Menú completo Mateo 17
Cuando los 3 apóstoles suben con Jesús al monte alto van a tener una lección que les empactará por toda la vida (2 Pedro 1:18) La palabra aprended es uno de los más importantes en el Nuevo Testamento. Todo el que viene a Jesús ha de venir como un niño, y ha de progresar a través de un aprendizaje. El punto de arranque puede ser la total ignorancia. El punto final es llegar a ser como Jesús.
Hay maestros que no provocan un aprendizaje total en sus alumnos. Puede que no se den cuenta de la capacidad del discípulo o, peor, que no les importe. Es posible que no conozcan suficientemente los principios pedagógicos como para encender en el alumno el deseo de aprender. Es posible que el alumno no colabore. Hay maestros que sólo saben, “La letra por sangre entra”. Los que nos apuntamos a la escuela de Jesús tenemos el mejor Maestro. No se equivoca. Jesús nunca da deberes imposibles. A lo mejor dices, “Sí, pero los demás me hacen la vida imposible”. Si no fuera para tu bien, los demás no estarían allí. De eso se encarga Dios.
En la escuela de Jesús no hay conocimiento teórico aislado. Si te toca aprender las tablas de multiplicación, es para usar en el mercado mañana. En tu lectura de la Biblia hoy hay algo que te alimentará para que seas más fuerte en la pelea.
La escuela de Jesús no se lleva a cabo en aulas. Tampoco se entrega al final un certificado de pergamino. Mira en Mateo 17:1-13 un ejemplo de las lecciones que daba Jesús. Algo inolvidable. Luego el fracaso de algunos de los discípulos en el 17:14-21 sirve de tremendo aprendizaje. No cometas el error de pensar que estás en desventaja al no tener a Jesús en carne y hueso. Los evangelios y los escritos de los apóstoles dejan claro que puedes igualmente captar la enseñanza. Mira ese libro que tienes, la Biblia entera. Todo lo que te queda de vida es para seguir aprendiendo porque él dice, aprended de mí. No busques otro maestro.
Al final de este día ¿qué habré aprendido?
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