jueves, 13 de enero de 2011

Es posible

Vitaminas (Lectura mínima)       Hechos 8:1-8
Menú completo                        Hechos 8
    Los primeros 7 capítulos de Los Hechos suceden en Jerusalén la ciudad donde Jesús murió. Se está viendo la contestación de la oración que él enseñó, “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”. Principalmente lo que esto significa es que el pueblo de Dios se mantiene fiel y puro. Siendo fieles en comunicar el evangelio se añadirán muchos al cuerpo de Cristo. Con pureza de corazón no les pueden hacer daño incluso matándolos.
    Ahora hay un cambio, que realmente son dos cambios importantes. Primero, salen de Jerusalén para conservar sus vidas. Segundo, estos grupos de creyentes ya no cuentan con la presencia de los apóstoles, que todavía tienen que realizar un trabajo en la capital (v 1). ¿Podrán mantener esa presencia celestial sin los 12 hombres principales? Si pasan esta prueba, sabremos que la Iglesia tiene la posibilidad de extenderse por toda la tierra mediante la obediencia a las Palabras de Jesús y el poder del Espíritu Santo. ¡Lo consiguen!
    Primero vemos que no hace falta Pedro para que la Palabra de Dios se predique con poder. Parece que todos van anunciando el evangelio (Hechos 8:4). Se forman muchas nuevas iglesias en las provincias alrededor de Jerusalén y el evangelio llega hasta el lejano país de Etiopía. Las señales del cielo se manifiestan bajo el ministerio de nuevos líderes: gozo, poder, vidas cambiadas.
    También vemos que no se forman iglesias independientes. Mientras los apóstoles viven son necesarios para establecer las iglesias con firmeza. Pedro y Juan se desplazan (v 14) y el mismo Espíritu Santo realiza su poderosa obra.
¿Es posible en nuestro tiempo experimentar la voluntad de Dios como en el cielo?

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