viernes, 12 de junio de 2020

¿Qué clase de Dios tenemos? (Santiago 4)

Hay cosas difíciles de entender en este capítulo pero hay algunas cosas que sobresalen. Santiago quiere que sepamos cómo es el Dios a quién llamamos Padre.

1. A Dios le gusta que le pidamos. Se puede pedir bien y se puede pedir mal. Una petición muy recomendable es la que vimos en el c. 1, pedir sabiduría. (A propósito, Santiago tenía fama de ser un gran hombre de oración, pasando tanto tiempo de rodillas, que se las quedaba endurecidas como un camello.)
2. Dios se opone a los orgullosos pero favorece a los humildes.
3. Dios es enemigo de los que se dejan llevar por la corriente del mundo.
4. Dios se acerca a los que se acercan a él.
5. Dios es el único que puede juzgar.

También es un capítulo con unas cuantas instrucciones. ¿Cuál de éstas te cuesta más?
- Someteos a Dios
- Resistid al diablo
- Acercaos a Dios
- Limpiad las manos
- Purificad el corazón
- ¡Afligíos, llorad y lamentaos!
- Humillaos ante el Señor
- No habléis mal los unos de los otros

Con estas instrucciones ya sabemos muchas cosas. Al final Santiago, hablando típicamente sin rodeos, nos informa que si sabemos hacer el bien y no lo hacemos, estamos incurriendo en pecado. Hoy tendremos buenas ocasiones de hacer el bien.

La amistad con el mundo

4:1- ¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre vosotros? De los malos deseos que siempre están luchando en vuestro interior. 2- Queréis algo, y no lo obtenéis; matáis, sentís envidia de alguna cosa, y como no la podéis conseguir, lucháis y os hacéis la guerra.

No conseguís lo que queréis porque no se lo pedís a Dios; 3- y si se lo pedís, no lo recibís porque lo pedís mal, pues lo queréis para gastarlo en vuestros placeres. 4- ¡Oh, gente infiel!, ¿no sabéis que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios? Cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.

5- Por algo dice la Escritura: “Dios ama celosamente el espíritu que ha puesto dentro de nosotros.”  6- Pero Dios nos ayuda más con su bondad, pues la Escritura dice: “Dios se opone a los orgullosos, pero trata con bondad a los humildes”. 7- Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y este huirá de vosotros.

8- Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. ¡Limpiaos las manos, pecadores! ¡Purificad vuestro corazón, vosotros que queréis amar a Dios y al mundo a la vez! 9- ¡Afligíos, llorad y lamentaos! ¡Que vuestra risa se convierta en lágrimas y vuestra alegría en tristeza! 10- Humillaos ante el Señor y él os enaltecerá.

Del juzgar al prójimo

11- Hermanos, no habléis mal unos de otros. El que habla mal de su hermano o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas a la ley, te haces juez de ella en vez de obedecerla. 12- Solamente hay uno que ha dado la ley y al mismo tiempo es juez, y es aquel que puede salvar o condenar. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?

No hacer planes con orgullo

13- Ahora oíd esto, vosotros, los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y pasaremos allí un año haciendo negocios y ganando dinero”, 14- ¡y ni siquiera sabéis lo que será mañana de vuestra vida! Sois como una neblina que aparece por un momento y en seguida desaparece. 15- Lo que debéis decir es: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” 16- En cambio, insistís en hablar con orgullo; y todo orgullo de esa clase es malo. 17- El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

La lectura de la Palabra de Dios ha de llevarnos a la oración. Se me ocurre una buena petición para hoy, Padre, ayúdame a identificar el bien que puedo hacer, y fortaléceme para hacerlo.

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