martes, 22 de marzo de 2011

Cosas muy prácticas

Aperitivo                   Gálatas 6:1,2
Menú completo         Gálatas 6

    ¡Pablo, gracias por no olvidarte de este tema! Mejor dicho, Señor, gracias por haber guiado a Pablo a poner esta enseñanza al comienzo de Gálatas 6. Hasta ahora hemos visto el peligro de depender de uno mismo para satisfacer los requisitos de Dios. Tenemos que depender únicamente del Espíritu de Dios. Pero si esta verdad se entiende mal, podríamos vernos como cristianos totalmente independientes el uno del otro. “Como yo estoy conectado directamente con Dios, ya no te necesito a ti para que me instruyas o me corrijas.”
    Pero la verdad es que somos un cuerpo totalmente interconectado, o para bien o para mal. Puede que unos contaminen a otros. Un poco de levadura fermenta toda la masa (5:9). Por otro lado, la relación entre creyentes puede ser un medio que beneficie a todo el cuerpo y a cada miembro en particular. Existen hermanos más maduros, cuya responsabilidad es restaurar a los que caen. Se trata de un principio pedagógico básico, la corrección de errores. Por muy bien que hayamos captado teóricamente la enseñanza sobre el peligro de dejarse esclavizar por la ley, siendo humanos, tropezaremos en algún punto.     
    ¡Qué alivio saber que eso es normal! Y ¡qué alivio saber que hay hermanos con la suficiente espiritualidad para no criticarnos cuando caemos, sino que proceden a restablecernos en la gracia de Dios. Aunque cada uno rendirá cuentas por su propia obra (v 5), Dios ha dispuesto que haya hermanos que nos ayudan a realizar esa obra.
    Todo es por la cruz de Cristo (v 14). Allí es donde él abrió la puerta para que estemos conectados con el cielo.
¿He aprendido a gloriarme solamente en la cruz?

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