jueves, 19 de febrero de 2009

La necesidad de discernimiento

Texto de la semana Hechos 1:8
Menú completo Hechos 8

Al escuchar a algunos creyentes lamentar su pobreza, da la impresión de que somos la gente pobre, seguidores de un Cristo pobre, hijo del Dios pobre. No podemos evangelizar porque somos pobres. No podemos ayudar a nadie porque somos pobres. No podemos hacer lo que hacen cristianos en otros países porque somos pobres. ¿Te acuerdas de lo que dijo Pedro al cojo? No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. Parece que no sufre complejo de pobre. Si hay crisis, es simplemente una oportunidad de demostrar el poder de Dios. ¿Te has fijado en lo que dice a Simón el mago que le ofrece un suculento donativo? Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero (Hechos 8:20). Pedro tiene el poder del Espíritu Santo, que es superior al poder económico. (No me interpretes mal. No he dicho que un cristiano no puede tener dinero. Pero sí quiero decir que su dinero nunca será un instrumento de poder, sino de servir. Y su ambición no será acumular más.)
Vemos en Hechos 8 gran lamentación (v 2) y gran regocijo (v 8). Naturalmente lloran a su mártir, pero el tono de su vida es alegría y sencillez. Participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón (2:46). Lo único que hemos leído sobre herencias y posesiones es cuando las venden para ayudar a los pobres. ¿Cómo sabe Pedro que el dinero de Simón es peligroso? Hay que discernir. Como vio el peligro de la ofrenda de Ananías, también ve que los motivos de Simón no son buenos.
Pedro ha recibido el poder del Espíritu Santo y por lo tanto no le atrae el poder del dinero. Dios no solamente provee para comida, sino también el transporte. Cuando es necesario, puede recurrir al teletransporte (Hechos 8:39). No hay que saber todas las fechas (1:7), ni del reino ni del ingreso. Sí hay que tener poder.
¿Estoy viendo lo ridículo de preocuparme por lo económico?

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