípulos de Moisés.
29 Nosotros
sabemos que Dios habló a Moisés, pero en cuanto a éste, no sabemos de dónde es.
30 Respondió el
hombre y les dijo: Pues en esto hay algo asombroso, que vosotros no sepáis de
dónde es, y sin embargo, a mí me abrió los ojos.
31 Sabemos que
Dios no oye a los pecadores; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a
éste oye.
32 Desde el
principio jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de
nacimiento.
33 Si éste no
viniera de Dios, no podría hacer nada.
34 Respondieron
ellos y le dijeron: Tú naciste enteramente en pecados, ¿y tú nos enseñas a
nosotros? Y lo echaron fuera.
35 Jesús oyó decir
que lo habían echado fuera, y hallándolo, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del
Hombre?
36 El respondió y
dijo: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en El?
37 Jesús le dijo:
Pues tú le has visto, y el que está hablando contigo, ése es.
38 El entonces
dijo: Creo, Señor. Y le adoró.
39 Y Jesús dijo:
Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y para que los
que ven se vuelvan ciegos.
40 Algunos de los
fariseos que estaban con El oyeron esto y le dijeron: ¿Acaso nosotros también
somos ciegos?
41 Jesús les dijo:
Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora, porque decís:
"Vemos", vuestro pecado permanece.
Se ve como tragedia el que un niño nazca ciego. Pero Dios no lo ve así. Esta ceguera tiene un propósito. el que las obras de Dios se manifiesten en él (Juan 9:3).
¿Cuál es tu tragedia? ¿Una infancia infeliz? ¿Una enfermedad dolorosa? ¿Una relación perdida? La grandeza de Jesús es tal, que él puede con un toque operar una obra de Dios que tornará tu vida en bendición.