lunes, 21 de marzo de 2011

Un potingue mortífero

Aperitivo                   Gálatas 5:18-25
Menú completo         Gálatas 5

    ¿Has visto alguna película donde se envenena la bebida? Hay un momento de suspense. ¿Se dará cuenta o no, de que algo ha sido añadido a su copa? El veneno mas eficaz es el que no se sospecha. Apuras la bebida porque piensas que te va a satisfacer.
    Los resultados de lo que están bebiendo los gálatas son insospechados. La copa que ofrecen los falsos maestros se llama La Ley. Su esencia es el mérito personal en sustitución de la gracia de Dios. Pero el esfuerzo humano sólo es capaz de producir obras humanas, carnales. Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. Sí, todas estas cosas pueden suceder en la “iglesia”. Cuando dejamos de confiar solamente en Cristo y pensamos que hemos ganado terreno nosotros, estamos bebiendo de la copa de la muerte.
    Esta epístola contrasta la carne y el Espíritu. Para que se nos abra el apetito por las cosas del Espíritu, Pablo nos relata su fruto: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. ¡Qué diferencia! Lo que nos está diciendo es que si bebemos de la copa del mérito personal, se nos quitan las defensas en contra de la práctica del pecado. No se trata de meras “diferencias teológicas”, sino de estar conectados o no al poder y la santidad de Dios. En vez de dejarnos matar por este veneno, hay que volver al contraataque y experimentar la crucifixión de nuestra carne (v 24). ¡Cuidado! No te puedes autocrucificar. Eso sería otra obra de la carne. Lo hemos visto en el 2:20, con Cristo estoy juntamente crucificado. Acepta y disfruta.
¿Me conformo con tener sólo lo que viene de Dios?

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