sábado, 20 de febrero de 2010

Hablar de forma beneficiosa


    Cuando un predicador se alarga mucho y la gente bosteza, a veces le comparamos con Pablo en la historia de Eutico (Hechos 20:9). Todos hemos conocido a personas que hablan tanto que acaban alejando a sus amigos. ¿Hay momentos cuando se debe hablar mucho? Pablo piensa que sí. Es un hombre que exhorta (v 1) y exhorta mucho (v 2). Prolonga su discurso (v 7). Continua hablando (v 9), aunque la gente duerma. Luego conversa largamente hasta el amanecer (v 11). Convoca a los ancianos (17) para hablarles. Les recuerda (20) que les ha enseñado públicamente y de casa en casaNoche y día (31) ha amonestado a cada uno con lágrimas. ¿Y cómo reaccionan? No se alejan, sino que lloran desconsoladamente y le besan y abrazan afligidos por la perspectiva de no volverle a ver (v 37).
    ¿Por qué un hombre que habla tanto no acaba perdiendo amistades? En primer lugar porque no habla de si mismo. Muchas personas que acaparan la conversación están diciendo yo, yo, yo. En segundo lugar, no habla para lucir su conocimiento, sino para ayudar. Se puede notar fácilmente que Pablo quiere aprovechar el tiempo al máximo. Exhorta, es decir, estimula a tomar decisiones y realizar acciones que serán de beneficio. Amonesta, llama la atención a la dejadez y a la desobediencia. Los únicos que se cansan de escucharle son los que no quieren hacer caso, o, como Eutico, necesitan dormir.
¿Por qué no nos exhortamos los unos a los otros?
  • No sabemos que decir
  • Pensamos que no nos harán caso (basado en la experiencia)
  • No queremos ser el “malo” que critica a los demás
  • No tenemos tiempo
  • No amamos lo suficiente a los demás

viernes, 19 de febrero de 2010

Preparación previa


    No se puede seccionar una parte de nuestra vida y aislarla de todo lo que ha sucedido antes. Cuando un joven sale de su casa con el fin de “hacer un nuevo comienzo” lo único que puede hacer es edificar sobre lo que ya está hecho usando materiales que ya están allí. Cuando rechazamos un aspecto de nuestra vida anterior ese mismo rechazo será uno de los ladrillos de la estructura de nuestra vida. O, dicho en otras palabras, podemos aprovechar o desaprovechar las oportunidades que Dios da. No puedes determinar cómo se reparten las cartas, sólo jugarlas bien o mal. Quien reparte las cartas es Dios. Lleva desde antes de la fundación del mundo (Mateo 25:34) la planificación para que puedas ganar la partida.
    Pablo llega a la ciudad de Éfeso, no para empezar desde cero, sino para aprovechar lo que Dios ha hecho durante siglos. Encuentra allí, como de costumbre, una sinagoga de los judíos. Encuentra unos hombres preparados por el gran preparador Juan Bautista. Encuentra un educador (v 9) dispuesto a prestar su escuela al apóstol. Encuentra enfermos y endemoniados cuya liberación será un poderoso testimonio para el mensaje del evangelio. Así crecía poderosamente y prevalecía la palabra del Señor. (v 20). También aprovecha su experiencia hasta el momento.
    ¿Cómo podemos jugar bien nuestras cartas? No envidiando a los que parecen tener mejor suerte. No hundiéndonos por malas decisiones ya hechas.  arrepintiéndonos y recibiendo perdón y un nuevo comienzo. Como los que quemaron sus libros (v 19) podemos desechar lo viejo y echar mano al poder de Dios. Entonces sí las cosas empiezan desde cero, ese cero que Dios tenía preparado.
¿Acepto que hoy sea un nuevo comienzo?

jueves, 18 de febrero de 2010

Encuentros claves


    Si Dios es tan grande como lo presenta la Biblia, entonces hemos de tener cuidado con el uso de palabras como azar, suerte, casualidad. Cuando José fue comprado y vendido en Egipto por unos mercaderes que “casualmente” aparecieron en la escena, todo obedecía a la mano de Dios. Hoy vas a experimentar sorpresas, desilusiones, buena o mala suerte, etc. Si tu Dios es el que encontramos en la Biblia, todas esas cosas forman parte de su plan para tu vida. Él no varía en la supervisión de cada detalle del universo para el bien de las personas que él ama. Lo único inconstante es nuestra reacción. Podemos aprovechar o desaprovechar las “circunstancias”.
    Pablo aprovecha. Dios le pone “casualmente” con uno que, como él, ha estado viajando. Se encontró con un judío que se llamaba Aquila... el oficio de ellos era hacer tiendas. Cuando, año y medio más tarde, sale de allí, Aquila y Priscila le quieren acompañar (v 18). Durante ese tiempo de estar juntos, no sólo han conocido a Pablo, sin que han conocido a Cristo y están a su disposición.
    Tan grande es la confianza que Pablo tiene en ellos, que los deja en otra ciudad (v 19) con el fin de practicar allí su oficio y servir de puente para el evangelio. Más adelante serán instrumentos de Dios en otros lugares, destacando quizá la esposa más que el marido.
    Hoy quiero estar alerta. Pido a Dios discernimiento espiritual para reconocer las oportunidades que él ha preparado, que no están en mi agenda.
¿Estoy convencido de que Dios tiene un propósito en todo?

miércoles, 17 de febrero de 2010

Costumbres buenas y malas


    ¿Cuántas cosas haces cada día por costumbre? Levantarte a una hora determinada, comer, lavarte la boca, quejarte de que tus hijos no te hacen caso, ver el telediario mientras se habla de otras cosas. Aquí en los pueblos de La Vera muchos tienen la costumbre del paseo. Por ejemplo, caminan, con los amigos de costumbre, desde el pueblo hasta el pino de Valverde. Imagina una vida donde está prohibida la rutina, la costumbre. No puedes repetir la misma cosa dos veces. Si ayer te levantaste a las 8, hoy tiene que ser a las 6. La rutina puede ser un aburrimiento, un vicio o puede ser lo mejor que hay para saber qué hacer.
    Pablo, según su costumbre (Hechos 17:2) va a la sinagoga de una nueva ciudad para compartir el evangelio. Durante 3 semanas explica mediante el Antiguo Testamento la importancia de la muerte y resurrección de Jesús. Lo ha hecho muchas veces, pero no es un aburrimiento porque esta costumbre va infundida de poder mediante otra costumbre que tiene, de pasar mucho tiempo con Dios en oración como hacía Jesús (Marcos 1:35).
    Pablo está acostumbrado a lo que sucede a continuación (Hechos 17:5). Los judíos que no creen tienen la costumbre de organizar la oposición. Bien lo sabe Pablo porque en su día el fue uno de ellos. Incluso vemos aquí una copia de lo que le pasó en su primer viaje, en el c. 14:19, que cuando no hay oposición, los judíos vienen de otra ciudad para asegurar que la haya.
    Conociendo la fuerza de la buenas costumbres, conviene que los padres establezcan un horario familiar y personal para reforzar una disciplina positiva. Tiempo para comer, leer y comentar la Biblia juntos, orar, tiempo para no ver la TV, salidas juntos en familia.
¿Mi vida está estructurada con propósito?

martes, 16 de febrero de 2010

Un evangelio sin complicaciones


    Hechos 16 contiene uno de los textos más citados del Nuevo Testamento, Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa (v 31). Un requisito y una promesa. Así es el evangelio. Este mensaje fue suficiente para que un hombre hasta ese día ignorante del mensaje de Cristo, pudiera con toda su familia ser incluido en la iglesia sin demora. Y fue suficiente también para que el imperio que representaba ese hombre fuera cediendo ante el poder arrollador de un pueblo sencillo. 
    El requisito es creer. Esto lo pudo hacer el hombre sin cursar más estudios, ni viajar a ningún sitio, ni ser aprobado por ningún comité. La promesaserás salvo. Esto incluía todo lo que él entendía por salvación y probablemente muchas cosas que todavía no entendía. ¡Una salvación tan grande (Hebreos 2:3)! Pasará el resto de su vida llegando a entender y aprovechar esa salvación. Pero es suya desde ese inicial “Yo creo”.
    Me llama la atención el contraste con los que querían “ayudar” (15:1) diciendo no podéis ser salvos. Pablo dice, serás salvo. Pablo no complica el evangelio. Eso fue el propósito de su viaje a Jerusalén en el capítulo anterior, aclarar de una vez para siempre que llegamos a ser hijos de Dios recibiendo por fe lo que Dios ofrece. Y éste es el mensaje que ofrece a un carcelero romano y a una comerciante judía (v 14). El Señor abrió su corazón y ella recibió lo que Pablo ofrecía.
    Así fueron los primeros cristianos de Europa, que ahora a veces complicamos tanto las cosas. ¿Te imaginas a la familia del carcelero reuniéndose con Lidia de aquí en adelante para adorar a Dios juntos y participar del pan y el vino? ¿Sin complicaciones? Por la carta que Pablo les escribió luego, parece que fue así (Filipenses 1:1-6) porque les considera una iglesia modelo.
¿A qué se debe nuestra tendencia a hacer complejas las cosas que Dios hace sencillas?

lunes, 15 de febrero de 2010

Concilios


    En Hechos 15 se ve una iglesia internacional. Desde Jerusalén los apóstoles envían instrucciones claras y vinculantes a todas las congregaciones establecidas hasta la fecha. Algunos ven esto como precursor de otros concilios históricos, como los de Nicea, Éfeso, Trento y el Vaticano. Pero hay una diferencia. Éste es el único concilio que cuenta con los apóstoles originales.
    Es importante entender la situación que se trata aquí. Personas no autorizadas (v 24) querían “ayudar” a la nueva iglesia (v 1), “completando” la fe sencilla de los creyentes no-judíos, en contra de Bernabé, que representa a los apóstoles (11:22). La solución la da Pedro en pocas palabras (15:7-10). De haberle hecho caso, se habrían evitado grandes problemas posteriores, como sucedieron con las iglesias de Galacia, que luego cayeron en el mismo error de pensar que había que añadir algo a lo que hizo Cristo por nosotros.
    Pero no solamente habla Pedro. Es importante que todos sean escuchados. Hablan Pablo y Bernabé, y Jacobo. Hay mucho debate (v 7). Pero entre las personas responsables hay acuerdo total, Pedro dice, no pongamos yugo (v 10). Jacobo dice, no molestemos (19). La visión de Jacobo es impresionante (16-21). Dios ha levantado el tabernáculo de David, es decir, un renovado culto entre el pueblo judío bajo la dirección del Hijo de David, para que el resto de los hombres busque al Señor. Este resto tiene ahora la responsabilidad de no cerrar la puerta a los judíos de las sinagogas (v 21), mediante un comportamiento escandaloso.
    Podríamos ver la separación entre Pablo y Bernabé como una tragedia pero no es así. Pablo ya se ha "graduado" para tener ahora sus propios ayudantes, empezando con Silas y luego un joven clave que veremos en el siguiente capítulo. Bernabé trabajará con Marcos hasta verlo convertido en auténtico evangelista. Por sus frutos vemos que tanto Bernabé como Pablo tenían la dirección del Señor, aunque al principio pensaran que tenían que seguir juntos.
¿Me conformo con un evangelio sencillo sin añadiduras?

domingo, 14 de febrero de 2010

Sinagogas del siglo 21


    Para Jesús, el enseñar en la sinagoga de Nazaret y de Capernaúm y en el templo en Jerusalén era normal porque su ministerio se centró en el pueblo judío. Pero ¿por qué Pablo, con clara vocación de llevar el evangelio a los gentiles, suele dirigirse en primer lugar a este centro de reunión de los judíos? Lo hace en Antioquía (13:14). En Iconio (14:1) nos informa Lucas que lo hacían de costumbre. El motivo de ir a las sinagogas se entiende fácilmente cuando nos damos cuenta que por todo el Imperio Romano, donde había colonias de judíos, los paganos tenían allí su primer contacto con el pueblo del Dios único. Muchos de ellos asistían a las reuniones para aprender más. Dios en su sabiduría había permitido que la dispersión de los judíos debido a su desobediencia sirviera como preparación para recibir la predicación de Pablo y Bernabé.
    Cuando los judíos se dan cuenta que muchos gentiles van a conocer la bendición de Dios, se llenan de celos (13:45) y quieren matar a los mensajeros. Sin embargo Pablo jamás se desvincula del judaísmo. Esto se ve en todo el libro de los Hechos.
    La pregunta para el siglo 21 es, ¿Dónde están los que buscan a Dios? Repetidas veces hemos conocido a jóvenes sinceros, catequistas, personas que a pesar de no haber recibido mucho alimento espiritual en las estructuras religiosas que conocen, siguen buscando a Dios allí. Pablo no rechaza el judaísmo a pesar de sus fariseos, saduceos y herodianos. Son los judíos (algunos de ellos) los que rechazan el mensaje de libertad en Cristo. Lo que hace Pablo es llamarles a ser fieles a sus Escrituras. Lo mismo hacía Martín Lutero. ¿Sería posible que en el siglo 21 los verdaderos cristianos se reuniesen alrededor de, y en obediencia a, la Palabra de Dios sin importarles tanto que hayamos heredado ciertas diferencias? Sería posible corregir nuestros errores mediante una relación en vez de mediante el rechazo y la polémica?
¿Qué haría Pablo?