Un trabajo doloroso que se ve obligado a hacer es la defensa de su ministerio. Es tan fácil olvidar a quiénes nos han iniciado en los primeros pasos porque luego vienen otros que son especialistas en en imagen, y tratan de hacer desaparecer a los apóstoles con fines no honrados. Pablo empieza este capítulo con un argumento insuperable: ¿cómo puedo demostrar que soy el maestro arquitecto? Pues, vosotros. Hermanos de Corinto, ¿no os dais cuenta que la existencia de esa iglesia se debe a la obra que realicé (v 2)? Esto es un eco de lo que ya dijo en 1 Corintios 9:1, vosotros mismos sois el resultado de mi trabajo en la obra del Señor. No existiría la iglesia de Corinto de no haber sido por esos 2 años que él pasó allí (Hechos 18:1-11).
Dios tiene una labor para cada persona. Esa labor la haremos con esmero y con éxito si
- sabemos que Dios nos ha llamado,
- nos dedicamos plenamente a ello,
- lo hacemos con amor, esforzándonos en la oración y en el servicio a los demás con la visión de lo que Dios quiere producir en los demás mediante este servicio.
Vemos por ejemplo la diferencia entre obrar en el Espíritu de Dios y basarse nada más en una serie de reglas. Vemos la importancia de tener una relación personal con Dios. Como pone aquí en el v 18, vamos transformándonos con el fin también de transformar a otros.
Entonces podremos sentirnos confiados y capacitados como Pablo en en los vss 4-6. Puedes empezar haciéndote la pregunta ¿a quién ha puesto Dios en mi vida para que yo contribuya a su desarrollo espiritual? ¿Qué metas tengo para estas personas? ¿Son las metas típicas de la sociedad, o se basan en los planes y los valores de Dios? Hoy día se habla del "apostolado" de cada uno, sobre todo en círculos católicos. Se entiende la "vocación" de cada uno. Y es cierto que Dios ha extendido su llamada a cada uno y nos ha dado un encargo. Lo que pasa es que muchos tienen una idea muy vaga de ese propósito que Dios tiene para sus vidas. Si pasamos tiempo en esta carta de Pablo conseguiremos nociones importantes de lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas.
2. El servicio
apostólico
Servidores
del nuevo pacto
3:1- Cuando decimos esto,
¿os parece que estamos empezando de nuevo a alabarnos? ¿O acaso tendremos que
presentarnos ante vosotros con cartas de recomendación, como hacen algunos, o
incluso pedíroslas a vosotros? 2- Vosotros sois la única carta de recomendación
que necesitamos; una carta escrita en nuestro corazón, la cual todos conocen y
pueden leer. 3- Y se ve claramente que sois una carta escrita por Cristo mismo
y :1entregada por nosotros; una carta escrita no con tinta, sino con el Espíritu
del Dios viviente; una carta no grabada en tablas de piedra, sino en corazones
humanos.
4- Confiados en Dios por
medio de Cristo, nos sentimos seguros de esto. 5- No es que nosotros mismos
estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo
cuanto podemos hacer viene de Dios, 6- pues él nos ha capacitado para ser
servidores de un nuevo pacto, no escrito sino espiritual. La ley escrita condena a
muerte, pero el Espíritu de Dios da vida.
7- Esta ley, grabada en letras sobre
tablas de piedra, vino con tal resplandor que los israelitas ni siquiera podían
mirar la cara de Moisés a causa de su intenso brillo. Sin embargo, aquel
resplandor había de terminar por apagarse. Y si esa ley que condena a muerte
fue promulgada con tanta gloria, 8- ¡cuánta más será la gloria del anuncio de
un nuevo pacto fundado en el Espíritu! 9- Es decir, que si fue tan gloriosa la
promulgación de una ley que sirvió para condenarnos, ¡cuánto más glorioso será
el anuncio de que Dios nos hace justos! 10- Porque la gloria anterior ya no es
nada en comparación con esto, que es mucho más glorioso. 11- Y si fue glorioso
lo que había de terminar por apagarse, mucho más glorioso será lo que permanece
para siempre.
12- Precisamente porque
tenemos esta esperanza, hablamos con toda libertad. 13- No hacemos como Moisés,
que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran que aquel
resplandor se iba apagando. 14- Pero ellos no lo entendieron así, y todavía
ahora, cuando leen el antiguo pacto, ese mismo velo les impide entender, pues
no les ha sido quitado, porque solo se quita por medio de Cristo. 15- Hasta el
día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, un velo cubre su entendimiento. 16-
Solo cuando una persona se vuelve al Señor se le quita el velo.
17- Porque el Señor es el
Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18- Por eso,
todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que
refleja la gloria del Señor; y vamos transformándonos en su misma imagen porque
cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el
Espíritu.
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