lunes, 15 de noviembre de 2010

Un hombre con vocación

Vitaminas (Lectura mínima)       Lucas 3:1-18
Menú completo                        Lucas 3
    Cuando Dios habló se formó el universo. Cuando Dios habló cayó el diluvio. Con la voz de Dios sus enemigos tiemblan y sus seguidores acometen empresas imposibles. Llegó la Palabra de Dios a Juan Bautista, y se inició la preparación del camino para el Hijo de Dios.
    Cuando te llega la Palabra de Dios de una forma personal, tu vida no puede seguir igual. Juan era sacerdote, hijo de sacerdote, pero ya no se podía conformar con la vida que llevaba su padre, por muy honrada que fuera. A Juan no le encontramos entre el pueblo, sino fuera, a solas con Dios, con el oído puesto atento a lo que le iba a decir Dios. Llegó ese momento, y entonces Juan empezó a difundir el mensaje que había recibido de Dios a todos los que le escuchaban. Se formó una movida de forma que todos querían escuchar lo que decía este hombre hijo del matrimonio anciano.
      La autoridad de Juan se basaba en La Palabra de Dios. Sabía que estaba cumpliendo una profecía de Isaías. Juan daba muchísima importancia al hecho de estar limpio. Su propia vida era ejemplo de limpieza y por lo tanto podía reclamar con autoridad y sin miedo que las personas tomasen decisiones radicales.
Lo mismo que los padres de Juan tuvieron que esperar mucho tiempo para ver contestada su oración, él también tuvo que esperar años hasta escuchar esa Palabra que preparó el camino de Jesús. El hombre que va a preparar el camino para el Mesías tiene que experimentar una preparación propia. La espera merece la pena.

¿Estoy pendiente de la Palabra de Dios?

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