La lectura de 2 Corintios este año está siendo una nueva experiencia, una mirada al alma de Pablo. En especial, su concentración en la lucha por enderezar esa iglesia de Corinto donde ya ha invertido tanto tiempo. Su preocupación es tanta, que en Troas le vemos hacer algo que nunca hace, abandonar una puerta abierta (1 Corintios 2), por estar pendiente de las noticias sobre Corinto que le va a traer Tito. Desde allí va a Macedonia (más cerca de Corinto), donde al final recibe las noticias de Tito.
2 Corintios probablemente es su cuarta epístola (después de 1 y 2 Tesalonicenses y 1 Corintios). En las primeras 3 Pablo habla de la venida de Jesús como algo que él va a ver. Ya no vuelve a usar ese término hasta su última epístola, 2 Timoteo 4:6-8, donde habla también de su inminente ejecución.
Parece que después de esta lucha por la limpieza de la iglesia de Corinto se resigna al reconocimiento de que esa iglesia que él ha visto brotar desde Antioquía hasta Acaya, no ha respondido con el suficiente nivel de fidelidad que requiere la declaración de Jesús cuando dijo, Yo edificaré a mi iglesia (Mateo 16:18). Pablo ya está mirando otros campos (v 16). ¿Cuántos siglos necesitará la iglesia para ponerse en forma? (2 Pedro 3:9-15)
En nuestra lectura de este capítulo hay mucho que podemos aprender del v 4 sobre nuestra lucha.
III. NUEVA DEFENSA DE PABLO
Respuesta
a la acusación de doblez
10:1- Yo, Pablo, os
ruego, por la ternura y la bondad de Cristo. Se dice que cuando estoy entre
vosotros soy muy tímido, y muy atrevido cuando estoy lejos. 2- Pues bien, os
ruego que cuando vaya a veros no me obliguéis a ser atrevido con quienes nos
acusan de hacer las cosas por motivos puramente humanos. ¡Estoy dispuesto a
enfrentarme con ellos!
3- Es cierto que somos
humanos, pero no luchamos como los hombres de este mundo. 4- Las armas que
usamos no son las del mundo, sino que son poder de Dios capaz de destruir
fortalezas. Y así destruimos las acusaciones 5- y toda altanería que pretenda
impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo,
para que le obedezca, 6- y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia,
una vez que vosotros obedezcáis cabalmente.
7- Fijaos en lo que es
evidente. Si alguno está seguro de ser de Cristo, debe tener presente que
también nosotros somos de Cristo. 8- Y aunque yo insista un poco más de la
cuenta en nuestra autoridad, no tengo por qué avergonzarme, pues el Señor nos
dio la autoridad para haceros crecer espiritualmente y no para destruiros. 9- No
quiero que parezca que trato de asustaros con mis cartas. 10- Hay quien dice
que mis cartas son duras y fuertes, pero que en persona no impresiono a nadie
ni impongo respeto al hablar. 11- Pero el que esto dice debe saber también que,
tal como somos con palabras y por carta estando lejos de vosotros, así seremos
también con hechos cuando estemos entre vosotros.
Respuesta
a la acusación de altanería
12- Ciertamente, no nos
atrevemos a igualarnos o a compararnos con esos que se alaban a sí mismos. Pero
ellos cometen una tontería al medirse con su propia medida y al compararse unos
con otros. 13- Nosotros no vamos a gloriarnos más allá de ciertos límites. Dios
es quien señaló los límites de nuestro campo de trabajo y quien nos permitió
llegar hasta vosotros en Corinto.
14- Por eso, no nos
estamos saliendo de nuestros límites, como sería el caso si no hubiéramos
estado antes entre vosotros. Nosotros fuimos los primeros en llevaros la buena
noticia acerca de Cristo. 15- Y no presumimos con trabajos hechos por otros y
saliéndonos de nuestros límites. Al contrario, esperamos poder trabajar más
entre vosotros conforme vayáis teniendo más fe, aunque siempre dentro de esos
límites nuestros.
16- También esperamos
extendernos y anunciar el evangelio en otros lugares más allá de Corinto; pero
sin meternos en campo ajeno, para no gloriarnos de trabajos hechos por otros. 17-
Quien quiera gloriarse, que se gloríe del Señor. 18- Porque el hombre digno de
aprobación no es el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.