LECTURA CRONOLÓGICA 122 (FINAL) DE LOS EVANGELICOS
Cuando empezamos estos 4 meses de Lectura Cronológica en los Evangelios hicimos la pregunta ¿Para qué vino Jesús? Sabemos que Jesús no vino para juzgar, sino para salvar al mundo (Juan 3:17 y 12:47 y 1 Timoteo 1:15). Objetivo ambicioso, y cuando leemos sus últimas palabras vemos que nosotros somos colaboradores en esta campaña.
El apóstol Juan en su primera epístola 3:8, lo resume todo: El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. Se trata de una batalla sin tregua. A veces parece que es el diablo quién ataca, pero quién ha declarado esta guerra es Jesús. Maestro de artes marciales, Jesús trocará toda treta del enemigo en victoria para el Reino Celestial. Hasta la traición de un Judas acabará siendo un paso en el camino de la salvación de la humanidad.
Observemos las armas usadas por Jesús. El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28). Sirviendo, puso ejemplo. Sacrificándose, ganó la batalla. ¿Es posible que pensemos volver a usar otras armas? ¿No son suficientes las que utilizó nuestro Rey? ¿Y no es suficiente la comida con que nos nutrimos, alimento para soldados de Jesús, su Palabra?