miércoles, 10 de junio de 2020

Ojos de sabio (Santiago 2)

Hay un buen resumen de la epístola de Santiago en este video. A ver si puedes contestar estas preguntas después de ver el video.
1. ¿Cuál es el verdadero nombre de Santiago?
2. ¿Quién es su medio hermano?
3. ¿A quiénes va dirigida su epístola?
4. ¿Cuáles son 2 fuentes que influyeron en su mensaje?
5. ¿Cuáles son algunos temas del libro?

Muchas veces vemos a las personas de forma superficial. Lo que cuenta Santiago al comienzo de este capítulo casi parece una caricatura de cómo vemos a ciertas personas, y el efecto que tiene en nosotros. A veces, a los ricos se les ve como merecedores de atenciones especiales, y a los pobres se trata de esquivar. El sabio, sin embargo ve a dos personas creadas en imagen y semejanza de Dios, y las trata como tales. 

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El versículo 10 es un toque a la conciencia. Nos enseña cómo los ojos de sabio ven a Dios. Él no dice, "bueno, tienes menos pecados que el otro, así que puedes pasar". Con un solo pinchazo se revienta el globo y con una sola ofensa contra Dios se rompe la relación. El reino de Dios no se gana, se hereda (v 5). Necesitamos perdón y no perfección.
Hay una definición de "sabiduría", que nos puede ayudar. La sabiduría es ver las cosas desde el punto de vista de Dios. El versículo 5 nos dice cómo ve Dios a los pobres. Son escogidos. Pensándolo, casi se podría decir que los pobres tienen ventaja. Lo digo en serio. Como enseñó Jesús, es muy difícil que un rico entre en el reino de los cielos. El ser humano, cuando tiene poder y dinero, tiende a transferir su confianza a esas cosas. (reconociendo que al pobre le puede pasar lo mismo, amargándose por envidiar a los que tienen más) Ahora podemos entender mejor por qué en el primer capítulo leímos que el rico tenía estar satisfecho cuando Dios le humilla. Le está facilitando la entrada al reino de Dios. Eso es vista de sabios.

El ojo de sabio distingue entre fe verdadera y falsa. Y Santiago nos ayuda a desarrollar esta vista en los último párrafos de este capítulo.


Contra la discriminación

2:1- Hermanos míos, vosotros que creéis en nuestro glorioso Señor Jesucristo no debéis hacer diferencias entre unas personas y otras. 2,3- Supongamos que estáis reunidos, y que llega un rico con anillos de oro y ropa lujosa, y le atendéis bien y le decís: “Siéntate aquí, en el lugar de honor”; y que al mismo tiempo llega un pobre vestido de andrajos, y le decís: “Tú quédate allá, de pie; o siéntate ahí en el suelo”, 4- entonces estáis haciendo diferencias entre vosotros mismos y juzgando con mala intención.

5- Queridos hermanos míos, oíd esto: Dios ha escogido a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en fe y para que reciban como herencia el reino que él ha prometido a los que le aman. 6- Vosotros, en cambio, los humilláis. ¿Acaso no son los ricos quienes os explotan y quienes a rastras os llevan ante las autoridades? 7- ¿No son ellos quienes hablan mal del precioso nombre que fue invocado sobre vosotros? 8- Haréis bien si de veras cumplís la ley suprema, tal como dice la Escritura: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. 9- Pero si hacéis diferencias entre unas personas y otras, cometéis pecado y sois culpables ante la ley de Dios.

10- Porque si una persona obedece toda la ley, pero falla en un solo mandato, resulta culpable frente a todos los mandatos de la ley. 11- El mismo Dios que dijo: “No cometas adulterio”, dijo también: “No mates”. Así que, si uno no comete adulterio, pero mata, ya ha violado la ley. 12- Vosotros debéis hablar y portaros como quienes van a ser juzgados por la ley que nos trae libertad. 13- Pues los que no han tenido compasión de otros, sin compasión también serán juzgados; pero los que han tenido compasión, saldrán victoriosos en la hora del juicio.

La fe se demuestra con los hechos

14- Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarle esa fe? 15- Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida necesarias para el día; 16- si uno de vosotros les dice: “Que os vaya bien; abrigaos y comed cuanto queráis”, pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve? 17- Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta. 18- Tal vez alguien dirá: “Tú tienes fe y yo tengo hechos. Muéstrame tu fe sin hechos y yo te mostraré mi fe por mis hechos.”

19- Tú crees que hay un solo Dios, y en eso haces bien; pero también los demonios lo creen y tiemblan de miedo. 20- No seas tonto; reconoce que si la fe no va acompañada de hechos, es una fe inútil. 21- Dios aceptó como justo a Abraham, nuestro antepasado, por lo que hizo cuando ofreció en sacrificio a su hijo Isaac. 22- Y ya ves que, en el caso de Abraham, su fe se demostró con hechos, y que por sus hechos llegó a ser perfecta su fe. 23- Así se cumplió la Escritura que dice: “Abraham creyó a Dios, y por eso Dios le aceptó como justo”. Y Abraham fue llamado amigo de Dios.

24- Ya veis, pues, que Dios declara justo al hombre también por sus hechos, y no solamente por su fe. 25- Lo mismo pasó con Rahab, la prostituta: Dios la aceptó como justa por sus hechos, porque dio alojamiento a los mensajeros y los ayudó a salir por otro camino. 26- En resumen: así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe está muerta si no va acompañada de hechos.



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