5-enero
Lucas 17:20-37
20 Habiéndole
preguntado los fariseos cuándo vendría el reino de Dios, Jesús les respondió, y
dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles,
21 ni dirán:
"¡Mirad, aquí está!" o: "¡Allí está!" Porque he aquí, el
reino de Dios entre vosotros está.
22 Y dijo a los
discípulos: Vendrán días cuando ansiaréis ver uno de los días del Hijo del
Hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán:
"¡Mirad allí! ¡Mirad aquí!" No vayáis, ni corráis tras ellos .
24 Porque como el
relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro
extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día.
25 Pero primero es
necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación.
26 Tal como
ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre.
27 Comían, bebían,
se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28 Fue lo mismo
que ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban,
construían;
29 pero el día en
que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a
todos.
30 Lo mismo
acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado.
31 En ese día, el
que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a llevárselos; y
de igual modo, el que esté en el campo no vuelva atrás.
32 Acordaos de la
mujer de Lot.
33 Todo el que
procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará.
34 Os digo que en
aquella noche estarán dos en una cama; uno será tomado y el otro será dejado.
35 Estarán dos
mujeres moliendo en el mismo lugar; una será tomada y la otra será dejada.
36 Dos estarán en
el campo; uno será tomado y el otro será dejado.
37 Respondiendo
ellos, le dijeron*: ¿Dónde, Señor? Y El les dijo: Donde esté el cuerpo, allí
también se juntarán los buitres.
Lucas 18:1-14
1 Y les refería
Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no
desfallecer,
2 diciendo: Había
en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno.
3 Y había en
aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo:
"Hazme justicia de mi adversario."
4 Por algún tiempo
él no quiso, pero después dijo para sí: "Aunque ni temo a Dios, ni respeto
a hombre alguno,
5 sin embargo,
porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir
continuamente me agote la paciencia."
6 Y el Señor dijo:
Escuchad lo que dijo* el juez injusto.
7 ¿Y no hará Dios
justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en
responderles?
8 Os digo que
pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará
fe en la tierra?
9 Refirió también
esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a
los demás:
10 Dos hombres
subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos.
11 El fariseo
puesto en pie, oraba para sí de esta manera: "Dios, te doy gracias porque
no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como
este recaudador de impuestos.
12 "Yo ayuno
dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano."
13 Pero el recaudador
de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos
al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, ten piedad de
mí, pecador."
14 Os digo que
éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se
ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.
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