viernes, 6 de mayo de 2011

Hay que ir armados

Aperitivo                                       1 Pedro 4:1-4
Menú completo                             1 Pedro 4 y 5

    Pedro era un hombre previsto. Cuando se encontraban con los enemigos que querían llevarse a Jesús, él llevaba una espada. Ahora nos enseña a ir armados también. Pero ¿qué clase de armas son estas? Parece que Pedro ha cambiado de estilo. Ahora nos habla de armarnos con un pensamiento. ¿Van a ser armas sicológicas? Hay personas que han aprendido a dominar mediante una manipulación mental. Prestemos atención. Quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado (1 Pedro 4:1). La ventaja que tenía Jesús en su sacrificio en la cruz era que su cuerpo, su carne, valía para pagar por nuestros pecados. Tenemos que aprender a aprovechar el valor de nuestros cuerpos también. En ningún sentido es comparable nuestro sufrimiento con el de Cristo, pero la mentalidad que nos quiere impartir Pedro es que el cuerpo puede ser un instrumento para beneficiar el alma. Si nuestra meta no es más que beneficiar el cuerpo, entonces sufre el alma. No hemos de vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las pasiones humanas (v 2). No comprendo del todo en qué manera el padecimiento en la carne puede terminar con el pecado, pero sí puedo armarme con esa mentalidad.
    Me acuerdo que Jesús sudaba como gotas de sangre cuando oraba (Lucas 22:24). El cuerpo sufría. A mí, que me gusta acostarme pronto cada noche, me produce cierto “sufrimiento de la carne” participar en una vigilia de oración, pero quiero hacerlo. Porque así estoy armándome con la mentalidad de que el cuerpo puede servir de leña para dar calor al alma. Con esta actitud me gozaré (4:13)  cuando me toque participar de los padecimientos de Cristo. El que tiene cuidado de mí es Dios (5:7).
¿Qué tal ando de armas ofensivas?

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