En esta segunda carta a los corintios vamos a conocer a un Pablo que toma muy en serio su responsabilidad hacia los que están bajo su cuidado. Cada decisión que toma, la pesa a la luz de los posibles efectos que pueda tener en los creyentes.
Al comienzo le vemos considerando qué será la mejor forma de tratar alguna de las muchas desobediencias que encuentra en la iglesia. Toma en cuenta el nivel de rebeldía, el progreso que se está viendo y el efecto que tendrán varios tratamientos. ¿Qué te parece sus psicología?
Una de las situaciones que explica aquí es lo que pasó con su plan de visitarlos para enderezar una serie de asuntos donde ellos se han equivocado. Desde Éfeso, donde se encuentra con muchos problemas también (1 Corintios 16:5-8) se propone hacer el arduo viaje hasta Corinto. Pero, pensándolo, Pablo cambia de opinión. Aplaza ese viaje, no por pereza, o porque él sea como algunos políticos, que lo que dicen hoy, lo cambian mañana. Es por consideración hacia ellos. Se está imaginando el susto que se llevarán cuando él aparezca. Y le invade un sentimiento que ya expresó en 1 Corintios 4:21. Empieza a imaginar el dolor que sentirán viéndole obligado a tomar medidas tan drásticas. Y para que vean que no está hablando a la ligera, pone a Dios por testigo (2 Corintios 1:23). Y esto después de la explicación detallada (2 Corintios 1:15-18)
No olvidemos que Corinto es una sóla de unas cuantas iglesias por las que él siente responsabilidad como apóstol a los Gentiles. Podemos aplicar este ejemplo de preocupación por los demás a cualquier relación donde Dios nos ha dado responsabilidad: personas que necesitan conocer el Evangelio (2 Corintios 5:11), o nuestros propios hijos y nietos. Los padres podemos aprender mucho con el ejemplo de Pablo acerca de cómo dedicarnos a nuestros hijos.
INTRODUCCIÓN
Saludo
1:1- Pablo, apóstol de Cristo
Jesús por la voluntad de Dios, junto con el hermano Timoteo, a la iglesia de
Dios que está en la ciudad de Corinto y a todo el pueblo santo en toda la
región de Acaya. 2- Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su
gracia y su paz sobre vosotros.
Acción
de gracias
3- Alabemos al Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que tiene compasión de
nosotros y el Dios que siempre nos consuela. 4- Él nos consuela en todos
nuestros sufrimientos, para que también nosotros podamos consolar a los que sufren,
dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado. 5- Porque así como los
sufrimientos de Cristo se desbordan sobre nosotros y nosotros sufrimos con él,
así también por medio de Cristo se desborda nuestro consuelo.
6- Pues si nosotros
sufrimos es para que vosotros tengáis consuelo y salvación; y si Dios nos
consuela es también para que vosotros tengáis consuelo y podáis soportar con
fortaleza los mismos sufrimientos que nosotros padecemos. 7-
Tenemos una esperanza
firme respecto de vosotros, porque nos consta que, así como tenéis parte en los
sufrimientos, también tenéis parte en el consuelo que viene de Dios.
8- Hermanos, queremos
recordaros cuántas dificultades encontramos en la provincia de Asia. Fue una
prueba tan dura que ya no podíamos resistir más, y hasta perdimos la esperanza
de salir con vida. 9- Nos sentíamos como condenados a muerte. Pero esto sirvió
para enseñarnos a no confiar en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a
los muertos. 10- Dios nos libró y nos librará de tan gran peligro de muerte; y
confiamos en que seguirá librándonos, 11- si vosotros nos ayudáis orando por
nosotros. Si muchos oran por nosotros, muchos también darán gracias a Dios por
las bendiciones que de él recibimos.
I. DEFENSA DE PABLO
1. La actitud de Pablo
Por
qué no fue Pablo a Corinto
12- Tenemos un motivo de
orgullo: que la conciencia nos dice que nos hemos portado limpia y sinceramente
en este mundo, y especialmente entre vosotros. Esto no se debe a nuestra propia
sabiduría, sino a que Dios, en su bondad, nos ha ayudado a vivir así. 13- En
nuestras cartas no escribimos nada que no podáis leer y entender. Y espero que
lleguéis a entender perfectamente, 14- como ya lo habéis entendido en parte,
que cuando regrese nuestro Señor Jesús os sentiréis orgullosos de nosotros,
como también nosotros nos sentiremos orgullosos de vosotros.
15- Confiando en esto, yo
había pensado ir primero a veros y haceros así el regalo de visitaros dos
veces: 16- pensaba visitaros primero al pasar camino de Macedonia, y después,
al regresar, visitaros otra vez. Así podríais ayudarme luego a seguir mi viaje
a Judea. 17- ¿Será que cuando decidí hacer esto no lo pensé seriamente? ¿O
creéis que yo hago mis planes con doblez, diciendo “sí” cuando es “no” y “no”
cuando es “sí”? 18- Dios es testigo de que no os decimos “sí” y “no” al mismo
tiempo.
19- Porque Cristo Jesús,
el Hijo de Dios, a quien Silvano, Timoteo y yo predicamos entre vosotros, no es
“sí” y “no” al mismo tiempo. Cristo es el “sí” de Dios, 20- pues en él se
cumplen todas las promesas de Dios. Por eso, cuando alabamos a Dios decimos
“Amén” por medio de Cristo Jesús. 21- Y Dios es quien a nosotros y a vosotros
nos ha afirmado al unirnos a Cristo, y nos ha consagrado. 22- Nos ha marcado
con su sello y ha puesto en nuestro corazón el Espíritu Santo como garantía de
lo que vamos a recibir.
23- Pero si todavía no he
ido a Corinto, como pensaba hacer, pongo a Dios por testigo de que ha sido por
consideración a vosotros. 24- No es que queramos imponeros lo que tenéis que
creer, pues ya estáis firmes en vuestra fe; lo que queremos es colaborar con
vosotros para que tengáis alegría.
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