Texto de la semana – Hechos 13:1-3
Menú completo Hechos 16:1-17:15
En esta lectura tenemos tres lugares donde Pablo anuncia el evangelio: Filipos, Tesalónica y Berea. En cada lugar hay personas que reciben el evangelio y también fuerte oposición. Me hace pensar en las palabras de Jesús, En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo (Juan 16:33). En la cárcel en Filipos, Jesús ha vencido. Cuando los judíos en Tesalónica contratan a hombres perversos para alborotar la ciudad, Jesús ha vencido. Cuando en Berea les sorprenden los mismos agitadores que han hecho el largo viaje desde Tesalónica, también Jesús ha vencido. ¿Cómo se entiende una victoria que permite a los victoriosos ser azotados, encarcelados y tener que huir viendo a sus amigos maltratados? La respuesta está en las palabras de Jesús: Tendréis aflicción. Jesús experimentó aflicción y ganó. La Iglesia de Jesucristo no ha sido vencida, el imperio romano sí.
Pablo ha elegido por compañero a Timoteo, que resulta tan fiel, que hoy día “tener un Timoteo” significa tener un discípulo fiel, un hijo en la fe. En las muchas veces que este joven es nombrado, no hay mucha indicación de que fuera una estrella como Pablo. Lo que hay es constancia, fidelidad, lealtad. También un claro llamamiento y don de parte de Dios para cumplir (1 Tim 4:14 y 2 Tim 1:6). Hasta la muerte de Pablo estará disponible.
Una de las primeras cosas que ve Timoteo es el impulso que tiene Pablo. El mismo Espíritu de Jesús le para cuando se equivoca en sus planes (Hechos 16:6, 7). Yo pido a Dios que mis discípulos vean en mí ese mismo empeño en cumplir con mi misión y esa misma atención a la voz de Dios. Y ese mismo corazón para contribuir a la preparación de la novia de Cristo.
¿Cuál es mi aflicción y mi victoria?
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