jueves, 18 de febrero de 2010

Encuentros claves


    Si Dios es tan grande como lo presenta la Biblia, entonces hemos de tener cuidado con el uso de palabras como azar, suerte, casualidad. Cuando José fue comprado y vendido en Egipto por unos mercaderes que “casualmente” aparecieron en la escena, todo obedecía a la mano de Dios. Hoy vas a experimentar sorpresas, desilusiones, buena o mala suerte, etc. Si tu Dios es el que encontramos en la Biblia, todas esas cosas forman parte de su plan para tu vida. Él no varía en la supervisión de cada detalle del universo para el bien de las personas que él ama. Lo único inconstante es nuestra reacción. Podemos aprovechar o desaprovechar las “circunstancias”.
    Pablo aprovecha. Dios le pone “casualmente” con uno que, como él, ha estado viajando. Se encontró con un judío que se llamaba Aquila... el oficio de ellos era hacer tiendas. Cuando, año y medio más tarde, sale de allí, Aquila y Priscila le quieren acompañar (v 18). Durante ese tiempo de estar juntos, no sólo han conocido a Pablo, sin que han conocido a Cristo y están a su disposición.
    Tan grande es la confianza que Pablo tiene en ellos, que los deja en otra ciudad (v 19) con el fin de practicar allí su oficio y servir de puente para el evangelio. Más adelante serán instrumentos de Dios en otros lugares, destacando quizá la esposa más que el marido.
    Hoy quiero estar alerta. Pido a Dios discernimiento espiritual para reconocer las oportunidades que él ha preparado, que no están en mi agenda.
¿Estoy convencido de que Dios tiene un propósito en todo?

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