En en comienzo del capítulo vuelve a nombrar a uno de sus pecadores favoritos: el hombre rico que ha explotado a los pobres. Este hombre tendrá su cosecha, y eso es un tema principal de Santiago 5. Todo produce su resultado. La frase "aquí en la tierra" (v 5) indica que los resultados serán más adelante, cuando venga el Señor (v 7). Es decir, que nuestra paciencia tiene que superar incluso la de Job. Porque el vio en vida la vindicación de su confianza en Dios. Nosotros, aunque el Señor sí va vindicando aquí en la tierra a sus fieles, poniéndolos como luz para los demás, sabemos que la auténtica cosecha va a ser después.
Como Elías, que demostró el poder de Dios en medio de una vida difícil, pero le vemos aparecer junto con Cristo después, en el Monte de Transfiguración. Elías es ejemplo de una de las actividades favoritas de Santiago, la oración. Muy humano, con sus flaquezas, sin embargo sale ganando.
Una curiosidad es el testigo contra los ricos, el moho. Han acumulado en vano.
Hagamos un repaso del final de este libro usando el video de resumen.
Advertencia a
los ricos
5:1-
¡Oíd esto, vosotros los ricos! ¡Llorad y gritad por las desgracias que vais a
sufrir! 2- Vuestras riquezas están podridas; vuestras ropas, comidas por la
polilla. 3- Vuestro oro y vuestra plata se han enmohecido, y ese moho será una
prueba contra vosotros y os destruirá como fuego. Habéis amontonado
riquezas en estos días, que son los últimos. 4- El jornal que no pagasteis a
los que trabajaron en vuestra cosecha está clamando contra vosotros; y el Señor
todopoderoso ha oído la reclamación de esos trabajadores. 5- Aquí en
la tierra habéis llevado una vida de lujo y placeres, engordando como ganado,
¡y ya llega el día de la matanza! 6- Habéis condenado y matado a los
inocentes sin que ellos opusieran resistencia.
El ejercicio de
la paciencia
7-
Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta que el Señor venga. El campesino que
espera recoger la preciosa cosecha tiene que aguardar con paciencia las
temporadas de lluvia. 8- Vosotros también tened paciencia y
manteneos firmes, porque muy pronto regresará el Señor.
9-
Hermanos, no os quejéis unos de otros, para que no seáis juzgados, pues Dios,
que es el Juez, está ya a la puerta. 10- Hermanos míos, tomad como
ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del
Señor. 11- Pues nosotros consideramos felices a quienes soportaron con
fortaleza el sufrimiento. Habéis oído cómo soportó Job sus sufrimientos, y
sabéis de qué modo le trató al fin el Señor, porque el Señor es muy
misericordioso y compasivo. 12- Sobre todo, hermanos míos, no
juréis: ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa. Cuando
digáis “Sí”, que sea sí; y cuando digáis “No”, que sea no. Así Dios no os
condenará.
La oración
13-
Si alguno de vosotros está afligido, que ore. Si alguno está contento, que
cante alabanzas. 14- Si alguno está enfermo, que llame a los ancianos de
la iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor le apliquen aceite. 15- Y cuando oréis con fe, el enfermo sanará
y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. 16-
Por eso, confesaos unos a otros vuestros pecados y orad unos por otros para ser
sanados. La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder. 17-
El profeta Elías era un hombre como nosotros, y cuando oró con fervor pidiendo
que no lloviera dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio. 18-
Después, cuando oró otra vez, volvió a llover y la tierra dio su
cosecha.
La conversión
del pecador
19-
Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro le hace
volver, 20- sabed que quien hace volver al pecador de su mal camino le salva
de la muerte y hace que muchos pecados sean perdonados.
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