sábado, 23 de octubre de 2010

Haced lo que digan

Vitaminas (Lectura mínima)            Mateo 23:1-6
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    A los 12 años Jesús tuvo su primer encuentro con los escribas, los “maestros de la iglesia” (Lucas 2:46). Según sus propias palabras estaba “en los negocios de su Padre”. Ahora, unos 20 años más tarde, cierra ese capítulo. El Hijo de Dios ha terminado con su inspección del templo y está entregando su informe a la gente y a sus seguidores (Mt 23:1). A partir de este capítulo su única relación con los líderes religiosos será cuando se entregue para ser crucificado.
    De todo lo que lees en Mateo 23 ¿qué es lo que más te sorprende? A mí me resultan absolutamente fascinantes las primeras palabras que Jesús dice. A los saduceos no les menciona. Ellos, aunque ejercen mucha autoridad política, no tienen autoridad espiritual. Pero a los fariseos, que se comprometen con la ley de Moisés, y a los escribas, que se dedican a entender y explicar la ley, les coloca en el lugar más alto del pueblo judío, la cátedra de Moisés. ¿Te das cuenta de lo que significa esto? Jesús está diciendo que a estos hipócritas (les llama así 7 veces en este capítulo) hay que obedecerles. ¡Qué pena que no puede encomendar líderes más fieles!
    Es evidente que los apóstoles luego se esfuerzan por respetar a estos líderes. Por ejemplo Pablo llama “príncipe del pueblo” al sumo sacerdote (Hechos 23:5) y los cristianos en Jerusalén seguían siendo judíos, practicando todas las costumbres de su pueblo pero manteniendo la valentía de Jesús en enfrentarse a las autoridades cuando hacía falta (Hechos 4:19). No fueron ellos los que se separasen de su pueblo, sino que fueron perseguidos y echados.
¿No tenemos a veces demasiada prisa en empezar nuevas iglesias en vez de someternos incluso a personas que no dan la talla?

viernes, 22 de octubre de 2010

La situación de Jesús

Vitaminas (Lectura mínima)            Mateo 22:15-22
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    Si estudiamos con cuidado los últimos capítulos de Mateo vemos que las conversaciones del capítulo 22 sucedieron el martes de Semana Santa. Hace tres días Jesús fue aclamado Rey cuando entraba en Jerusalén. El viernes va a ser crucificado. Va a preguntar a sus acusadores (Mateo 26:55) por qué no tuvieron valor para detenerle en público cuando enseñaba diariamente en el templo.
    Entendamos que se trata del patio del templo, no un edificio con techo. Aquí se congrega la gente como en la plaza de un pueblo en un día festivo. Hay varios partidos – Los fariseos (“fundamentalistas”), los saduceos (que usan la religión para ventaja propia), los herodianos (también aprovechaban una mezcla de política y religión). Un gran mogollón donde puedes encontrar a cualquier persona, sobre todo en la fiesta de la pascua que se celebra esta semana.
    En esta ocasión todos parecen tener un mismo objetivo: desprestigiar al forastero que viene de Galilea y arrebatarle su público. A veces por sernos tan familiar no nos damos cuenta del drama que hay en el evangelio. Cuando en Mateo 22:15 dice que querían sorprenderle, Lucas añade que se trataba de espías que fingían ser personas sinceras (Lucas 20:20). Cuando leemos este capítulo entero nos damos cuenta de la absoluta falta de sinceridad, que hay más politiqueo que otra cosa.
    En vez de perder prestigio Jesús va ganando (v 33) y acaba tomando la iniciativa. Al final (v 46) nadie se atreve a hacerle más preguntas. ¿Por qué gana? ¿Por qué ni los religiosos ni los romanos ni los renegados pudieron arrebatarle su autoridad? ¿Por qué todos los enemigos juntos en nuestro tiempo no pueden parar el avance de la fe cristiana? Porque en Jesús tenemos la verdad.

¿Sufro alguna tentación de actuar con falsedad como los enemigos de Jesús?

jueves, 21 de octubre de 2010

La boca de los niños

Vitaminas (Lectura mínima)            Mt 21:15-16
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En los dos versículos de la lectura mínima de hoy vemos dos clases de oyentes: los muchachos (inocentes) y los escribas y principales sacerdotes (astutos).
Jesús acaba de hacer limpieza en la casa de su Padre en una escena que creo que nos gusta a todos. Vuelca las mesas de los vendedores, suelta los pájaros (según la película), y reclama el templo como casa de oración y que deje de ser cueva de ladrones. Habiendo establecido su autoridad, sana a los ciegos y cojos que acuden.
Para colmo, a los niños les da por aclamarle a Jesús rey del pueblo como acaban de escuchar a los discípulos que han traído al Señor a Jerusalén como rey.
Según los líderes, los niños se equivocan. Según Jesús están expresando en toda su inocencia la voluntad de Dios. La respuesta de Jesús es, ¿Nunca leísteis? Igual nos diría hoy, ¿Nunca leísteis lo que dije, Dejad a los niños que vengan a mí? Caemos en el mismo error que los principales sacerdotes, el error de no hacerle caso a la Palabra de Dios. Es necesario formar a los niños de nuestro barrio, usar nuestras casas para darles la Palabra de Dios.
¿ Estoy dispuesto a hacerme como un niño para alcanzar a los niños?

martes, 19 de octubre de 2010

Difícil de Entender

Vitaminas (Lectura mínima)            Mateo 20:20-28
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Santiago y Juan piensan que merece la pena seguir a Jesús. Están convencidos de que él va a ser el gran rey que espera Israel. Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le caerá. Naturalmente quieren aprovechar el hecho de formar parte del círculo de los más allegados. Para mayor efecto recurren también a su madre. Los tres se acercan, se inclinan delante de Jesús y expresan su petición. “Queremos ocupar los lugares de preferencia, uno a cada lado de Jesús en su reino.”
Es normal. ¿Quién no aspira a un ascenso? Lo que no es normal es lo que Jesús les recomienda. “El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo”.
Nadie que está al principio de la cola quiere ponerse al final. Pero es la fórmula que nos ofrece Jesús para ser los primeros. La cualidad que Jesús busca en sus discípulos es que sean como niños (Mt 11:25)
¿Por qué se enfadan los demás apóstoles con Santiago y Juan? Porque tienen la misma actitud, quieren ser los primeros. ¿Qué pasa hoy entre cristianos, que tiene que cambiar? Queremos ser como los grandes del mundo que se enseñorean (Mt 20:25). El camino de Jesús no es así.
¿ A quién puedo servir hoy, y en qué forma? ¿Qué planes tendré que cambiar para poder servir a los demás?

Otra vez los niños

Vitaminas (Lectura mínima)            Mateo 19:13-15
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Tenemos que hacer algo. Nosotros, los creyentes, hacer algo en nuestro pueblo, en nuestro propio barrio. Abrir una puerta a los niños hacia el reino de los cielos. No por costumbre, no por deber, sino por amor a los niños. Los niños son importantes para Dios. Hay que hacerlo hoy, porque mañana ya no serán niños.
Los propios discípulos de Jesús querían impedir que los niños fueran traídos a Jesús. ¿Cuando vemos a Jesús indignado? Cuando alguien se interpone entre los niños y él (Marcos  10:14).
Los niños no venían solos. Fueron traídos. Esto corresponde a los padres. Lo mismo que Jesús se había ganado la confianza de los mayores, tenemos que brillar en la sociedad con suficiente luz, de manera que los padres de los niños deseen nuestra bendición sobre sus hijos.

¿ Cómo puedo acercar a algún niño a Jesús?

¿Quién lo toma en serio?

Vitaminas (Lectura mínima)            Mateo 18:1-4
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Este texto de la Biblia tiene un problema. Es demasiado conocido. ¿Quién no sabe que hay que ser pequeño como un niño para ser grande en el reino de los cielos? ¿Y quién lo toma en serio?
Los niños tienen una ventaja, saben que son pequeños. A los mayores nos resulta más difícil. Según esta enseñanza de Jesús tenemos que hacer un esfuerzo, hacernos como niños. Lo que nos sucede muchas veces es que tenemos la actitud de los discípulos y decimos, “¿Quién es el mayor?” Satanás dice, “Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios” (Isaías 14:13). El seguidor de Cristo dice, “Me he comportado... como un niño” (Salmo 131:2).
En ningún momento dice Jesús que el deseo de ser grande es malo. Al contrario, Dios desea compartir su grandeza con nosotros. Pero nos equivocamos respecto al camino hacia la grandeza. Cuando no nos nombran para puestos de autoridad, podemos estar contentos porque nos están ayudando a perder importancia, a ser como niños, y a encaminarnos hacia la auténtica grandeza que da Dios.
A propósito, Mateo 18 entero es un plato excelente.
¿ Qué puedo hacer hoy para servir a los demás? ¿Qué planes para mi propia grandeza debo cambiar?

domingo, 17 de octubre de 2010

El aprendizaje



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     Cuando los 3 apóstoles suben con Jesús al monte alto van a tener una lección que les empactará por toda la vida (2 Pedro 1:18) La palabra aprended es uno de los más importantes en el Nuevo Testamento. Todo el que viene a Jesús ha de venir como un niño, y ha de progresar a través de un aprendizaje. El punto de arranque puede ser la total ignorancia. El punto final es llegar a ser como Jesús.
Hay maestros que no provocan un aprendizaje total en sus alumnos. Puede que no se den cuenta de la capacidad del discípulo o, peor, que no les importe. Es posible que no conozcan suficientemente los principios pedagógicos como para encender en el alumno el deseo de aprender. Es posible que el alumno no colabore. Hay maestros que sólo saben, “La letra por sangre entra”. Los que nos apuntamos a la escuela de Jesús tenemos el mejor Maestro. No se equivoca. Jesús nunca da deberes imposibles. A lo mejor dices, “Sí, pero los demás me hacen la vida imposible”. Si no fuera para tu bien, los demás no estarían allí. De eso se encarga Dios.
     En la escuela de Jesús no hay conocimiento teórico aislado. Si te toca aprender las tablas de multiplicación, es para usar en el mercado mañana. En tu lectura de la Biblia hoy hay algo que te alimentará para que seas más fuerte en la pelea.
La escuela de Jesús no se lleva a cabo en aulas. Tampoco se entrega al final un certificado de pergamino. Mira en Mateo 17:1-13 un ejemplo de las lecciones que daba Jesús. Algo inolvidable. Luego el fracaso de algunos de los discípulos en el 17:14-21 sirve de tremendo aprendizaje. No cometas el error de pensar que estás en desventaja al no tener a Jesús en carne y hueso. Los evangelios y los escritos de los apóstoles dejan claro que puedes igualmente captar la enseñanza. Mira ese libro que tienes, la Biblia entera. Todo lo que te queda de vida es para seguir aprendiendo porque él dice, aprended de mí. No busques otro maestro.

Al final de este día ¿qué habré aprendido?