sábado, 29 de noviembre de 2008

Las cosas no son lo que parecen

A Jesús le quieren matar. Cuando no se encuentra arropado del público, tiene que esconderse de los jefes de los judíos. Y lo hace bien porque ellos tienen que recurrir a un traidor para poderle descubrir. Parece que todo el poder lo tienen ellos, y que Jesús es un simple fugitivo. Parece.
El mismo tesorero de su grupo, además de sisar del fondo común, ahora se va a enriquecer a costa de la traición de Maestro. Parece que Jesús es un perdedor por completo. ¡Parece!
Su discípulo más aventajado, el valiente Pedro, le va a abandonar. Parece que todos esos años de dedicación y de enseñanza van en saco roto.

Lo que realmente importa, los altos cargos y abundantes fondos lo tienen los enemigos de Jesús. 12:11 – prometieron darle dinero a Judas – Todo es posible con dinero. ¿Todo es posible? ¡Qué engaño! En el reino de Dios nada de importancia se hace con dinero. La única importancia que da Jesús al dinero es cuando se regala a los pobres.

En muchos países del mundo están matando a los auténticos cristianos. Son una especie en vías de extinción. ¡Qué engaño! Ignoran el poder de la resurrección. Ignoran que al que cree todo le es posible. Ningún pajarito cae sin que Dios lo sepa, y ningún mártir escapa del conocimiento del Señor.

Si tuviésemos más medios económicos, si fuéramos más reconocidos por los poderes, la iglesia tendría más éxito. ¡Qué engaño! Nuestro éxito no está en manos de políticos ni de filántropos.
Si alguna vez hubo una muerte anunciada, es la de Jesús, anuncio hecho por él mismo (Marcos 14:28). Y la nuestra también (Marcos 13:12). También el oscurecimiento del sol y de la luna y la caída de las estrellas (13:25). Entonces... el Hijo del Hombre vendrá con gran poder.
¿Tengo algún motivo de pesimismo?

Lectura de Marcos 13:


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