Los nuestros
Menú completo Tito 3:9-15
A Pablo casi se le olvidó. Ya ha dado instrucciones sobre el movimiento de las distintas personas que conforman su equipo y está a punto de despedirse. Pero entonces piensa otra vez en la iglesia de la isla de Creta y es como si dijera, “Ah ¿qué te iba a decir? Hay un fruto que ellos tienen que producir, que todavía no he mencionado. Tiene que ver con los necesitados. Tito, que los nuestros no pierdan la oportunidad de ayudar en los casos de necesidad ¿para que nadie pase hambre? No, para que no queden sin dar fruto.
Como siempre, me cuesta entrar en la mentalidad del apóstol. En primer lugar, si le he entendido bien, “los nuestros” son esa iglesia llena de mentirosos y glotones. Son los nuestros porque han conocido la salvación de Dios mediante la sangre de Cristo. A los míos no los puedo abandonar, por difíciles que sean. En segundo lugar, no está pensando aprovecharse de ellos, ni tampoco en hacer una buena impresión para que la gente diga, “Por donde va Pablo, se nota que enseña buena doctrina”. En lo que está pensando es en el beneficio de los suyos. Quiere que tengan fruto para la eternidad. Esto es algo que cualquier creyente, por inmaduro que sea, puede aprovechar. Puede ocuparse en buenas obras.
Hay más cosas aquí para ocupar nuestra atención. Hay muchas conversaciones entre creyentes los domingos después del culto que creo que a Pablo le producirían frustración. Porque está intentando evitar cuestiones necias, con el fin de que toda palabra sirva para edificación. Hay personas que por medio de insinuaciones intentan causar divisiones. Éstas requieren un trato concreto (v 10). Todo esto necesita mucho discernimiento.
¿Algunos de los míos se parecen a los que Pablo llama “los nuestros”?
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