Aperitivo (Lectura mínima) Santiago 1:16-23
Menú completo Santiago 1 y 2
¡Ojalá todos los esfuerzos que se hacen en peregrinajes a Santiago de Compostela y en el reconocimiento del santo se igualasen con esfuerzos por conocer la epístola que lleva su nombre. Algunos han enseñado que Santiago (el hermano de Jesús) no da importancia a la fe, sino a las obras. Sin embargo, para él la fe es el punto de arranque de todo. La fe ha de pasar por la prueba (1:3 ) y es la base (1:6) para enfrentar la vida con sabiduría. El curso de la fe desemboca en una persona especial. ¡Ojalá lleguemos a ser lo que él recomienda, hacedores de la Palabra (1:22)!
El mensaje de Santiago es para sus hermanos. Hermanos míos, gozaos profundamente (1:2). Esto suena muy bien, y cuando seguimos leyendo suena incluso mejor. El motivo de nuestro gozo es cuando nos hallamos en diversas pruebas. Al final seremos perfectos y cabales, sin que nos falte nada. Buen camino ¿no?
Hermanos míos, no erréis (1:16). Este peligro de error se centra en pensar que puede haber algo bueno que no venga dado de Dios. Esto es fe pura. Ninguna cosa buena viene de nosotros. Todo se recibe de Dios.
Mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. Es decir, hablar menos, escuchar más y no enfadarse (1:19).
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesús sea sin acepción de personas (2:1). Claro, si todos somos hermanos, no va a haber algunos “mas hermanos que otros”. Sobre todo por diferencias económicas.
Hermanos míos, oíd (2:5). Un secreto muy importante.
Hermanos míos ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? (2:14). Nos enseña a ser amigos de Dios.
¿Quiero emprender el camino de los hermanos de Santiago?
No hay comentarios:
Publicar un comentario