viernes, 6 de agosto de 2021

Un pueblo diferente


    En nuestra lectura de Levítico 16-18, recordemos que Dios está preparando un pueblo diferente de todos los demás. Esto será el resultado de haber llevado a cabo todo el reglamento que están recibiendo. 

    Vemos lo especial de este pueblo por una estadística: En 2021 las personas de raza judía forman el 0,2% de la población mundial pero han ganado el 20% de los premios Nobel, es decir, 100 veces más de lo que les corresponde. Apellidos como Freud, Einstein, Marx, son una muestra del nivel de su influencia. Incluso cuando no son judíos practicantes, tienen esa herencia, de la que habló Dios en Deuteronomio 4 - Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos tal como el SEÑOR mi Dios me ordenó, para que los cumpláis en medio de la tierra en que vais a entrar para poseerla. Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: "Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."  

    Familias unidas, un sacerdocio que los acercaba a Dios, normas muy estrictas de comportamiento, días de fiesta repartidos por el año para celebrar lo que Dios ha hecho por ellos (no para ir a la playa, aunque tampoco se prohíbe). 

    El día solemne de Yom Kippur (Levítico 16), Día del perdón o de expiación, es el único día cuando se entra en el lugar santísimo del tabernáculo. Y se limita a una persona, el sumo sacerdote, y con una actuación específica, llevando ropa sagrada mientras el pueblo ayuna (vss. 29-31). A pesar de todas las ofrendas de animales todos los días y en otros días señalados, el día más importante del año se dedica a tratar el tema del pecado del pueblo.

    Y Dios indicó la terminación de esta práctica cuando murió Jesús como sacrificio una vez por todas y se rajó el telón que separaba el lugar santísimo. El libro de Hebreos, en el 9:7-9, se refiere a este evento, recordando  que tenemos acceso continuo al trono de Dios (Hebreos 4:16).

    Los que creemos en Jesús somos ahora el pueblo de Dios, que incluye también judíos creyentes. Nuestra vocación es ser hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo (Filipenses 2:15). 

    Pensamiento para hoy: El plan de Dios es darse a conocer mediante un pueblo especial, en el que participamos tú y yo.

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