Aperitivo Hebreos 13:1,2
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¿Qué consejo final va a dar el autor de esta carta? Destaca la importancia del amor fraternal (13:1). Es un amor que produce cosas muy concretas como la hospitalidad. Los cristianos hebreos han sido buen ejemplo de amor (6:10). Se les conoce como personas que sirven a sus hermanos de buena gana. Pero cuando vemos a alguien que va bien, hay que seguir estimulándole. No es suficiente tener un círculo de testigos de antaño que nos ponen ejemplo, sino que nos tenemos que considerar unos a otros para estimularnos al amor y las buenas obras (10:23). El autor de Hebreos está haciendo eso. Hay personas que viajan, a las que hay que hospedar con brazos abiertos (13:2). Hay hermanos encarcelados por su fe, a los que hay que visitar.
Hemos leído cuánto agradecía Pablo la ayuda que recibía cuando estaba en la cárcel. Parece que el fiel ayudante de Pablo, Timoteo, pasó por esa experiencia también (13:23).
Se nos advierte contra la avaricia, además, con una buena definición. Sabemos que la avaricia es el afán de adquirir y atesorar riquezas. ¿Cómo podemos saber cuándo tenemos suficiente? Hebreos 13:5 nos da una buena respuesta diciendo con qué tenemos que estar contentos, y nos da una garantía para futura provisión.
Y no se olvida el autor de su tema. El altar que tenemos es mejor que el del tabernáculo de Moisés (v 13:10). Se le ve un hombre fascinado con la obra de Cristo en la cruz.
En los últimos años ha habido un movimiento promoviendo “Iglesias sencillas”, buscando cuál es el mínimo “equipaje” necesario para ser una iglesia que agrada al Señor. Hebreos 13 nos describe una iglesia así. Personas que aman y obedecen. Pastores que cuidan (v 17).
¿Me he complicado la vida demasiado?
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