sábado, 20 de noviembre de 2010

Todo a disposición del Señor

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 8:1-8
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    Leyendo despacio los versículos 1 y 2 de Lucas 8 vemos que hay dos grupos de personas que acompañan a Jesús en sus viajes. En ese respecto él está cumpliendo el rol de un rabino típico. Por una parte están los aprendices que reconocen su autoridad como maestro, y por otra parte la ayuda económica viene de mujeres piadosas y pudientes. Lo que tienen en común estas mujeres es el hecho de haber sido sanadas por Jesús. Parece que hay 3 principales: María Magdalena, Juana (de la nobleza) y Susana.
    Son personas que lo deben todo al Señor y la mejor forma de expresar su gratitud es mediante el generoso uso de sus bienes a la vez que aprenden del Maestro y completan su formación. Los que sois generosos reflejáis la misma actitud del Señor que siendo rico se hizo pobre por nosotros (2 Corintios 8:9).
    Es decir, que la buena semilla de la Palabra está reproduciendo en vosotros esa vida de Jesús. La semilla sembrada en vuestro corazón cayó en buena tierra! Seréis sembradores también, haciendo amigos mediante las riquezas injustas (Lucas 16:9). Seréis contados entre los hermanos y la madre de Jesús (8:21), que oyen la Palabra y la obedecen.
    Sin duda alguna, cuando llega la Palabra de Dios a nuestras vidas produce una reacción de entrega, de generosidad. El que ha sido perdonado mucho también ama mucho (7:47). Es imposible haber conocido de verdad a Dios, y luego regatear lo que le “tenemos que dar“. El que conoce a Cristo quiere entregarle todo.

¿Cómo me afecta el haber conocido a Cristo?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Aspirar al máximo

Vitaminas (Lectura mínima)     Lucas 7:18-28
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     En Lucas 7 se completa el contraste entre Nazaret y Capernaúm. En aquella ciudad Jesús no pudo hacer muchos milagros por la poca fe de ellos (Mateo 13:58). Aquí, sin embargo, encuentra más fe que en todo Israel (Lucas 7:9) y sana a distancia.
     Tenemos en este capítulo a dos personas que supieron aprovechar al máximo las situaciones en las que se encontraban, no para fines egoístas, sino a favor de los demás. El centurión es un hombre de gran corazón y a la vez un hombre lanzado como algunos de vosotros. Ha ganado la amistad de cuantos le conocen. En especial el centurión ha entendido el tema de la autoridad, y sabe a quién apelar en el momento de necesidad. Aunque es extranjero en Israel ha reconocido que Jesús tiene autenticidad y es capaz de ayudar de verdad. Pero tampoco salta por encima a los que tienen la autoridad tradicional, sino consigue su colaboración y al final el poder de Jesús obra a favor del necesitado.
     Aprendamos también un poco de Juan Bautista, que en contraste con el centurión sí era del pueblo; además, del sacerdocio, y sin embargo para servir a Dios al máximo se vio obligado a ser diferente de todos los demás. En este momento se encuentra encarcelado injustamente. La vida no ha sido justo con él. Pero está resignado, pendiente de la respuesta que le dé Jesús. Juan es un clásico ejemplo de un hombre obediente y dispuesto a dejar los resultados con Dios. El más grande de los profetas (Lu 7:28)
¿Tengo suficiente ambición como para sufrir?

jueves, 18 de noviembre de 2010

¿Quién prohibe esto?

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 6:1-5
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    El evangelio de Mateo dirige nuestra atención a los “aguafiestas”, aquellos hombres que siempre entran en escena con el fin de sacarle pegas a lo que hace Jesús. Ahora es por trabajar el Sábado, cosa prohibida. ¿Qué trabajo están realizando? Arrancar espigas de trigo y comerse el grano. ¡Terrible pecado! La queja va para Jesús por permitir tan escandalosa conducta. El contesta con un argumento bíblico y luego con una afirmación de su propia autoridad. El lo permite porque es Señor del Sábado (y también del Domingo y el Miércoles etc). Ninguna costumbre por buena que sea debe elevarse a ley. Además, es bueno cambiar tradiciones para no esclavizarnos a ellas. 
    Podemos arrancar espigas y permitir que otros lo hagan. Se pueden hacer cosas que nunca se han hecho antes. Si los discípulos tienen hambre, que coman. Si el enfermo no puede entrar por la puerta (Lucas 5:19) rompamos el techo. Hay que aprender a distinguir entre lo que manda Dios y lo que han impuesto los hombres, que en su tiempo pudo ser útil pero ya no es. 
    Para Jesús las necesidades humanas tienen más importancia que las tradiciones impuestas. Todo lo que no va contra la ley de Dios se puede cambiar.
¿Soy capaz de quitar tradiciones que estorban?

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Así no se hace

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 5:1-11
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    Pedro reconocía la autoridad de Jesús en temas espirituales. El había estado presente cuando Juan Bautista dijo, “He aquí el cordero de Dios...” Pero no esperaba que Jesús le indicase cómo pescar. Además, ya tenía sus planes hechos. Había lavado las redes después de pescar toda la noche y ahora se conformaba con estar a los pies del Maestro escuchando. No pensaba que la enseñanza de ese día fuera a ser tan personal, que le iba a cambiar toda la vida. Después de hablar a la multitud Jesús se dirige personalmente a Pedro para que vuelva a la faena, con la ya famosa frase, “Boga mar adentro”. ¿Qué sabe Jesús de la pesca?
    Para bogar mar adentro hay que soltar amarras, entrar en aguas profundas. Optar por la gran aventura. Las grandes cosas de Dios se hacen con grandes planes, los que él prepara, que nada tienen que ver con nuestra óptica limitada.
    Así que, cumpliendo con su tarea normal en la forma que le ha indicado Jesús, Pedro recibe una palabra particular que afectará el resto de su vida. Se le dice, “Pescarás hombres”. Si fuera hombre del campo el mensaje podría ser, “Cosecharás hombres”. También Jesús le dice, “No temas” porque había quedado muy consciente de que no era apto, debido a su pecado.
   Toda esta preparación para un gran ministerio tiene su comienzo cuando Pedro se mete en aguas profundas.
¿Estoy dispuesto a bogar mar adentro?

martes, 16 de noviembre de 2010

Poca cosa va a hacer éste

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 4:22-30
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    Se trata de una de las mayores equivocaciones de la historia. Decían, “A éste le conocemos y sabemos que no puede hacer nada”. Pero Jesús sabía que estaban equivocados porque sabía que Dios le había llamado con un ministerio especial para los pobres, quebrantados, cautivos, ciegos y oprimidos. Venía con el anuncio del año agradable.
    Todos tenemos este ministerio dirigido hacia los oprimidos, los “pobres en espíritu”. Todos y cada uno somos soldados de Jesús; no hay cristiano sin vocación.
    Los que intentaban poner fin al ministerio de Jesús desde sus comienzos (Lucas 4:29) sólo eran capaces de perjudicarse a si mismos. Tenemos que aprender a poner oídos sordos a las voces negativas. Tenemos que prestar mucha atención a lo que dice Dios. Muchos cristianos han escuchado en su juventud un mensaje de parte de Dios indicando lo que había se ser su ministerio en un tiempo futuro. Puede tratarse de un texto bíblico que quedó grabado en tu alma, o de una palabra expresada por un hermano que veía la mano de Dios en tu vida (2 Timoteo 1:6). Puede ser una necesidad de pedir algo al Señor como Zacarías y Elisabet habían pedido un hijo. En estos 2 últimos casos hubo "que avivar el fuego". La Palabra de Dios se cumple en los que la creen.
¿Qué es lo que tengo que avivar?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Un hombre con vocación

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 3:1-18
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    Cuando Dios habló se formó el universo. Cuando Dios habló cayó el diluvio. Con la voz de Dios sus enemigos tiemblan y sus seguidores acometen empresas imposibles. Llegó la Palabra de Dios a Juan Bautista, y se inició la preparación del camino para el Hijo de Dios.
    Cuando te llega la Palabra de Dios de una forma personal, tu vida no puede seguir igual. Juan era sacerdote, hijo de sacerdote, pero ya no se podía conformar con la vida que llevaba su padre, por muy honrada que fuera. A Juan no le encontramos entre el pueblo, sino fuera, a solas con Dios, con el oído puesto atento a lo que le iba a decir Dios. Llegó ese momento, y entonces Juan empezó a difundir el mensaje que había recibido de Dios a todos los que le escuchaban. Se formó una movida de forma que todos querían escuchar lo que decía este hombre hijo del matrimonio anciano.
      La autoridad de Juan se basaba en La Palabra de Dios. Sabía que estaba cumpliendo una profecía de Isaías. Juan daba muchísima importancia al hecho de estar limpio. Su propia vida era ejemplo de limpieza y por lo tanto podía reclamar con autoridad y sin miedo que las personas tomasen decisiones radicales.
Lo mismo que los padres de Juan tuvieron que esperar mucho tiempo para ver contestada su oración, él también tuvo que esperar años hasta escuchar esa Palabra que preparó el camino de Jesús. El hombre que va a preparar el camino para el Mesías tiene que experimentar una preparación propia. La espera merece la pena.

¿Estoy pendiente de la Palabra de Dios?

domingo, 14 de noviembre de 2010

Sorpresa para los pastores

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 2:8-20
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    “Teófilo”, el destinatario de los escritos de Lucas significa “amigo de Dios”. A los amigos se les convida a los acontecimientos importantes. Los pastores que guardaban sus ovejas en el campo debieron encontrarse entre estos amigos de Dios porque fueron los únicos de todo Israel que recibieron la invitación de ver al niño la noche cuando nació.
    Pienso en los cabreros de La Vera, oficio que va desapareciendo, que Dios tendría un interés especial también en ser su amigo. Y en todos los que han trabajado duramente a jornal. Y todos los que consideramos "pobres". Jesús vino para "anunciar el evangelio a los pobres" (Lucas 4:18). Y la amistad que ofrece es tal, que él es amigo que da su vida por sus amigos (Juan 15:13). Los pastores de Belén, nada más escuchar la invitación angelical, decían, "Vamos a ver qué es lo que ha pasado". 
    Los pastores de Belén empezaron a difundir la noticia del nacimiento del niño de manera que todos se maravillaron de lo que los pastores decían. Luego volvieron a sus campos alabando y glorificando a Dios. Su vida fue cambiada dramáticamente. A partir de esa noche eran “los pastores que habían visto al niño”. Y todos nosotros, hemos de destacar por una cosa principal: somos los que hemos conocido a Dios. Los demás tomarán nota y le glorificarán con nosotros.
    Como otro pastor de Belén, David, hombre conforme al corazón de Dios, cuando ponemos las cosas en su sitio con Dios en el centro; ningún obstáculo, ningún fallo nuestro puede impedir que Dios sea glorificado en nuestras vidas.
¿La gente sabe que yo he visto al niño?