miércoles, 8 de abril de 2020

Ahora sabemos lo que Pablo pretende (2 Corintios 7)


¿Has visto en este capítulo como Pablo está pendiente de la reacción de la iglesia en Corinto a sus intentos de corregir sus lagunas? No solamente 1) se ha enterado de sus muchos problemas y 2) se ha dirigido a enderezarlos, sino como buen maestro 3) va a evaluar su respuesta.

Lo que vemos es que, aunque todavía lucha con cierto rechazo (v 2), está contento. Hasta lleno de gozo (v 4). Recuerda como en el c 2 Pablo parte de Troas hacia Macedonia (un largo viaje) porque no ha dado con Tito, su mensajero con Corinto. Aquí vemos que se encuentran en Macedonia. Tito le informa que sí, que tiene seguidores fieles en Corinto (v 7). Me imagino a Pablo casi desplomándose de alivio. Veo difícil que una madre o un padre tuviese más amor por sus hijos que Pablo por sus hijos espirituales. Anteriormente les escribió con palabras muy duras (v 8) y le consta que ellos han vuelto a Dios (v 9). Termina diciendo, ¡Me alegro de poder confiar plenamente en vosotros! 

Este proceso tiene que ser practicado por todos los creyentes. La enseñanza y la amonestación son para hacer unos a otros (Colosenses 3:16). Sé que no lo hago lo suficiente. A veces me canso de intentar corregir a personas que cambian con lentitud. Pero tiene que ser mi anhelo que crezcan y mi alegría cuando se consigue.

A veces hay que entristecer, como reconoce Pablo en el v 8. Pero peor se sentiría de no haberlo hecho y dejarlos en su desobediencia.

En los siguientes capítulos veremos cómo se dirige a otro tema donde no se ve todavía cuál va a ser la reacción de los corintios. Eso lo verá él en persona. Van a ser muy interesantes los capítulos 8 y 9 de 2 Corintios.


7:1- Queridos hermanos, estas son las promesas que tenemos. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos ya sea el cuerpo o el espíritu. Y en el temor de Dios debemos consagrarnos completamente a él.

Gozo de Pablo por la actitud de los corintios

2- ¡Hacednos sitio en vuestro corazón! Con nadie hemos sido injustos, a nadie hemos hecho daño y a nadie hemos explotado. 3- No digo esto para criticaros, porque, como ya os dije antes, os llevo en mi corazón para vivir juntos y morir juntos. 4- Tengo mucha franqueza para hablaros y me siento muy orgulloso de vosotros. En medio de todo lo que sufrimos me encuentro muy animado y lleno de gozo.

5- Desde que llegamos a Macedonia no hemos tenido ningún descanso, sino que en todas partes hemos encontrado dificultades: luchas a nuestro alrededor y temores en nuestro interior. 6- Pero Dios, que anima a los desanimados, nos animó con la llegada de Tito, 7- y no solo con su llegada sino también con los ánimos que traía a causa vuestra. Nos habló de lo mucho que deseáis vernos y de vuestra tristeza y preocupación por mí. Todo ello aumentó mi alegría.

8- Aunque la carta que os escribí os entristeció, ahora no lo lamento. Si antes lo lamenté viendo que aquella carta os había entristecido por un poco de tiempo, 9- ahora me alegro, no por la tristeza que os causó, sino porque esa tristeza hizo que volvierais a Dios. Soportasteis la tristeza de una manera que agrada a Dios, así que no os hicimos ningún daño; 10- pues la tristeza que se soporta de manera agradable a Dios, conduce a una conversión que da por resultado la salvación, y no hay nada que lamentar. ¡La tristeza del mundo es la que produce muerte!

11- Vosotros soportasteis la tristeza, como a Dios agrada, ¡y ved ahora los resultados! Os hizo tomar en serio el asunto y defenderme. Os hizo enojar y también sentir miedo. Después deseasteis verme y os dispusisteis a castigar al culpable. Con todo lo cual habéis demostrado que nada tuvisteis que ver en ese asunto. 12- Así pues, cuando os escribí aquella carta no lo hice pensando en el ofensor ni en la persona ofendida, sino para que se viera delante de Dios vuestra preocupación por nosotros. 13- Y esto, para nosotros, ha sido un consuelo.

Sin embargo, mucho más que este consuelo que hemos recibido nos ha alegrado el ver que Tito está muy contento, pues todos le habéis dado nuevos ánimos. 14- Yo le había dicho a Tito que me sentía orgulloso de vosotros, y no he quedado mal. Al contrario, así como es verdad cuanto os hemos dicho a vosotros, también es verdad lo que le dijimos a Tito: que estamos orgullosos de vosotros. 15- Y el cariño que os tiene aumenta al recordar que todos le obedecisteis y le recibisteis con tan profundo respeto. 16- ¡Me alegro de poder confiar plenamente en vosotros!

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