En uno de los relatos de Narnia, de C. S. Lewis (una especie de parábola cristiana), los niños protagonistas van a hacer un impresionante viaje por los aires. Van a experimentar un poder que nunca han conocido. Pero el inicio de ese viaje pasa por el salto desde un precipicio. Parece peligroso pero no lo es porque el poder de Aslan (que representa a Cristo), toma efecto, nada mas pisar el aire. Existe una ley que es superior a la ley de la gravedad. Pero no experimentarán ese poder mientras pisan tierra. Se trata de un salto de fe.
En este capítulo (Marcos 9), cuando bajan del monte de transfiguración, escuchamos a Jesús una de sus promesas más impresionantes, Al que cree todo le es posible (v 23). El verbo está en presente, es posible. Suyo es el poder y el reino y la gloria. Todo poder le ha sido dado literalmente. Él está con nosotros. Preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies (1 Corintios 15:25).
La iglesia no está aprovechando su poder. Lo ha canjeado por un poder inferior. Las cosas no nos son posibles porque usamos la crítica en vez del creer. En vez de arrimarnos al buen árbol que es Dios, buscamos la sombra del poder político, del poder económico y en nuestro corazón pensamos, Al que tiene millones, todo le es posible.
¿Estoy dispuesto a dar el salto?
Aquí tienes la lectura en voz alta, de Marcos 9
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