domingo, 19 de diciembre de 2010

Aprovechando un viaje

Texto de la semana      Juan 3:10-21
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Vimos al final de Juan 3 una transición. Hasta este momento la estrella popular es Juan el Bautista. Y sus seguidores se molestan al ver que tanta gente sigue a Jesús. Pero esta transición es exactamente lo que desea Juan. Mi gozo está completo. Es necesario que él crezca, y que yo disminuya (3:29, 30).
Como Jesús siempre tiene que estar pendiente de los jefes de los judíos, que le tienen declarada la guerra, vuelve de Judea a Galilea (4:3). La historia de la mujer de Samaria, que nos cuenta Juan con tanto detalle, tiene varios aspectos especialmente llamativos. ¿Puedes pensar en alguna otra persona a quien Jesús dice tan abiertamente, Soy el Mesías (v 26)? Jesús encuentra especial acogida entre gente sencilla. Esta mujer no rechaza a Jesús cuando él señala su pecado. Ella es de los que vienen a la luz (Juan 3:20, 21). Éste es de los pocos pueblos donde Jesús no encuentra oposición. Aquí no se monta una campaña en su contra, como en Nazaret y Capernaúm. Y toda esta receptividad, sin que Jesús practique ningún milagro, sino por la fuerza de sus palabras. Y pensar que los samaritanos no constituían la principal misión de Jesús. Simplemente está aprovechando un viaje que tiene que hacer. De tal manera amó Dios al mundo, incluyendo los samaritanos y tus vecinos.
En Juan 4 vemos el segundo milagro que nos presenta Juan, en el mismo pueblo que el primero, el del discípulo Natanael. La curación del hijo del noble sucede a unos 20 km. de distancia. Algunos piensan que la madre del niño curado es Juana, que luego sigue a Jesús a todas partes y con el uso de su patrimonio ayuda a cubrir gastos (Lucas 8:3).
¿Con quién puedo compartir cuando me desplazo?

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