domingo, 1 de mayo de 2011

Peso y pecado
Aperitivo                          Hebreos 12:1-10
Menú completo                Hebreos 11 y 12

    El autor ha presentado su caso. Ha demostrado que el plan de Dios para su pueblo en el Antiguo Testamento tenía fecha de caducidad. La sombra se convierte en sustancia con la venida y el sacrificio de Cristo. La ley nos lleva a la fe. Ahora, sin embargo, quiere que veamos que todos los que seguían a Dios de verdad en el Antiguo Testamento lo hacían por fe. Es decir, que a través de la historia, solo hay una manera de agradar a Dios, basando nuestra vida en su Palabra. Sin fe es imposible agradar a Dios (11:6).
    Puedes elegir el protagonista que más se asemeja a tu caso en Hebreos 11, hombre o mujer. Son unos 15 nombrados, mas anónimos. A mí me gusta como Sara consiguió concebir de uno ya casi muerto (11:12). Cuanto mayor la pérdida de fuerza humana, más oportunidad para que funcione el poder de Dios.
    Todos estos nos animan a despojarnos de peso y de pecado (12:1). Más todavía, nos anima aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar (12:3).
    Como el cuerpo humano no engorda de un día a otro, creo que el peso que nos estorba en nuestra batalla espiritual también se acumula paulatinamente. Pero, al contrario de la dieta sana para estar en forma que también ha de ser poco a poco, del peso espiritual nos podemos despojar con una decisión fulminante. El peso no es lo mismo que el pecado. Tus hermanos con los que te congregas (10:25) han de tomar medidas correctoras cuando pecas. El peso es algo que no te pueden prohibir, pero cuya presencia impide que corras. Puede ser una vida tranquila, negándote a participar en la lucha. Puede ser una casa de vacaciones, tiempo perdido en internet. Pero eso es algo que tú sabes mejor.
¿Estoy en forma?

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