Texto de la semana Romanos 5:1-5
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En la costa del Pacífico del Canadá hay viajes de crucero que te llevan hasta Alaska. Recorres los mismos lugares por donde fueron los antiguos descubridores y pioneros. La diferencia es que ellos se jugaban el pellejo con el fin de abrir un nuevo territorio. Para los turistas no hay ni riesgo ni rendimiento. Cuando viajamos por el libro de Romanos podemos ir de meros observadores o podemos ir abriendo nuevo territorio en nuestras vidas para experimentar esa renovación del entendimiento (Romanos 12:2).
Cuando Pablo dice, "eres inexcusable" (2:1), puedes pensar “ellos” o puedes pensar “yo”. Si dices “yo”, estás haciendo un viaje de explorador. Si dices “ellos”, vas de turista. Se nos introduce aquí en las aguas de la ira de Dios. Cuando Dios quiere abrir camino para la humanidad hacia él, hay una barrera que parece infranqueable. Esta barrera se presenta en dos maneras: Primero tenemos la gente mala, que practica toda clase de cosas que a Dios no le gustan. En segundo lugar tenemos la “gente buena” que se considera mejor que los demás y mantiene una actitud de superioridad, pero son incapaces de producir ningún fruto que a Dios le agrade. La humanidad entera está en condición de náufragos. La conclusión de Pablo, hemos demostrado que todos, tanto judíos como gentiles, están bajo el pecado (3:9).
¿Quiénes son, entonces, los que van a recibir vida eterna (2:7)? La respuesta nos sorprende a los muy evangélicos. Son los que perseveran en hacer el bien. Si no hay quien haga lo bueno (3:12) ¿cómo se puede perseverar en hacer el bien? Lo que encontraremos en este libro es que hay personas dispuestas a que Dios produzca profundos cambios en su vida. Se trata de una experiencia revolucionaria, que experimentó Martín Lutero, y que puedes experimentar también.
¿Soy pionero o turista?
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