Aperitivo (Lectura mínima) 1 Timoteo 1:18-19
Menú completo 1 Timoteo 1
Después que sale la flecha del arco, ya no se puede modificar su trayectoria. Nosotros somos lanzados como flechas de Dios. El punto de arranque es nuestra conversión. Cuando Pablo todavía no había recobrado la vista, ni se había bautizado, Dios dijo, instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel (Hechos 9:15). Luego se dio cuenta que Dios ya le tenía la carrera determinada desde el vientre de su madre (Gálatas 1:15). Llegó un momento también cuando esto fue reconocido por la iglesia (Hechos 13:2).
Timoteo tuvo un momento también cuando fue disparado como flecha. Se hicieron profecías respecto a su ministerio (1 Tim 1:18). Posiblemente eso fue cuando Pablo le sacó de su iglesia (Hechos 16). Los presbíteros de la iglesia le impusieron las manos y él recibió un don de Dios (1 Tim 4:14). Ese momento todavía le es válido. También lo que han dicho acerca de ti es válido. Tienes que avivar el fuego de ese don (2 Tim 1:6). Tienes que militar la buena milicia por medio de esas profecías originales (1 Tim 1:18).
Ahora ha sido enviado a la gran ciudad de Éfeso para que la iglesia tenga buena doctrina (1:3). En algunos círculos hemos hecho una innecesaria separación entre lo que es doctrina y lo que es la práctica. Esto es un error fatal. Doctrina significa enseñanza. La doctrina que Pablo manda a Timoteo enseñar tiene un propósito. Este propósito no es que tengan más conocimiento que otros. Esta enseñanza es válida únicamente si produce amor nacido de corazón limpio, de buena conciencia y fe no fingida (1:5).
Pablo contrasta la sana doctrina (1:10) con una serie de actividades injustas, que son el resultado de la mala enseñanza. La religión de estas personas se había convertido en palabrería. Daban más atención a las palabras que a la práctica.
¿Mi doctrina me lleva a practicar el amor?
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