Texto de la semana Romanos 5:1-5
Menú completo Romanos 8
Una cosa chocante cuando hablo con la gente es escuchar a ciertas personas quejarse de Dios. No es que Dios no exista para ellos, sino que no tenía que haber permitido esto y aquello. Algunas de las cosas que nombran se encuentran al final de Romanos 8. Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada. Pero ninguna de estas cosas es considerada motivo por pensar que Dios se haya olvidado de nosotros. Al contrario, Estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Vuelvo a pensar en las palabras de Jesús, En el mundo tendréis aflicción pero confiad, yo he vencido al mundo (Juan 16:33). Nos equivocamos si quitamos importancia a los dos aspectos de esta verdad. Es cierto que Jesús ha vencido y es cierto que nuestra existencia sucede en medio de tribulaciones.
Viajamos en medio de un elemento hostil. Vivimos el conflicto entre el mundo y la iglesia. Jesús gana porque si le matan, resucita. Vivimos también el conflicto interior que describe Pablo en Romanos 7, y cuya victoria celebra en Romanos 8. En ambos conflictos la clave de la victoria está en la resurrección de Jesús. Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros (8:11). Si no puedes aprender de memoria este capítulo, por lo menos graba en tu mente este texto.
Es normal que el mundo no nos comprenda. Lo malo sería que nosotros no comprendiéramos la grandeza del poder que actúa en nosotros.
¿Estoy aprovechando mi vehículo blindado?
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