Texto de la semana Hechos 20:18-35
Menú completo Hechos 21:26-22:30
Pablo comenta en Romanos 9:2, tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón, ... por amor a mis hermanos, los que son mis parientes. Lo mismo que le produjo las lágrimas a Jesús (Lucas 13:34 y 19:41), le trae a Pablo dolor de corazón, A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (Juan 1:11). El pueblo de Dios rechaza a su Dios. ¡Qué sentido de frustración y de dolor cuando ves a alguien a quien quieres, desaprovechar la oportunidad que Dios le da para prepararse para ir al cielo. Toxicómanos, gente infeliz, parejas tan volcadas en el “placer” que queda fuera de su plan el tener hijos, gente que le sobra dinero y le falta la paz interior.
Hemos visto un montón de advertencias respecto a esta visita de Pablo a Jerusalén. El Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio de que me esperan prisiones y tribulaciones (20:23). Esto se repite en el 21:4 y 11. Pero Pablo va a Jerusalén y efectivamente le quieren matar (31, 36, 22:22). Si alguien ama al pueblo judío es Pablo. No merece este trato. ¡Qué presencia de ánimo! Nada más sentir los golpes y escuchar el odio, se levanta y trata de llevar a sus perseguidores el mensaje del evangelio (22:3). Utiliza el griego para convencer al tribuna romano y el hebreo para convencer a los judíos.
Y recordemos Pablo está fuera de su foro. Los que tienen la responsabilidad en Jerusalén son los apóstoles que están con Jacobo. Pero Pablo ya lo explicó – de ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios (20:24)
¿Sería posible cumplir con el ministerio que Dios nos dio, y vivir en comodidad?
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