El atrevimiento de un falso profeta
En el c 27 vimos que Dios le manda a Jeremías caminar llevando yugos sobre el cuello para que cuando le vean se acuerden que el yugo que les impone Nabucodonosor viene de parte de Dios.
Ahora un profeta falso va a hablar sobre el mismo yugo pero con el mensaje opuesto, que suena muy bien, como en los días cuando Dios protegía a su pueblo: los yugos que ha puesto el enemigo del pueblo de Dios, el mismo Señor los va a romper, y lo enfatiza rompiendo el que lleva Jeremías. ¿Cuál de estos dos mensajes vamos a creer? ¿Cuál de los profetas presenta a un Dios que actúa de parte de su pueblo? Y Jeremías se retira, aparentemente humillado. La ley de Moisés sólo ofrece una manera de saber quién está dando un mensaje de parte de Dios: sus palabras se cumplen. Jeremías reaparece con un nuevo mensaje, que encontramos en el 28:13-17. ¡Cuidado con los predicadores que sólo anuncian cosas buenas!
Un mensaje realmente chocante
Los capítulos 29 y 30 podrían verse como resumen de todo el mensaje de Jeremías.
Sin previo aviso el mensaje del profeta suena a lo opuesto a lo que siempre ha escuchado el pueblo: tenéis que bendecir a vuestros enemigos. Y Jeremías ya no sólo habla en Jerusalén, sino que manda un mensaje por escrito a los que han sido llevados en cautividad a Babilonia.
Dios sí tiene un buen futuro para su pueblo, pero no es el momento. Encontramos estas palabras claves en Jeremías 29:10-14. Y ¿has visto la condición en el v 13? Es un mensaje para nosotros hoy.
El c 30 presenta la mano soberana de Dios. Debido a que nadie defiende a Israel (v 13), Dios mismo (vss 16-19) sale a su defensa.
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