Texto de la semana Juan 10:1-18
Llegados ya en nuestra lectura a los últimos meses de Jesús, vemos que la clasificación más importante de la humanidad la divide entre los que siguen a Jesús y los que no le siguen. Lo mismo sucede en el siglo 21. (Debo reconocer que mi primera reacción al pensar en los seguidores de Jesús en nuestro tiempo es, Qué pena que seamos tantos los que le seguimos a medias. Pero por eso estamos leyendo y comentando nuestra lectura entre amigos, para perfeccionar nuestro caminar.)
Jesús dice en Juan 8:12, el que me sigue no andará en tinieblas. ¿Te acuerdas de la presentación de Jesús en Juan 1, En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres? Todas las mañanas aprecio la importancia de la luz. Algunas veces salgo de casa en la oscuridad, camino por un olivar y luego por un camino de tierra hasta llegar al sitio donde trabajo. Cuando no llevo linterna me sirve la luz de la luna o de algún pueblo lejano. Cuando uno tiene que andar la luz es de suma importancia.
Necesitamos la luz para seguir, para dar pasos. La vida es tan variada, que es imposible guiarnos por un reglamento. Necesitamos un contacto personal con alguien que nos guíe. Ese alguien es nuestro Pastor. Las ovejas oyen su voz- y a sus ovejas llama por nombre y las saca (Juan 10:3). Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen (10:14). El pastor de ovejas, cada día tiene que determinar a dónde lleva el rebaño. Puede que los pastos de ayer se hayan acabado y hay que ir a un sitio nuevo. Las ovejas no tienen que preocuparse de nada, sólo de seguir al pastor. Es cierto que tenemos clara dirección para todo en la Palabra. Pero las experiencias cambian y por eso la necesidad de que Jesús nos guíe a cada uno mediante el Espíritu Santo.
¿Por dónde me lleva mi pastor hoy?
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