sábado, 5 de enero de 2019

Venga tu reino


5-enero

Lucas 17:20-37
20  Habiéndole preguntado los fariseos cuándo vendría el reino de Dios, Jesús les respondió, y dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles,
21  ni dirán: "¡Mirad, aquí está!" o: "¡Allí está!" Porque he aquí, el reino de Dios entre vosotros está.
22  Y dijo a los discípulos: Vendrán días cuando ansiaréis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.
23  Y os dirán: "¡Mirad allí! ¡Mirad aquí!" No vayáis, ni corráis tras ellos .
24  Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día.
25  Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación.
26  Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre.
27  Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28  Fue lo mismo que ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían;
29  pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a todos.
30  Lo mismo acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado.
31  En ese día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a llevárselos; y de igual modo, el que esté en el campo no vuelva atrás.
32  Acordaos de la mujer de Lot.
33  Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará.
34  Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; uno será tomado y el otro será dejado.
35  Estarán dos mujeres moliendo en el mismo lugar; una será tomada y la otra será dejada.
36  Dos estarán en el campo; uno será tomado y el otro será dejado.
37  Respondiendo ellos, le dijeron*: ¿Dónde, Señor? Y El les dijo: Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres.

Lucas 18:1-14
1  Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer,
2  diciendo: Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno.
3  Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: "Hazme justicia de mi adversario."
4  Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: "Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno,
5  sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia."
6  Y el Señor dijo: Escuchad lo que dijo* el juez injusto.
7  ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?
8  Os digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?

9  Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás:
10  Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos.
11  El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: "Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos.
12  "Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano."
13  Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, ten piedad de mí, pecador."
14  Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.

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